ABC
| Registro
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizABC
Blogs framework por Ignacio Gil y Rocio Gayarre

El material con el que se tejen los sueños

Khadim Mbodje (Senegal)

El material con el que se tejen los sueños
Ignacio Gil el

Hace pocos días hemos asistido atónitos a una masacre en la frontera de Melilla. Nos recuerda una realidad deshumanizada donde los derechos de las personas no se respetan. En el polo opuesto podemos conocer proyectos como el que han puesto en marcha la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) y el Ayuntamiento de Getafe el centro deportivo Alejandro Blanco, el primer polideportivo para refugiados del mundo con el que se quiere fomentar su desarrollo personal y facilitar su integración en la sociedad a través del deporte.

Kahdim es uno de sus primeros usuarios. Se entrena con mucha seriedad y esfuerzo. Le encanta correr a máxima velocidad y jugar al futbol. Es una parte importante de la construcción de su nueva vida. Solo lleva en España 8 meses. De su precario viaje a bordo de una patera apenas habla, pero podemos intuir que no fue fácil a la luz de las estadísticas. Cada año miles de personas cruzan el Mediterráneo desde las costas africanas. Según datos de Proyecto Migrantes Desaparecidos desde el 2014 que se han registrado datos, son más de 24.000 personas desaparecidas en esta travesía. Sabe que ha sido muy afortunado.

“Estamos hechos del mismo material del que se tejen los sueños” escribió Shakespeare. Khadim está tejido de sal y de sudor, de mar y de sol, de incertidumbre y de esperanza, de sacrificio y de perseverancia, de respeto y de valor. “Mi sueño desde muy pequeño era llegar a España, siempre pensé que era el lugar para mi”.

Nació en una familia muy grande, de gente buena, muy buena. “¡He tenido mucha suerte! Éramos muy felices en el mar, saliendo a faenar cada día, todos juntos en familia. Aprendí a hacer el trabajo bien de mis mayores. Me gustaba mucho, pero en mi cabeza había otros planes”. Terminó la secundaria, destacando especialmente en francés y árabe. “Quizás por eso no me ha resultado difícil aprender español”. Y, sobre todo, porque se esfuerza mucho. Aprovecha a fondo las oportunidades que le están brindando.

De sus padres aprendió el valor del trabajo y cómo comportarse con los demás. “Mi madre me decía que aunque los demás buscasen la riqueza y las cosas materiales, yo debía buscar a las personas, que si en mi vida tenía a gente a mi lado, sería rico, mientras que los que solo tenían bienes materiales y dinero sin personas a su lado, tendrían una vida triste y vacía”. 

Inició su camino viajando primero hasta Marruecos y luego cruzó en patera hasta Lanzarote y de ahí a Tenerife. “Siempre he vivido en el mar. Pero soy consiente del peligro que entrañaba el viaje”. La vida aquí no ha sido nada fácil. “Nosotros no somos iguales” resalta, refiriéndose probablemente a desigualdad de oportunidades, al racismo o a la aporofobia. Aún así, muestra una fortaleza y una serenidad especiales. “Tengo fe y confianza en mi, por eso no tengo miedo y no me vengo abajo, pase lo que pase. Estoy bien aquí y ahora, estoy muy feliz”.

Vive en un centro de CEAR ( www.cear.es ) con personas de diferentes nacionalidades. “Para aprender a convivir con los demás, los primeros días me quedo en silencio, solo observándoles. Cuando detecto a gente buena, entonces empiezo a hablar con ellos”. A veces se cansa, pero no se rinde, busca la fuerza para seguir. Sigue tejiendo nuevos sueños. “Me gustaría aprender a cocinar, especialmente repostería”. 

“Salir de África es peligroso, para los padres es difícil cuando su hijo se marcha. No tenemos dinero para ir en avión, pagamos por cruzar la frontera por el mar. Nuestras madres se preocupan mucho por nosotros. Normal. Ahora sabe que estoy a salvo y seguro. Ella se alegra por mi”. Su mayor anhelo es encontrar trabajo, “pero se que tengo que hacer las cosas bien, despacio, paso a paso. Antes de venir a España me preparé. Estudié muchas cosas sobre este país.”

“Creo que no me arrepiento de lo que he hecho. Evidentemente es arriesgado. Estoy aquí para trabajar y ayudar a mi familia. Mi corazón sigue en Senegal junto a mi gente, pero aquí ya estoy empezando a echar raíces”. No tiene nada aún, pero le sobran ganas y paciencia para seguir haciendo camino al andar. 

Rocío Gayarre

 

ÁfricainmigranteSenegalValla Melilla

Tags

Ignacio Gil el

Entradas más recientes