El paÃs árabe de Kuwait situado en Asia Occidental, en el extremo noreste de la penÃnsula arábiga y en la punta norte del golfo Pérsico, donde comparte fronteras con Irak por el norte y con Arabia Saudita por el sur. Es un lugar estratégico por su situación geográfica como por la gran producción de petróleo. Ya han pasado 25 años desde la finalización de las hostilidades que comenzaron en enero de 1991, en la llamada Guerra del Golfo, que terminó dando como resultado la victoria de las fuerzas de la coalición frente al ejército iraquà de Saddam Hussein que previamente habÃa invadido dicho paÃs. Fue una guerra pionera en el sentido informativo, ya que pasó a ser una de las primeras guerras retransmitidas prácticamente en directo y a todo color por las televisiones del momento, teniendo información en tiempo real a través de las conexiones con los reporteros.
En esta guerra que apenas duró siete meses, las tropas iraquÃes abandonaron Kuwait dejando un saldo muy alto de vÃctimas humanas. Las principales batallas fueron combates aéreos y terrestres dentro de Irak, Kuwait, y en la frontera entre Kuwait y Arabia SaudÃ. La guerra no se expandió fuera de la zona de Irak-Kuwait-Arabia, aunque algunos misiles iraquÃes llegaron a algunas ciudades israelÃes.
Pero la guerra no solo dejó vÃctimas mortales -que son las que de verdad importan- sino también produjo otra catástrofe entre enero y febrero de 1991, mientras la coalición liderada por Estados Unidos expulsaba a las fuerzas iraquÃes de Kuwait. Las tropas de Saddam Hussein respondÃan creando un infierno. Incendiaron unos 700 pozos petrolÃferos y un número indeterminado de zonas inundadas de petróleo que pronto ardieron de forma virulenta y se extendieron, provocando una de las mayores catástrofes medioambientales que se recuerdan.
Mientras los desesperados esfuerzos por contener y extinguir el incendio iban progresando, el fotógrafo Sebastião Salgado que se encontraba casualmente en Venezuela fotografiando su inmensa industria petrolÃfera, se entera de que estaban ardiendo los pozos y entonces viajó a Kuwait para ser testigo directo de la crisis. En cuanto se percató de que las fuerzas de la alianza entraron en suelo kuwaità visionó que la historia “real” de aquel momento iba a estar en aquellos campos petrolÃferos.
En su libro “Kuwait: Un desierto en llamas” (Taschen) comenta cómo llamó a Kathy Ryan, por entonces era la editora gráfica de la revista dominical del The New York Times, para contarle la historia que le llegó a entusiasmar a la editora. Pero Salgado no está preparado para lo que se iba a encontrar: equipos de diez hombres negros por el petróleo trabajando metódicamente en unas condiciones que eran insoportables. El calor era tan fuerte que la lente más pequeña se le deformó y el ruido constante de los pozos también era tan intenso que solo podÃan comunicarse los trabajadores gritándose mutuamente al oÃdo.
Siempre muy cerca de los bomberos, y con su habitual sensibilidad para captar lo humano y lo medioambiental, Salgado inmortalizó el alcance aterrador de este “gran drama de escala planetaria”: el paisaje devastado, las temperaturas sofocantes, el aire asfixiante saturado de hollÃn y arena carbonizada que no eran menos peligrosos que el fuego, y que hacÃan que algunos trabajadores sufrieran mareos mientras otros se desmayaban y tenÃan que ser transportados a un lugar seguro por sus compañeros. En ese lugar Salgado podÃa comprobar más que nunca la importancia tanto de la profesionalidad de los bomberos y especialistas como de su espÃritu de equipo. Unos hombres que se cuidaban unos a otros siempre envueltos por el petróleo, se le añadÃa un factor más, la de un peligro de explosión constante.
Las épicas imágenes de Salgado aparecieron por primera vez en la revista New York Times Magazine en junio de 1991. Posteriormente se difundieron por todo el mundo y recibieron el Premio Oskar Barnack, que reconocÃa la calidad excepcional de este trabajo sobre la relación del hombre con el medio ambiente. “Kuwait: Un desierto en llamas” es la primera monografÃa dedicada a esta asombrosa serie. Al igual que Génesis, Éxodos y Niños, el presente volumen añade un documento más a la imprescindible historia moderna de la fotografÃa, al tiempo que muestra el trabajo fotográfico de un autor que busca estar en el momento adecuado.
Un fotógrafo como Salgado que capta en ese desierto teñido de negro, cómo un ser humano puede llegar al lÃmite de sus fuerzas para realizar un trabajo concreto que además tiene un elevado riesgo. FotografÃas que demuestran un movimiento y una fuerza absoluta que al estar realizadas en blanco y negro ensalza aún más si cabe la tragedia que se estaba produciendo en ese lugar. Esas fotos podrÃan haberse realizado perfectamente en color y habrÃan sido muy espectaculares por el contraste de unos colores cálidos, pero creo, que al realizarse en ausencia de dicho color centra más la atención del espectador sobre la historia que quiere contar, sin perder tampoco un ápice en cada imagen de la transmisión de la fuerza mediante los encuadres que reflejan la crudeza y la tensión de las escenas, junto con el ruido y el calor perfectamente apreciable en las llamaradas vestidas de grises y negros intensos.
Este volumen es más que un imprescindible en la historia de la fotografÃa contemporánea, para seguir apreciando, estudiando y aprendiendo de la trayectoria fotográfica de un Salgado en plenitud de facultades, añadiendo además el valor de una edición muy cuidada del libro por parte de su mujer Lélia Wanick Salgado, ya que no por dar las fotos a doble página van a ser más espectaculares, por lo que la impresión de cada fotografÃa en página simple e impar es un acierto del que deberÃan tomar nota todos los editores, porque de esta forma no se desvirtúa absolutamente nada la fotografÃa por el handicap fÃsico de la partición por parte del lomo del libro. Todo un acierto para una obra de lujo y de una grandeza de exquisitez visual.Â
“Kuwait: Un desierto en llamas // Sebastião Salgado // Taschen // 2016 // 49,90 euros
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