Y entraron los denominados felices años veinte o años locos correspondientes al periodo de prosperidad económica que tuvo Estados Unidos desde 1923 hasta 1929. Esta prosperidad benefició a toda la sociedad e hizo que la economía siguiera creciendo a un ritmo que no se había registrado antes, generando una burbuja especulativa. Pero esta prosperidad duraría un corto periodo de tiempo ya que finalizaría el 24 de Octubre de 1929, conocido como el Jueves Negro y con la llegada del Crack del 29 que culminaría en la Gran Depresión.
Mientras tanto, en Europa se producían una serie de acontecimientos después de la primera Guerra Mundial que también conllevan un cambio estructural, social, político y cultural. El Imperio ruso se convirtió en la Unión Soviética. La situación en Francia era de un descontento social que se traduciría en una inestabilidad política permanente. Alemania, asfixiada por las disposiciones del Tratado de Versalles, tenía su sistema financiero en crisis, mientras trataba de lograr una estabilidad democrática con la República de Weimar.
En esta última en lo cultural, la época de la República de Weimar fue una de las más creativas y propensas a la innovación cultural de la historia alemana y europea, hasta que llegaron los nazis lo que provocó la exportación de todo el talento que se reunió en esas tierras. Los primeros años estuvieron marcados por el expresionismo tardío tanto en la pintura como en la literatura, mientras que en los años siguientes alcanzó prioridad la nueva objetividad y más tarde, durante la Gran Depresión, el realismo con crítica social. También fueron los años del dadaísmo alemán, sobre todo en Berlín y Colonia. Escribieron en esta época autores como Bertolt Brecht, Alfred Döblin, Lion Feuchtwanger, Erich Kästner, Thomas y Heinrich Mann, Arnold Zweig y Stefan Zweig.
Durante dicha época nació la Bauhaus, fundada por Walter Gropius, la escuela por antonomasia de artesanía, diseño, arte y arquitectura. Precursora de lo que conocemos hoy como diseño gráfico. En lo que respecta a la fotografía no tenía una sección como tal, pero en 1923 se le encargó el taller de metales al maestro húngaro László Moholy-Nagy, que introdujo entonces la fotografía como un nuevo medio de expresión artística. Enseñó técnicas como el fotomontaje, el montaje lumínico, la foto escultura y el collage abriendo vías en este campo. Alentó, en el marco de la expresión fotográfica, la exploración de nuevas formas más que nuevos temas. Una de las innovaciones esenciales de esta escuela fue sin duda la de haber asociado de manera sistemática el arte con sus posibles aplicaciones, ya fueran documentales, decorativas o publicitarias. Grandes fotógrafos estudiaron en la Bauhaus como Herbert Bayer, el nombrado Lázlo Moholy-Nagy, Lucía Molí-Nagy,Walter Peterhans, Horacio Coppola, Florence Henry, Grete Stern y Ellen Auerbach, entre otros.
En el periodo de entreguerras se produce un cambio significativo en el campo de fotografía, por un lado existe una reacción a los planteamientos pictóricos y por otro un interés por nuevas formas de expresión artística. Las tres principales corrientes que surgen en esta época son la Nueva visión, la Nueva objetividad y la Fotografía directa. En todas ellas se busca la especificidad del medio fotográfico y su separación de la pintura, desde estos movimientos se realizaron muchas críticas a las asociaciones fotográficas existentes que pretendían mantener los modelos pictóricos, se les acusó de insustanciales, de situarse en la perspectiva del ombligo ya que sólo atendían a sus propios presupuestos y de producir imágenes poco atractivas y alejadas de la realidad. Pero el movimiento de la Nueva visión también recibe críticas de los componentes de la fotografía directa y la Nueva objetividad, que les acusa de experimentalismo, de incapacidad de producir de un modo uniforme, de realizar fotografías de aficionados con bajos niveles de calidad técnica. A esto último respondieron con la creación de clases de fotografía pura en la Bauhaus y con una evolución hacia una fotografía cada vez más objetiva.
Esta corriente estaba formada principalmente por jóvenes constructivistas rusos como Rodchenko y fotógrafos de la Bauhaus y entre sus recursos estílisticos se encontraban los encuadres desde puntos de vista muy exagerados, los experimentos de luces y sombras que en ocasiones producían grandes áreas muy oscuras en la foto, el uso de fotomontajes y collages. Las obras suelen contener un cierto contenido didáctico ya que hace que el espectador se encuentre con una imagen que es difícil de reconocer como elemento de la realidad y a partir de ese momento la interpreta y la identifica.
Así llegamos a España donde la figura de Gabriel Casas tiene gran importancia por ser el precursor de esa Nueva Visión creada por Moholy-Nagy para utilizarla en las publicaciones de nuestro país. La difusión de sus teorías favoreció la creación de nuevas narrativas visuales que cambiaron la fisonomía del mundo impreso. Casas estuvo conectado a los movimientos de vanguardia artística que había en Barcelona en la década de 1920, en los que la fotografía había ganado protagonismo como materia artística. Aplicó ese lenguaje de la Nueva Visión a la fotografía de información, a la publicidad y al retrato, años antes de que la sociedad española se empezase a familiarizar con los fotomontajes, fotogramas, puntos de vista insólitos: picados, contrapicados o con descentramientos respecto al eje de simetría.
Durante los años de formación de Gabriel Casas, Barcelona se convirtió en una de las capitales del modernismo europeo. La arquitectura, la pintura, el diseño gráfico e industrial estaban muy presentes en la vida de la ciudad a través de las obras de arquitectos como Antoni Gaudí, de las pinturas y carteles de Ramon Casas y también las fotografías de Rafael Areñas, fotógrafo pictorialista en cuyo estudio Casas comienza a trabajar en 1908. En 1913 Gabriel Casas se exilia a Buenos Aires para evitar el servicio militar y la Guerra de Marruecos y no regresa a Barcelona hasta 1918. La ciudad que Casas encontró a su regreso está en plena transformación y se había convertido en el refugio de artistas de la vanguardia internacional. En ese momento Casas se independiza y empieza a compaginar el trabajo de estudio con la fotografía de información, especializándose en fotografía deportiva. Los deportes, muy asociados a la vida moderna, se habían convertido en espectáculos de masas y por aquel entonces ya ocupaban muchas páginas en periódicos y revistas.
Sus fotografías tuvieron una gran repercusión e ilustraron revistas, libros y fueron utilizadas para la creación de carteles propagandísticos. Renovó la forma de hacer información visual con la utilización de los fotomontajes, los puntos de vistas inusuales, la fragmentación, la magnificación, la repetición de elementos y la abstracción. Sus innovadoras imágenes se publicaron en las revistas más importantes de la época, como Barcelona Gráfica, Imatges, D’Ací i D’Allà, entre otras. Realizó una enorme producción, de la que se han podido salvar 20.000 imágenes, el resto fueron decomisadas en 1939 o se perdieron en los múltiples traslados que sufrió su estudio.
Parte de esas imágenes se pueden ver en ña exposición organizada por el Museu Nacional, el Arxiu Nacional de Catalunya y la Obra Social “la Caixa”, Gabriel Casas. Fotografía, información y modernidad, 1929-1939 es la primera gran muestra monográfica dedicada a uno de los fotógrafos del país más importantes del periodo de entreguerras. Se centra en las fotografías que realizó durante diez años claves, los que van desde 1929 a 1939, cuando su obra adquiere una gran madurez y conecta con la vanguardia europea. A través de 120 fotografías, esta exposición ofrece una visión amplia y contextualizada de su obra.
Un texto en el que se puede aprender más sobre esta nueva visión creada por László Moholy-Nagy es su texto La Nueva Visión editado por ediciones infinito. La nueva visión fue uno de los catorce libros de la Bauhaus y contiene las ideas y experiencias del autor durante el período en el que fue profesor en la mítica Weimar y luego en los revolucionarios edificios creados por Walter Gropius en Dessau. Aquí narra la labor desarrollada en el campo del diseño en general, donde fusionando teoría y práctica, no sólo renovó la metodología didáctica clásica, sino que, como anticipo al mundo futuro, lanzó al mercado libros impecables objetos de diseño concebidos y desarrollados en sus talleres. Un libro imprescindible para entender el actual escenario del diseño y la fotografía.
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