Muchas veces nos preguntamos qué es eso de la creatividad, decimos “vaya, vaya, este chico es muy creativo”. Pero qué es realmente la creatividad y cómo la entendemos. Entender la creatividad como método científico y no cómo inspiración. Debemos proyectar las cosas también las ideas, es decir, debemos pensar qué podemos hacer y que sea de la forma más efectiva posible, gastando energía en lo que realmente nos puede hacer llegar al final para resolver el problema que se nos haya planteado y no perder esa energía en el camino.
Creatividad no quiere decir improvisación sin método: de esta forma sólo se genera confusión y los jóvenes se hacen ilusiones de ser artistas libres e independientes, que todo es muy fácil y viene de la inspiración de cada uno, o como decía Jacques Maximin, que “la creatividad es no copiar”. La creatividad es un camino que nos debe llevar a transformar o combinar una idea o varias, pero que no copiar.
La serie de operaciones del método proyectual obedece a valores objetivos que se convierten en instrumentos operativos en manos de proyectistas creativos.
Por eso conviene ahora establecer ya una distinción entre el proyectista profesional, que tiene un método proyectual, gracias al cual desarrolla su trabajo con precisión y seguridad, sin pérdidas de tiempo; y el proyectista romántico, que tiene una idea “genial” y que intenta obligar a la técnica a realizar algo extraordinariamente dificultoso, costoso y poco práctico, aunque bello.
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¿Cómo te consideras proyectista profesional o proyectista romántico?
Un consejo: leer (si no lo habéis hecho ya) ¿Cómo nacen los objetos? de Bruno Munari (Ed. Gustavo Gili). Donde se analiza el trayecto que un diseñador recorre desde que se enfrenta a un problema funcional hasta que logra la proyección y configuración de su solución material. A partir de su experiencia como pedagogo y valiéndose de un rico repertorio de ejemplos e ilustraciones, Bruno Munari plantea a modo de apuntes algunas de las cuestiones clave que entran en juego en el proceso de diseño, y proporciona iluminadoras reflexiones sobre diferentes aspectos del proceso: desde el planteamiento del proyecto como problema-solución o la realización de bocetos, hasta el uso de maquetas o fichas de análisis. Esta obra clásica e imprescindible de Munari resulta ante todo un inteligente análisis de casos reales que arrojan nueva luz sobre la naturaleza de la metodología proyectual.
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