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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

La imagen de guerra tomada por Kautela

La imagen de guerra tomada por Kautela
Pablo Delgado el

Las imágenes de guerra se han convertido a lo largo de los años en documentos esenciales para dar a conocer, informar, denunciar y que no caigan en el olvido, las atrocidades que puede producir un conflicto. Los fotógrafos, que en su mayoría se han jugado y se juegan su vida para dar testimonio gráfico, tienen especial mención -además de los soldados que lucharon en la primera línea del frente- por tener un riesgo real por captar esos momentos esenciales de un enfrentamiento bélico, que en cualquier momento puede acabar con ellos. Sin ellos, y sin el soporte de los medios informadores, la población estaría más que desinformada, aunque como se ha visto a lo largo de la historia, la toma de imágenes ha sido también fuente interesada y censurada de según qué bando participa en el enfrentamiento, para mostrar aquello que más les interesase ser utilizado y mostrado, por lo que, como propaganda política ha sido y es, un «arma» hacia una población desamparada.

Una de las primeras guerras que empezó a retratarse fue la española. La reproducción de las fotografías en la prensa transformó radicalmente el periodismo y también la visión del receptor. La prensa incorporó las imágenes en un momento imparable de desarrollo. La guerra civil fue un enfrentamiento que sirvió de excusa para reunirse a una gran camada de fotógrafos, empezando así la corriente del fotoperiodista, una figura esencial que junto a la apuesta esencial de los periódicos por el reporterismo gráfico, proliferó dando grandes figuras de la fotografía que marcaron un camino. A diferencia del bando republicano, que contó con numerosos fotógrafos, muchos extranjeros, como Robert Capa, Gerda Taro, George Reiner,  L. Deschamps, David Seymour Chim, H. Mitchell, Hollmann o Walter Reuter, entre otros, y que estuvieron en España trabajando para publicaciones como Vu, Regards, Life, L’Illustration, The Illustrated London News o Illustrierte Zeitung. En el lado de los «nacionales» hubo una escasez de imágenes por la desconfianza de las autoridades franquistas hacia el medio. Aún así, hacia el final de la contienda, cuando la victoria era segura, el régimen empezó a utilizar la fotografía como propaganda.

Uno de eso fotógrafos de este «lado» fue Francisco Gómez Gascón, conocido como el Kautela. Este fotógrafo, que trabajó para el Heraldo de Aragón, ha sido recuperado por su nieta y profesora Cristina Martínez de Vega en su tesis doctoral Francisco Martínez Gascón, Kautela. Un fotógrafo durante la Guerra Civil española en Heraldo de Aragón y ahora en el libro Kautela. Un fotógrafo en la España franquista, publicado por ella misma y Víctor Lahuerta, editado por la institución Fernando el Católico de Zaragoza, en el que hay un gran valor documental de unas fotografías que pasaron a ser un homenaje al nuevo poder, vencedor de la guerra civil.

Enero, 1939. Batalla del Ebro. Enero, 1939. Imagen del General Yagüe.
Autor: Francisco Martínez Gascón. Fuente: Archivo Familiar Martínez Gascón.

La publicación de este libro no es un homenaje a ese bando, es un documento gráfico esencial de la historia de España. Apunta Martínez de la Vega «que la imagen de guerra es algo más que un documento histórico o periodístico y puede dar lugar, en el espacio visual, a todo un discurso político. A pesar de que hay muchas imágenes que por sí mismas, descontextualizadas, pueden dar pie a diferentes interpretaciones, no es menos cierto que la circulación de la iconografía de guerra puede llegar a convertirse en un arma, en parte importante de esa lucha. Cuando se habla de imágenes de guerra, el objetivo puede ser muchas cosas y todas ellas distintas. La Guerra Civil española produjo la mayor cantidad de fotografías más significativas de un conflicto hasta la Guerra de Vietnam casi treinta años después. Con la Guerra Civil española nace un nuevo estilo de comunicación visual de los sucesos marcado por el compromiso de los fotógrafos y por las nuevas posibilidades de la técnica fotográfica. Se anuncia así, el nacimiento de una nueva etapa de comunicación fotográfica marcada por la emoción, la exaltación y la militancia del fotógrafo que se aleja del costumbrismo y el pueblo pasa a convertirse en el gran protagonista de las imágenes. La evolución de las cámaras y el material fotográfico y la aparición de la cámara Leica a comienzos de los años 30 facilitarán el hecho de que la Guerra Civil española se convierta en hito para la historia de la fotografía y, fundamentalmente, del fotoperiodismo. La internacionalización de la Guerra Civil como consecuencia de la confrontación ideológica del momento entre fascismos y comunismo propició la atracción de los medios de comunicación de todo el mundo y, por ende, la llegada de una innumerable cantidad de reporteros y corresponsales de prensa sabedores del profundo impacto que suponía el conflicto español».

Paso del río Ebro por un puente de barcazas tendido en Quinto por los pontoneros
de Zaragoza. Era la ofensiva final contra el Aragón republicano. 23 de marzo de 1938.
Foto: Francisco Martínez Gascón. 

El libro da a conocer parte de un trabajo en un periodo de tiempo en el que Kautela alcanzó su máxima importancia como fotógrafo durante los años de la Guerra Civil española. Su maestro fue Miguel Marín Chivite, puesto al que accedió Kautela por estar desaparecido desde el inicio de la guerra hasta 1938. Kautela produjo una importante obra fotográfica como reportero, sobre la que fue la primera guerra más fotografiada de la Historia. Por tanto, por fin se puede contemplar y contextualizar dicha obra de una forma agrupada cronológicamente, ya que hasta la fecha se encontraba dispersa entre las páginas de las hemerotecas o en archivos de difícil acceso.

La fotografías de Kautela que se reproducen en el libro demuestran que siempre procuró estar en el corazón de la noticia. Son una mínima parte de su ingente producción, entre las que destaca su labor para el diario el Heraldo de Aragón comprendido el periodo entre 1937 y 1939, siendo una muestra representativa de su trayectoria como reportero gráfico durante la guerra civil y de su afición por los toros. Son 97 fotografías que se han podido digitalizar gracias a la familia, a partir de los negativos originales con el propósito de reproducirla, algunas por primera vez y en otros casos en ofrecer una mayor calidad que la que se publicó en prensa en el momento determinado. Unas fotos inéditas que ofrecen detalles, de la batalla de Teruel, de los preparativos para la entrada en Barcelona de las tropas franquistas en enero de 1939, de sus primeras horas en la ciudad ocupada y de algunas reacciones de la población civil. Una de las anécdotas de este fondo es la presencia de Víctor Felipe Martínez, capitán habilitado de la unidad de Carros de Combate del Cuerpo del Ejército Marroquí, quien tras tomar el Ayuntamiento de Barcelona se convirtió en el primer alcalde franquista, aunque sólo por unas horas. También se puede ver a las nuevas autoridades militares paseando su triunfo por la ciudad. Y se aprecia que Francisco Martínez tenía toda la confianza de los militares ya que las instantáneas tomadas por le fotógrafo muestra rostros cautelosos, relajados ante aquello que está por venir, y donde se observa la «tranquilidad» de una realidad que les va siendo favorable.

Tras la caída de Barcelona vino la de Madrid, que fue frente de guerra durante casi tres años, siendo especialmente castigado el barrio obrero de Carabanchel. En las pocas imágenes, se pueden ver los efectos de los bombardeos y los primeros momentos de las labores de desescombro en la calle del General Ricardos (Carabanchel) con la ciudad de Madrid al fondo. Además, se reproducen los permisos y salvoconductos que las autoridades facilitaron a Kautela, para visitar y fotografiar el frente de Aragón o el monasterio de Santa María la Real de las Huelgas durante el I Consejo Nacional de la FET y de las JONS, para entrar con las tropas del general Yagüe en Barcelona o para los desfiles de la Victoria en Barcelona y Madrid. Para terminar con retratos de los toreros -como Manolete o el Estudiante- y las gentes que se acercaban a ver sus hazañas en los ruedos.

Soldados con el “torico” de Teruel, tras la recuperación de la ciudad por las tropas
de Franco. Febrero de 1938. Foto: Francisco Martínez Gascón. 

El libro, subraya Lahuerta, «no se publica con propósitos glorificantes. No es un libro de exaltación del franquismo. Si acaso es, aún con todas las controversias que siempre la han acompañado, la versión chica y patria de Leni Riefenstahl, la fotógrafa y cineasta de cabecera del nazismo, entusiasta seguidora de Hitler, por mucho que tras la guerra lo negara, pero autora al final y al cabo de un material en celuloide de enorme calidad estética y, también, documental». Apunta Lahuerta «que son imágenes que no dejan, ni pueden dejar, indiferentes a los conocedores de nuestra pasada guerra civil, pues a diferencia de otras muchas imágenes que se conservan de la contienda, las fotografías de Kautela no retratan la vida cotidiana en el frente o en las ciudades de la retaguardia franquista, sino que nos muestran a los dirigentes al mando de sus tropas o en actos de exaltación del nuevo Régimen, son literalmente fotos del ‘poder’ franquista».

Un libro de un gran valor documental e histórico que gracias a la cámara y a quién la portó –Kautela– nos sirve de homenaje a aquellas figuras del periodismo que además de tener que estar concentrados para mostrar lo que está ocurriendo, tienen que estar pendientes de que no los maten; además de ser un contenido para conocer más la historia de España, y sobre todo, poder ver las consecuencias, los procesos y procedimientos de una parte de una contienda que pasó una factura enorme a un país y a su población.

Kautela. Un fotógrafo en la España franquista (1928-1944) // Cristina Martínez de Vega y Víctor Lahuerta // Institución Fernado el Católico // 2018 // 35 euros

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