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Blogs Que la fuerza te acompañe por Alfonso M. Arce

Puedes aceptar tu cuerpo, pero no caer en la autocomplacencia

La lucha supuestamente loable contra determinados estereotipos impuestos puede llevarnos a deformar la realidad de otra manera igualmente perversa

Puedes aceptar tu cuerpo, pero no caer en la autocomplacencia
"Yo voy a hacer la tabla de Kim Kardashian que es la que sabe, verás qué glúteos voy a tener".
Alfonso M. Arce el

Que algo se haga viral debería ser a estas alturas un motivo de alarma, en la mayoría de ocasiones viral es sinónimo de extravagante, descabellado, violento o más o menos chistoso. Hay otro tipo de mensajes virales que también tienen su éxito y son los reivindicativos de aplauso fácil, los que no exigen una mínima reflexión, esos con los que tienes que estar de acuerdo sí o sí para formar parte del rebaño. Hace unos días una amiga me enviaba el vídeo viral de una nutricionista que defendía la aceptación de nuestro cuerpo y hablaba específicamente del cuerpo de la mujer después de los 40 y los cambios que aparecen con la menopausia, etc. Estos cambios son reales y todos deberíamos saber aceptar el paso del tiempo más que nada porque contra eso poco podemos hacer. Muy viral, muy ‘cool’, muchos me gustan, de todo. Yo te hago otra recomendación: si vas a un nutricionista que te anime a aceptar una composición corporal que no es en absoluto recomendable para tu salud, cambia de nutricionista. Si te es imposible sentirte bien tal y como eres y sufres ante cualquier situación en la que las imperfecciones de tu cuerpo puedan quedar al descubierto, acude a un gabinete psicológico. Y para el resto de chorradas ahí están las historias, las caritas, los emojis y las frases mágicas tipo ‘no dejes que nadie te diga que no puedes’ que choca de frente con la extraña idea de que si eres mujer y has pasado la menopausia, debes aceptar que tu cuerpo es un receptáculo de grasa e imperfecciones. Menos mal que hay mujeres que no compran este conformismo y desde luego no están tampoco preocupadas por subir fotos en bikini:

El error es pivotar en lo estético

El denominador común de este tipo de alegatos es que todo el problema es estético, hay una comparación con súper modelos, con el postureo de Instagram u otras redes sociales. Una y otra vez los mismos argumentos en torno a las tallas, a que la celulitis es normal, a que hay que reafirmar la imperfección porque somos imperfectos y las portadas de las revistas están retocadas con Photoshop. La delgadez puede no ser sana, la obesidad siempre es un problema de salud o inmediato o futuro. Los costes directos relacionados con ella ya suponen el 7% del gasto sanitario en España, esto son 2.800 millones de Euros. La Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad (EASO) advierte que Europa se enfrenta a una ‘crisis de obesidad de proporciones epidémicas’. Actualmente más del 50% de los españoles con edades comprendidas entre los 25 y los 64 años padece sobrepeso (39,3%) u obesidad (21,6%). Esto es un problema de salud grave y con un coste económico altísimo… pero ahí estamos, con vídeos virales llevando la conversación al terreno de la belleza, a luchar contra los cánones de la moda.

Aceptarse no es entregarse. Cambia lo que haces

Estos cambios que se producen en tu cuerpo no son otra cosa que el aumento de la proporción de grasa y una disminución progresiva de la masa muscular que es quien ‘hace que las cosas sigan en su sitio’ si queremos explicarlos en términos puramente estéticos, a pesar de que el músculo es mucho más que eso. Hay un término médico que se refiere a este asunto y es la ‘sarcopenia’ que, ya dicho sea de paso, comienza bastante antes que la menopausia si no hacemos nada para evitarla. Si quieres luchar contra la pérdida de masa muscular no te queda otra que hacer ejercicio y más concretamente entrenamiento de fuerza. Sí, de fuerza, con peso. Levantando, tirando y empujando cosas. Por tu salud y por nada más. Hacer mucho ejercicio no es pasar horas en elípticas y cumplir con lo de los 10.000 pasos al día, eso tiene más relación con perder el tiempo. Otra opción es que te sientas bien con tu cuerpo y como te sientes así de bien autoafirmándote pues perfecto, y los que te dicen que hagas ejercicio son personas huequitas y tontas entregadas al hedonismo de lo estético y a la foto en Instagram. Puedes quedarte en el sillón de tu casa hasta que consigas que ir al baño sin la ayuda de un asistente social te resulte imposible no por enfermedad, sino por una pérdida casi irreversible de masa muscular en tus piernas. Pero oye, ese día, cuando te estén llevando prácticamente en brazos explícales lo bien que te aceptas, que eso es el paso del tiempo y es lo que hay.

Y por favor, no os olvidéis de los hombres

El patrón estético de la belleza masculina aspiracional. Puede apreciarse que se corresponde con el ‘macho ibérico común’, el de todos los días en el metro o autobús.

En este tipo de discursos veo siempre un enfoque femenino. Las campañas con modelos ‘curvys’ son todas de mujeres. ‘Belleza real’ dicen, pero no veo anuncios de desodorantes masculinos en los que el modelo es barrigudo y los pelos de la espalda le asoman por encima del hombro. No no, eso no. El patrón de belleza del macho Alfa de cualquier película taquillera es un tipo con una tableta de chocolate perfectamente marcada, unos bíceps y hombros de acero, va en un coche tuneado y tiene un puntito canalla. Igual hay vídeos de hombres pellizcándose las chichas reclamando su belleza real, pero si los hay nadie les hace caso. Lo que os puedo asegurar es que el ciudadano medio de sexo masculino cuando se mira al espejo no ve el cuerpo de Jason Momoa, ni de Chris Hemsworth, tampoco el de Dwayne Johnson ‘La Roca’. Mientras tanto, en gimnasios de toda España hay chavales que están jugueteando con los esteroides porque ese patrón de belleza, que también es dictatorial con los hombres, es imposible de conseguir o al menos es imposible sin pasar años trabajándolo. Curiosamente en este punto los fofisanos y los del culto al cuerpo suelen coincidir: hay una gran mayoría que quiere resultados inmediatos y con el menor esfuerzo posible, ya sea con métodos milagrosos de adelgazamiento, con anabolizantes o con la autocomplacencia disfrazada de aceptación. Y así nos va.

No hemos dejado atrás una pandemia cuya cifra de fallecidos ronda ya las cien mil personas y solo se menciona de pasada que uno de los mayores agravantes para un paciente de UCI ha sido el sobrepeso. Pues nada, quien quiera que se acepte y se abandone, pero quien prefiera preocuparse de su salud que deje de lado lo que ve en el espejo y que empiece a anotar cuánto es capaz de mover en un peso muerto, cuánto en una sentadilla, qué frecuencia cardíaca tiene en reposo y cuánto tarda en recuperarla tras un esfuerzo. Me repito y lo sé: no es estética ¡es salud! A quienes este mensaje les diga algo, mucho ánimo y que la fuerza os acompañe.

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