«¿Por qué?», «¿cómo?», «¿cuándo?» y «¿dónde?». Son preguntas que todo ser humano se debería plantear casi a diario, sobre todo en su práctica profesional. Por ello, es imprescindible para poder dar respuestas, o por lo menos intentarlo, el conocimiento. Hechos o información que adquirimos a través de las experiencias vividas, la comprensión teórica o práctica de un asunto referente a una realidad determinada que es adquirido como contenido intelectual relativo a un campo concreto o a la totalidad de un universo, en nuestro caso el universo creativo. Pero estas experiencias, sin una base previa sólida, el poder de adquirirlas de forma pragmática y eficaz, puede ser tarea difícil o casi complicada sin la semilla de la educación. La formación es la piedra angular para poder llegar a realizar una práctica profesional, sea en el campo que sea. Pero no todo es formación, esta debe ser complementada con una práctica eficaz y efectista.
En un momento de nuestra vida todos hemos sido alumnos, ya sea en el colegio, en la universidad o de aquella persona que se ha cruzado en nuestra vida profesional y ha compartido sus conocimientos con nosotros. En el tercer número de la revista gràffica “La formación en diseño” se plantea el pilar de toda sociedad civilizada y en continuo progreso, la formación. Uno de los temas más importantes y que mejor definen la actividad profesional artística y creativa. Un tema que siempre ha estado de actualidad y fuente de reflexión, sobre todo, en estos últimos años tras el desastre que provocan nuestros políticos con las diversas leyes de educación, que lo único que consiguen es frustrar a las generaciones futuras.
Desde ese buen diseño claro y conciso que caracteriza a la publicación, nos encontramos ante un volumen que invita al lector profesional y al futuro estudiante a plantearse unas preguntas que le ayudarán a elegir un camino que está por andar -en el caso del estudiante- o para buscar otra dirección y encontrar una bifurcación que cambie su vida profesional -para el profesional-, y para ello está la formación en las grandes escuelas públicas o privadas.
Explora y reflexiona sobre la relación entre alumno y profesor, y cómo estos dos agentes de la educación interactuan en el entorno de la escuela. ¿Qué piensan los alumnos al respecto? ¿Cómo debe ser la relación con el profesorado? Y ¿qué esperan de la formación en las escuelas? “En una sociedad donde lo efímero, lo mutable y lo impredecible, se deben crear espacios y sentidos en tiempos de levedad, permitir el encuentro y el trabajo en equipo, la comunicación, la discusión y en definitiva enseñar a convivir, además de investigar, producir y fijar conocimiento en diseño. […] Sin duda alguna, es posible adquirir conocimientos por otros medios, pero no todos los conocimientos se pueden adquirir de cualquier forma”, afirma el diseñador y tipógrafo Chema Ribagorda.
“Lo que hace falta es enseñar a pensar, a confiar en el poder de la reflexión individual del estudiante para afrontar cualquier proyecto. Una revelación transcendental que liga el diseño con el entendimiento y con aquello comprensible […]. Así el estudiante con conceptos claros y diáfanos encontrará siempre la solución personal más conveniente para cualquier problema. Confirman Enric Steegamn y Pep Alemany de Eina.
Además de formarse el alumno, este debe ser consciente que solo con los conocimientos adquiridos en las escuelas no es suficiente para realizar proyectos creativos que lleguen a conseguir una excelencia creativa que diferencie y satisfaga a sus clientes, cada vez más competitivos, en una sociedad saturada de mensajes visuales. “Si no tienes cultura artística, no tienes referentes; si no conoces la historia del diseño, tampoco. Aprender cosas que no vas a aplicar directamente en el día a día es básico”, comenta Eva Minguella de Eva Estudi. “Primero se debe desarrollar el nivel intelectual del alumno, enseñándole a racionalizar, a pensar, a tener sentido común, a conocer la historia del diseño, a analizar y convivir con la cultura[…]. Quién no tenga una educación cultural básica y un nivel intelectual alto, es muy difícil que sea un buen diseñador […], habla Claret Serrahima de Clase Bcn.
Los expertos profesionales y docentes coinciden en una premisa, en la de ser curioso. Todo futuro diseñador debe estar siempre con los ojos bien abiertos, estar siempre bien informado y tener una alta cultura humanística y visual.
Gràffica analiza todos aquellos aspectos que rodean a la enseñanza: la afilada relación entre los centros educativos públicos y privados, el ránking de las 50 mejores universidades del mundo (entre las que no se encuentra ninguna española, la primera está en el puesto 87 y es la Universidad de Barcelona) para estudiar diseño, y aquellos lugares a tener en cuenta para especializarse en algunas ramas en concreto, aunque hecho en falta alguna más dentro de nuestras fronteras. Este ránking debería hacer pensar a todas las escuelas creativas de nuestro país.
Los grandes profesionales que hoy día admiramos también fueron estudiantes en su momento. Se realiza un repaso de cómo ha cambiado la formación y a qué retos se enfrentan hoy día ilustradores de la talla del israelí Noma Bar, y Meredith Davis, profesora emérita de Diseño Gráfico en la NC State University. También cuentan con los testimonios de Enrique Longinotti, de la Universidad de Buenos Aires e Isidro Ferrer, que plantea la educación desde su formación en arte dramático, entre otros.
Por otro lado, aborda la educación menos tradicional y que se va implementando poco a poco, sobre todo en lado profesional. Estudiar a través de Internet, incorporar las nuevas tecnologías a los planes de estudio o repensar el modelo educativo son algunas de las ideas que cuentan Guzmán Huerta, de la plataforma video2brain; Cheryl Heller, de la prestigiosa School of Visual Arts de Nueva York; o el filósofo y pedagogo José Antonio Marina.
Por último, enumeran las mejores plataformas online para aprender en la red; becas; y eventos en los que pueden empaparse de los conocimientos de los mejores referentes del sector.
Este número de gràffica ayudará y guiará a futuros estudiantes a poder resolver las cuatro preguntas «¿por qué?», «¿cómo?», «¿cuándo?» y «¿dónde?». Además plantea un punto de inflexión y reflexión para aquellos profesionales que llevamos ya un tiempo en la profesión y que debemos también plantearnos otras preguntas sobre nuestra situación profesional, y algunos, a lo mejor, deberían salir de su zona de confort y buscar nuevos proyectos, nuevos retos, y no quedarse como afirma Víctor Palau en “el efecto de la educación en el éxito, que es un postureo desmedido por parte de los diseñadores que parece que viven eternamente en una revista de decoración” porque este oficio está en constante evolución. Una evolución que camina de la mano de una sociedad cambiante y por lo tanto el diseñador debe estar siempre en un continuo aprendizaje, no solo técnico sino también intelectual.
Nº3 gràffica. La formación en diseño // 9 euros
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