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Blogs Que la fuerza te acompañe por Alfonso M. Arce

La fuerza empieza en tu cerebro

Te explicamos en qué consiste la visualización o imaginación motora

La fuerza empieza en tu cerebro
Alfonso M. Arce el

En el año 1992, un estudio realizado en Italia publicó unos intrigantes resultados acerca del córtex (pre)motor de unos monos. Los investigadores, de una manera completamente fortuita, descubrieron que determinadas neuronas no solo respondían en el momento en el que dichos monos realizaban algunos gestos con las manos, como coger un trozo de comida, sino que las mismas neuronas también se activaban cuando estaban observando a los científicos hacer el mismo tipo de movimiento. Este estudio fue uno de los pioneros en el avance hacia la investigación de las “neuronas espejo” que son aquellas que se activan tanto cuando planificamos o realizamos un movimiento, como cuando observamos a otra persona realizar dicha acción.

Desde entonces la ciencia está trabajando en torno a la idea de que dichas conexiones neuronales juegan un papel muy importante en el aprendizaje de las habilidades motoras (e incluso puede que algunos comportamientos sociales) desde la más tierna infancia y a lo largo de nuestras vidas. A pesar de que el cerebro humano es una de las partes del cuerpo que todavía alberga más incógnitas, todo indica que determinadas capacidades se pueden trabajar mediante la «imaginación motora» que no es otra cosa que imaginarte a ti mismo realizando un movimiento o una habilidad concreta.

Llevado al terreno del deporte, esto quiere decir que más allá de la necesidad de pasar horas y horas practicando la técnica, se puede también obtener ciertas mejoras en la ejecución de un movimiento tanto observando a terceros haciendo dicha tarea, como imaginándonos a nosotros mismos ejecutando dicho movimiento. Esta idea es algo que lleva ya aplicándose desde hace años en el rendimiento deportivo de élite y que, aunque en ningún caso significa que sea el meollo principal del entrenamiento, puede ser una ayuda, especialmente en algunas disciplinas deportivas individuales.

¿Cómo funciona la imaginación activa como un potenciador de tu rendimiento?

Como decía antes, la idea de utilizar la imaginación como una herramienta de mejora no es nueva, pero ha sido a partir del año 2000 aproximadamente cuando se ha realizado una revisión del concepto con la aparición del modelo PETTLEP, que analiza qué factores de dicha imaginación son los más relevantes para que sea eficaz.

PETTLEP no es otra cosa que el acrónimo de Physical, Enviroment, Task, Timing, Learning, Emotion, Perspective. Para no eternizarnos con una descripción individual, todos estos factores hacen referencia a que la influencia de la imaginación activa en la mejora del rendimiento personal, es más efectiva cuando se replican de la mejor manera posible todas las condiciones que se darán en la realidad. Para entendernos, no es lo mismo que Rafa Nadal visualice un saque perfecto metido en la cama antes de dormir, a que lo haga en la pista central de un torneo, con su ropa para jugar y con la raqueta y la pelota en la mano.

Nuestro campeón Rafa Nadal en lo que posiblemente es un momento de visualización activa.

Cuando vemos a un deportista de élite en algo que llamamos concentración, hay muchas ocasiones en las que no solo es una concentración en el sentido de aislamiento, sino que visualizan o imaginan la ejecución del movimiento o tarea que van a realizar inmediatamente como un refuerzo para realizarla con éxito.

¿Cómo se entrena esta habilidad?

Aunque se sabe que funciona, hay que tener en cuenta que la precisión con la que se pueden trabajar habilidades motoras de nuestro cerebro, tiene ciertos límites ya que hablamos de un terreno en el que la ciencia tiene todavía muchas cosas por descubrir. Lo que parece claro es que el modelo PETTLEP ha establecido ciertos parámetros para que esa imaginación activa tenga una mayor eficacia. Aunque nos adentramos en el terreno de la imaginación con lo que ello conlleva, éstos serían los puntos a tener en cuenta para optimizar sus resultados:

  • Elige entre imaginarte en primera o en tercera persona. Mientras que algunas personas les sale de manera natural imaginarse «desde fuera» viéndose como un espectador de si mismas, otras se imaginan ejecutando la tarea tal y como la verían desde su propio cuerpo. Al margen de tu preferencia personal, aquí influye el tipo de disciplina deportiva y la facilidad de cada cual para recrear una imagen. Puede que imaginar la trayectoria de un balón hacia canasta saliendo de tus manos te ayude más que verte a ti mismo desde la grada. De cualquier manera no son excluyentes, puedes intentar imaginar las dos.
¿Te imaginas la trayectoria de la bola en dirección al hoyo o te ves entero ejecutando todo el movimiento? Prueba a visualizar ambas.
  • La velocidad no tiene por qué ser real. En tu imaginación activa algo que dura dos segundos, puede ocupar mucho más tiempo. Sería algo parecido a una cámara lenta. Esta ralentización ayuda a fijar y repasar muchos aspectos técnicos de un movimiento.
  • Por supuesto, lo que imagines debe ser exitoso. Imaginar cómo te caes en la salida de una carrera una y otra vez, puede que hasta llegue a conseguir que pase de verdad. Cuando un deportista sufre un accidente traumático, entre otras muchas cosas, evitar que repita una y otra vez esa imagen en su cabeza, es fundamental en su recuperación. Aunque sepas que no llegas a ese nivel, imagínate a ti mismo haciendo todo con la perfección de un campeón.
  • Intenta reproducir al máximo la realidad. No es lo mismo que imagines un salto de altura en el sillón de tu casa, que teniendo delante la colchoneta y el listón. Cuanto más te aproximes a las circunstancias reales del movimiento que vas a practicar, mayor será la eficacia de tu imaginación activa.
Un esquiador visualizando la bajada que comenzará en breves momentos.
  • Observa y repite. Como decíamos al principio de este artículo no solo imaginando trabajamos la eficacia motora de un movimiento, observando también. Por ello un buen entrenador que te demuestre cómo ejecutar la técnica, resulta de gran ayuda a la hora de fijar tus patrones de movimiento. Observa y repite, observa y repite, observa – imagina – repite… Como puedes suponer el proceso puede acabar siendo obsesivo. En la élite deportiva, una persona puede ser tan obsesiva con la perfección, que necesita lo contrario, ayuda para desconectar y descansar mentalmente.

El ser humano es una máquina muy compleja y el cerebro sería el máximo exponente de lo que todavía está por descubrir. Está demostrado que utilizamos un porcentaje muy bajo de su capacidad total a lo largo de nuestras vidas. Los más aventurados afirman que si fuésemos capaces de utilizar el cien por cien de su potencial, seríamos capaces de mover objetos con la mente. Mientras tanto, utiliza tu mente para mejorar el resultado de tus entrenamientos, pero hay que seguir sudando. Es lo que hay. Que la fuerza te acompañe.

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