Los multivitamínicos son posiblemente el suplemento más utilizado por la población en general, no solo por deportistas. Y eso si somos estrictos y entendemos como multivitamínico ese bote que parece un medicamento, pero no lo es, que tiene casi “de todo”. Si somos más laxos, diría que su consumo es prácticamente universal, dado que es difícil que no tengamos en casa algo enriquecido con esta o aquella vitamina o mineral. A pesar este uso universal, los beneficios siguen siendo controvertidos.
Hay profesionales de la salud que los aconsejan, otros los desprecian. Hay un tercer grupo que se sitúa en un cómodo territorio que te hace sentir un poco idiota cuando te dicen “mal no te va a ir”. La realidad es que cuesta mucho ser categórico respecto a estos suplementos, pero dentro de la inmensa oferta existente, vamos a intentar descifrar en el artículo de hoy si los multivitamínicos funcionan y si en tu caso pueden ser recomendables.
¿Qué son y qué llevan los multivitamínicos?
Como su propio nombre indica, son productos que básicamente contienen una lista múltiple de vitaminas y minerales, a los que no es raro que se le añada algún otro ingrediente como ácidos grasos como el Omega3 o alguna enzima especial y extractos o semillas de frutas. Que la lista sea enorme no implica que el suplemento sea mejor como luego veremos. Por muy completo que sea, la mayoría de las personas que toman un multivitamínico a diario, no saben qué es o para qué vale la mitad de su contenido.
No hace falta ser un científico para entender que las vitaminas y minerales son importantes para nuestro organismo. Entender qué hacen y cómo funciona cada una de ellas, sí que es muy complejo. Muchísimo. Además, se añade la cuestión de las cantidades, dado que las vitaminas y minerales son micronutrientes por lo que a veces con unos pocos miligramos o incluso microgramos al día es suficiente para cubrir nuestras necesidades.
¿Cómo funcionan y qué beneficios aportan?
Las vitaminas y minerales no contienen calorías. Intervienen en numerosos procesos biológicos actuando como moléculas que asisten en funciones de todo tipo. Esta descripción tan general es con lo que hay que quedarse, porque entender exactamente qué procesos realizan en tu organismo cien microgramos de selenio, por poner el ejemplo de un contenido real de un multivitamínico, es algo que incluso profesionales altamente cualificados tendrían difícil medir, porque recordemos que es un suplemento, una pequeña parte de lo que come o deja de comer una persona.
En cualquier caso no hay suplementación que pueda corregir el daño de una mala dieta. Da igual cuánto se diga y que además lo ponga bien claro en el etiquetado de todos estos productos. En el tabaco también pone “fumar mata” y la gente fuma. Supuestamente los multivitamínicos te pueden ayudar a que no te falten los micronutrientes necesarios en tu día a día, pero aquí es donde la evidencia científica no es concluyente e incluso hace afirmaciones en sentidos opuestos.
Hay investigaciones que sugieren que los multivitamínicos reducen el riesgo de enfermedad cardíaca, otros que no hay diferencia. Todos hemos escuchado que esta o aquella vitamina/mineral son buenas para la vista, el cerebro, el sistema inmune o conservar tu salud articular. De nuevo, hay estudios que lo soportan y otros que lo desmienten.
Para complicar una valoración real, las personas que regularmente toman multivitamínicos, normalmente están más preocupadas por su salud y es más que posible que tengan buenos hábitos de vida. Entonces ¿son los multivitamínicos los culpables de esa buena salud o es un grano más en una montaña de arena? Realmente hay otros factores que influyen mucho más. Dos de los que están demostrados, estos sí con una contundencia absoluta, son el ejercicio y la alimentación adecuada, pero sigamos con los multivitamínicos. Si haces ejercicio regularmente, no fumas, sigues una dieta equilibrada, descansas lo suficiente y sigues las pautas de tus médicos, me atrevo a asegurar que en un multivitamínico no está la clave de lo bien o mal que te encuentres.
Esto no significa que no pueda haber casos en los que la suplementación sea recomendable o que esté justificada. Por ejemplo, un problema digestivo que lleve a alguien a no asimilar el magnesio de su dieta normal, puede incluso necesitar realmente suplementarse con él, pero es caso concreto y en el que el médico pautará qué y cómo.
¿Influye la calidad del producto en sus efectos?
En cualquier sector hay a la venta productos de baja calidad, los multivitamínicos no son la excepción. Para hacerlo más difícil al consumidor, no siempre el precio caro garantiza que el producto sea óptimo. Desafortunadamente, muchas de las vitaminas y minerales que incluyen los suplementos de mala calidad tienen una baja biodisponibilidad, dicho de otra forma pasarán por tu cuerpo sin prácticamente asimilación y los eliminarás normalmente en la orina. Una gran parte de la culpa la tiene el origen sintético de sus ingredientes, que nunca puede igualar a la capacidad de absorción de los micronutrientes que se encuentran en los alimentos de manera natural.
¿Tiene sentido la “sobredosis” de vitaminas?
Vamos con un clásico: la vitamina C previene los catarros, así que si te tomas un buen zumo al levantarte y una pastilla de vitamina C “por si las moscas”, eres inmune. Cuanto más mejor. La realidad es que no funciona así y el excedente se irá por el inodoro. Es verdad que hay algunas vitaminas y minerales cuya sobredosis puede darte problemas de salud. Piensa en un medicamento, la diferencia entre que sea una cura o un veneno, está en la dosis. El indicador que debes seguir como regla general es el de la “dosis diaria recomendada”.
Te estarás preguntando por qué entonces no es nada raro ver que en el etiquetado de las vitaminas figuran cosas como que la cantidad contenida de vitamina B12, por nombrar una, supone un 500% de la dosis diaria recomendada. El caso de la B12 es un buen ejemplo para entenderlo, dado que se estima que nuestro organismo solamente puede absorber alrededor de un 2% de lo que nos aporta un suplemento. Este ajuste acaba de hacer puré ese hipotético quinientos por ciento.
¿Funcionan o no? ¿En qué quedamos?
Si buscas evidencia científica, verás que casi todo es muy ambiguo, sobre todo porque hay datos para todos los gustos. Igual que es complicado certificar sus beneficios, también se peca de alarmismo cuando se advierte del daño que pueden hacer. En cualquier caso recuerda llevar una dieta variada, rica en verdudas y con cantidades suficientes para tu nivel de actividad y edad. Aun así, puede haber grupos de población en los que los multivitamínicos estén algo más justificados, como pueden ser las personas mayores de 50 – 55 años, deportistas, personas con dietas restrictivas o algunos problemas concretos y mujeres embarazadas. Mejor siempre con la supervisión de tu médico y/o nutricionista. Que la fuerza te acompañe.
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