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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

Una casa bajo el sol

Un cómic recupera la figura de Eileen Gray. Arquitecta y diseñadora que le dijo no a Le Corbusier. No, a que dibujase en sus paredes

Una casa bajo el sol
Pablo Delgado el

Muchas veces damos por sentado que una obra de arte ha sido realizada por un artista determinado, o que esa canción que tanto tarareamos es de tal grupo, o esa película que vimos la semana pasada era de un director de cine muy famoso, o ese edificio que tanto nos gusta ver todos los días es de aquel arquitecto también muy famoso de origen inglés. Hechos que estamos tan seguros de que son así o que siempre nos han contado que han ocurrido de una manera, que no nos planteamos su veracidad. Como por ejemplo, la famosa frase del cine «tócala otra vez Sam», que nunca se pronuncia en la película de Michael Curtiz de 1942 Casablanca, una frase que no forma parte del guión, hasta que alguien lo planteó. Sí es cierto que el personaje que interpreta Bergman (Ilsa) le pide al pianista Sam que toque la canción, pero del siguiente modo: «Tócala, Sam. Tócala».

Casa E-1027, Roquebrune-Cap-Martin, Francia, 1926-1929.

Mitos que a lo largo del tiempo se van resolviendo, como el de la casa E-1027. Una pequeña villa construida entre 1926 y 1929 en Roquebrune-Cap-Martin, Francia. La obra se posa sobre la topografía adaptándose a los contornos del terreno. Pertenece a una construcción del movimiento moderno donde se empleó muchos de los principios fundamentales que Le Corbusier enunció allá en 1927.​ La casa fue diseñada por Eileen Gray (1878-1976) como un espacio sencillo en donde todo fuera eficaz, pero podría haber pasado por una de las que realizó el arquitecto franco-suizo.

Gray la diseñó hasta el último de los detalles dando a todo una conformidad como no se había hecho antes, tan solo con una formación autodidacta. Incluso Le Corbusier, amigo de la pareja de Gray, el también arquitecto Jean Badovici, con quien realizó Gray la casa, pasaba a menudo por la construcción intentando convencer a Gray para hacer alguno de sus dibujos murales, a pesar de que ella se resistiese continuamente a sus propuestas. De hecho, Le Corbusier gran amigo de Badovici estaba obsesionado con la E-1027. Al finalizar la relación entre Gray y Badovici en 1932, el arquitecto rumano se quedó con la casa. Contra toda voluntad de Gray, Le Corbusier pintó murales dentro de la casa, con la venia de Badovici. Asimismo, el arquitecto franco-suizo incluso intentó comprar la casa, pero falló, por lo que optó por comprar una propiedad cercana donde construyó una pequeña cabaña: la Cabanon de vacances.

Durante gran parte del siglo XX, Gray fue considerada una artista del lacado, arquitecta, interiorista y diseñadora de muebles autodidacta. La irlandesa, autora de piezas icónicas como el sillón Bibendum, un homenaje al muñeco de la marca de neumáticos Michelin, fue una de las primeras mujeres reconocidas internacionalmente por su aportación a la arquitectura y al diseño industrial. Aunque existen cientos de proyectos realizados por ella, como el mencionado de la casa E-1027 y su propia casa, Tempe à Pailla, son sus únicos trabajos arquitectónicos que se conservan intactos. En la actualidad, sus piezas, reeditadas, son objeto de coleccionismo y ejemplo de una visión pionera del diseño contemporáneo.

La E-1027 está considerada como su trabajo más reconocido. Y fue un claro ejemplo de cómo a una mujer se la relegó a un segundo plano. Una gran mujer que tenía las ideas muy claras y además tenía una forma particular de entender la arquitectura: «uno debe construir para el ser humano, para que pueda redescubrir en la construcción arquitectónica el placer de la autorrealización en un todo que lo extiende y lo completa», escribió Gray en un número de L’Architecture Vivante en 1929. A diferencia de la idea de Le Corbusier, Gray defendía que la casa no era una máquina de habitar, sino que tenía que ser una extensión del habitante, diseñada desde el equilibrio perfecto entre la razón y el instinto; funcional, flexible, palpable y sensual. Un lugar donde los límites entre arquitectura y mobiliario se desdibujan; los objetos, texturas y luces evocan los sentidos y se transforman en una experiencia corporal.

Como el cómic realizado por Charlotte Malterre-Barthes y Zosia Dzierżawska titulado Eileen Gray. Una casa bajo el sol (Aloha editorial). Una magnífica obra que nos acerca a la vida de esta visionaria del diseño y cómo tuvo que enfrentarse a los acontecimientos y pensamientos de los hombres que la rodeaban en su día a día. Fue durante la década de los veinte, en París, cuando el trabajo de Gray alcanzó nuevas cotas de innovación. Gray quiso crear un arte funcional y sensual, lo que la llevó a construir esa obra arriesgada de su carrera. Sin embargo, vivió eclipsada por sus compañeros masculinos, y su nombre ha sido prácticamente borrado de la Historia de la Arquitectura.

Un cómic genial para recuperar esta figura mítica y pionera, además de un disfrute para los amantes del diseño y de la arquitectura, aportando un valor diferenciado a la figura de Gray. Acerca y abre nuevas ventanas a la búsqueda y conocimiento de su obra, mediante este formato ameno, claro y conciso, que puede llegar a ser el cómic. Con dibujos muy bien elaborados, que evocan un estilo definido y de una época, representan esos años turbulentos, algo locos, pero cargados de grandes dosis de creatividad; acompañado de un guión fiel a la realidad, punto de perfección, dando como resultado una obra gráfica genial.

Eileen Gray. Una casa bajo el sol // Charlotte Malterre-Barthes y Zosia Dzierżawska // Aloha editorial // 2020 // 20 euros

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