La libertad creativa es una condición prácticamente indispensable para poder llevar a cabo procesos de diseño funcionales y eficaces, para que así puedan cumplir el objetivo para el que ha sido creado. Todo diseñador necesita de una confianza y libertad de la que pueda ejercer. Si un cliente contrata a un diseñador es para que confíe en el, si no, siempre podrá hacer el propio cliente sus propios diseños.
En esa libertad creativa, un factor que la compone es el juego. Sí, el juego. No como algo recreativo, sino como aquello que permita experimentar, proyectar, hacer, equivocarse, volver a probar, todo ello mediante esa confianza de la libertad creativa. Si esto es así, seguro que salen diseños extraordinarios y conceptos que cumplen las funciones para las que han sido creados, y si no, que se lo digan a artistas como Gris, Braque, Picasso, Mondrian, o arquitectos como Le Corbusier, Frank Lloyd Wright o incluso diseñadores como Bruno Munari. Personas que han ejercido esa libertad que se aprecia en sus magníficos y rompedores trabajos.
El juego, es el que nos ha acompañado e influenciado desde nuestra más tierna infancia, desde esos primeros trazos realizados en un papel hasta la disposición espacial de bloques en tres dimensiones, nos han ido fomentado una imaginación singular y personal para el desarrollo cognitivo e intelectual. «Las investigaciones que han rastreado la influencia que los nuevos modelos pedagógicos aparecidos en el siglo XIX para la educación del niño, y también para la enseñanza del dibujo, base de la práctica artística, han tenido en las vanguardias (y, por tanto, también en el arte, la arquitectura y el diseño de todo el siglo XX, herederos de aquellas)», no habían sido puestas en común hasta hoy.
Con la exposición El juego del arte. Pedagogías, arte y diseño (del 22 de marzo al 23 junio) en la Fundación Juan March, podemos disfrutar, estudiar y reflexionar sobre «esta aproximación genealógica al arte moderno mostrado a través de una amplia selección de más de 300 manuales de dibujo y materiales, recursos y juegos educativos procedentes de la colección del profesor Juan Bordes, comisario invitado de la muestra, con obras y documentos de las vanguardias y el arte, el diseño y la arquitectura del siglo XX. Se trata de obras del cubismo (Gris, Braque, Picasso, el segundo cubismo), el neoplasticismo (Mondrian, Van der Leck, Van Doesburg, Rietveld y Van’t Hoff), la Bauhaus (Gropius, Itten, Klee, Kandinsky, Gunta Stölzl, Feininger, Josef y Anni Albers), la obra de arquitectos y diseñadores como Ray y Charles Eames, Bruno Munari, Hermann Finsterlin, Bruno Taut, Le Corbusier, Frank Lloyd Wright, Enzo Mari o Marcel Breuer, además de obras suprematistas, constructivistas, futuristas, dadaístas o surrealistas y una amplia selección de artistas, diseñadores y arquitectos de la segunda mitad del siglo XX».
Al adentrarte en la exposición «se hace patente cómo las novedosas pedagogías del siglo XIX más radicalmente basadas en el juego y en la experiencia del “dibujo para todos”, inspiradas por el Émile (1762) de Jean Jacques Rousseau (1712-1778) y cuyo destilado más conocido quizá sea el sistema del Kindergarten de Friedrich Froebel (1782-1852), han sido un germen tan eficiente como desatendido del gran cambio introducido en la tradición por el arte moderno».
«La muestra quiere hacer visible que la génesis del arte moderno también se encuentra en la infancia de sus protagonistas y en la educación que recibieron. No se trata, por tanto, de ver el arte del siglo XX desde la perspectiva de un niño, sino de verlo como el resultado, también, de los niños que alguna vez fueron los protagonistas de esa historia».
Por tanto, es una exposición con gran carácter divulgativo y de un género creativo enriquecedor, porque además de conocer y comparar cuáles han podido ser algunas fuentes de inspiración de diferentes artistas, arquitectos o diseñadores, te invita (al visitante) ha realizar un acto de contrición creativo en una disposición de inteligencia y de voluntad libre, y preguntarte (no como pecador según la fé cristiana) ¿qué ha sido aquello que a lo largo de tus inicios en el juego de tu niñez ha podido marcar tu línea de diversión para así llegar a la edad adulta y poder crear estrategias, modelos de procesos que resuelva problemas. Con esto no quiero decir que aquello de lo que has disfrutado en tu infancia te haya influenciado para siempre (que puede ser), sino que aunque estamos en continuo proceso de aprendizaje, lo ocurrido atrás ha podido algo que ver en tu camino, por ello la importancia de fomentar a edades tempranas de «libertades creativas» y el juego como valor didáctico y enriquecedor para el desarrollo humano.
Fundación Juan March
El juego del arte. Pedagogías, arte y diseño
22 marzo – 23 junio 2019
Lunes a sábado y festivos: 11:00–20:00
Domingos: 10:00–14:00
