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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

Soledad lunar

Soledad lunar
Pablo Delgado el

La humanidad se ha caracterizado por los inmensos avances que ha ido logrando a lo largo de la historia. Avances que han conseguido que la vida en la Tierra sea mejor y fructífera, repercutiendo en la mayoría de la población del planeta para que sea más larga -la vida- y con menor sufrimiento; todo ello gracias a los descubrimientos científicos. Pero todavía, a día de hoy, hay bastantes asignaturas pendientes que deben ser priorizadas y tratadas: como las grandes desigualdades entre dos mundos interiores, entre ricos y pobres, entre el llamado primer mundo y el tercer mundo, las guerras, el acceso al agua, a la comida, a las medicinas, e incluso a la cultura y a la educación, para todos los habitantes del planeta, sin olvidar también el llamado cambio climático que está sufriendo el planeta -y que algunos parece que ahora niegan- y que en años venideros podrá repercutir de forma devastadora sobre el.

El ser humano es curioso por naturaleza, por lo que le lleva a buscar nuevos caminos y nuevas formas para encontrar soluciones a unos problemas generados por la naturaleza o por la propia acción del hombre. Con una magnífica capacidad de adaptación al medio, el ser humano puede llegar a soluciones creativas. Así que, si se llega a producir esa catástrofre climática, a lo mejor la posible solución es abandonar este planeta e irnos a esa nueva galaxia descubierta, o ¿por qué no? a Marte, en dónde ya hay proyectos para poder vivir allí, o si no, aquí al lado en la Luna. Este sí que es un proyecto real, realizado concretamente por el Estudio del arquitecto británico Norman Foster. Años anteriores los astronautas que viajaron a la Luna fueron los primeros humanos que durmieron fuera de la Tierra. Lo hicieron en el módulo de aterrizaje de su nave espacial. Los de las misiones Apolo 11, 12 y 14 apenas estuvieron un día y medio en la Luna. Los módulos de las Apolo 15, 16 y 17, sin embargo, estaban equipados con una especie de hamacas para dormir ya que, al permanecer trabajando en la Luna durante tres días, los astronautas debían dormir al menos seis horas seguidas.

Foster + Partners forma parte de un consorcio formado por la Agencia Espacial Europea para explorar las posibilidades de la impresión en 3D para construir habitáculos lunares. Abordando el reto de transportar materiales a la luna, el estudio investiga el uso de tierra lunar, conocido como regolito, como material constructivo. El estudio de arquitectura ha diseñado una base lunar para cuatro personas, capaz de ofrecer protección ante los meteoritos, radiaciones gamma y fluctuaciones altas de temperatura.

Pero, ya hay alguien que ha materializado esa vida en la luna adelantándose al director de la Agencia Espacial Europea (ESA), Jan Woerner, en su deseo de construir una base en la Luna en colaboración con todos los países que trabajan en el espacio. Un macroproyecto internacional que sustituiría a la La Estación Espacial Internacional ISS cuando ésta deje de utilizarse, en la próxima década. Tom Gauld (1976) -sin recurrir a impresoras 3D- ya ha colonizado la Luna. A través del papel en el que plasma sus dibujos característicos y diferenciadores, nos muestra la peculiaridad de una colonia lunar -desde los tonos azulados muy evocadores de la carrera espacial- de estar asentada ya hace varios años y que ahora está en decadencia como uno de esos pueblos en los que ha dejado de pasar la carretera principal y su población se reduce día tras día. Y como toda población humana, ha necesitado tener una autoridad que vele por la seguridad de sus habitantes, un poli. En este caso un solitario que realiza las rondas por tierras lunares. “Un policía en la luna” (Salamandra Graphic) no tiene prácticamente trabajo, y por lo tanto, son escasos los asuntos por resolver, y sobre todo menos emocionantes: una chica que huye de casa, una anciana que pierde su perro, un autómata que se escapa del Museo de la Luna…

Tom Gauld se ha consagrado como uno de los artistas de cómic más interesantes y admirados del panorama actual internacional. Lleva publicando su trabajo desde 2001 y ha recorrido un largo camino hasta verlo en medios como The New Yorker, donde también colabora como ilustrador.

Con ese reconocible estilo de sus figuras y estética 8-bit en donde la simplicidad de las formas es parte esencial, consigue un relato sobrio y creíble rozando lo caricaturesco, dándole un meneo a las convenciones introduciendo elementos ajenos al medio, al plantear unas viñetas que a veces parecen una pantalla plana donde los personajes solo son capaces de mostrar el perfil. Influido claramente por una estructura gráfica que iguala a la narrativa en el cine y en la animación, genera detalles de una gran expresividad en cada uno de sus personajes, combinando a la perfección una sátira de sociedad que vuelve al lugar de dónde provenía, asumiendo un fracaso que no se atreve a reconocer.

Una obra inteligente con toques de humor pero sobre todo, cargada de una melancolía que se transmite de forma magistral mediante viñetas que se intercalan con mucha fuerza aprovechando la inexistencia de un texto para imaginar nuevas formas de narración y sobre todo de enfrentarse a la página. “Un policía en la Luna” no dejará indiferente a nadie, desde el título de la obra hasta la última viñeta de la última página generando en el lector un anhelo porque la historia no se acabe y continúe por más páginas. Una historia gráfica alegórica, parca en palabras o explicaciones que se convierte en un imprescindible para este de año.

“Un policía en la luna” // Tom Gauld // Salamandra Graphic // 2017 // 17 euros

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