Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) fue un poeta, novelista, dramaturgo y científico alemán, contribuyente fundamental del Romanticismo, cuyas reflexiones poéticas crearon obras de arte eternas y que llegaron a inspirar a las generaciones futuras de artistas. Isaac Newton (1642-1727) fue el científico de la Ilustración cuyos experimentos y teorías de la relatividad cambiaron la historia de la ciencia. Entre ellos se produjo un duelo intelectual a través de sus teorías de los colores, una «guerra» histórica entre las artes y las ciencias y según muchos críticos y analistas, el resultado es un empate.
Según Newton, el color no era un proceso fisiológico basado únicamente en la percepción subjetiva de los sentidos, sino que era una medida constante con respecto a la luz blanca, lo que hacía del color un objeto físico que existía fuera del cuerpo. Un siglo después, Goethe argumentó que el color no era solo un fenómeno físico, existía solo como una propiedad medible dentro de la luz. El color no era un segmento dentro de la luz, sino un producto de la armoniosa mezcla de luz y oscuridad.
«El piadoso deseo de no querer seguir oyendo hablar de la confusión newtoniana, casual o intencionada, solo puede hacerse realidad si toda esa teoría desaparece ante la visión de la verdad de una experiencia pura y de un enjuiciamiento adecuado», continúa Goethe. «Newton, tan conocido por sus experimentos, deja una y otra vez caer que en sus investigaciones y observaciones, que deberían ser agudas y precisas, imperan cierto tipo de casualidades. Coge una mosca que va volando por la pared, las letras de un libro abierto, un diente de ajo, una cajita de cinabrio o lo que se le ponga por medio, y lo que resulte tendrá que tener un valor cualquiera».
Reflexiones y estudios muy interesante de aquello que está a nuestro alrededor, de aquello que sin ello no podríamos sobrevivir, como es la luz. Esa inquietud ha llegado a nuestros días en forma de palabras (que en algún momento difíciles de entender) que son representadas mediante el dibujo y así ayudan a entender mejor las teorías expuestas como la «Teoría de los colores: las láminas comentadas» de Goethe (Editorial Gustavo Gili).
Un librito (muy bien editado) que recoge las láminas con las que ilustró su teoría y las explicaciones que las acompañaron. Complejo y apasionante a la vez, el texto deja entrever las tensiones latentes entre sujeto y objeto, realidad y representación, arte y ciencia, y las innumerables dicotomías que estimularon el pensamiento y la obra del autor alemán a lo largo de toda su vida.
Goethe afirmaba que «la vista es el más noble de los sentidos. Los otros cuatro solo nos instruyen por medio de órganos del tacto: escuchamos, sentimos, olemos y tocamos todo por contacto, pero la vista está infinitamente por encima, se sublima más allá de la materia y se aproxima a las facultades del espíritu».
En el epílogo a la obra, Jürgen Teller nos acerca a la figura y al estudio del Goethe más visual, sobre su interés por la luz y los colores que pueden llegar a formarla. «El primer descubrimiento fuera de lo normal sobre los colores lo hizo a los diez años. Habla Goethe retrospectivamente: ‘gracias al trato que tuve con artistas desde la juventud y a mis propios esfuerzos empecé a fijarme en la parte más importante del arte de la pintura, en cómo dar los colores’ (…) El interés de Goethe por los colores se presenta primero así exclusivamente en la literatura. Aquí, con una frecuencia llamativa, la fantasía sensorial se convierte en órgano para transformar en metáforas los fenómenos de lo visible, el brillo plateado de la luna, los efectos del ocaso y del alba, el paisaje primaveral que reverdece, el cambiante juego de colores, el contraste entre claro y oscuro, etc., y aumenta la observación detallada hasta la intuición poética», afirma Teller.
«En su imponente obra Sobre la teoría de los colores, Goethe llevó a cabo y describió cientos de experimentos, pero solo unos pocos pueden ser contemplados ad oculos con dibujos. Sus láminas sobre la teoría de los colores se añadieron a la obra principal acerca del tema en un breve anexo junto con las explicaciones. Son exquisitas, no solo por su singularidad, sino sobre todo por su exacta percepción de la impresión sensorial, incluso por la fuerza que irradian las imágenes. Es sabido que el arte del dibujo de Goethe encontró también aquí una de sus mejores expresiones».
«El acento de las Contribuciones a la óptica está en la observación y en la comprobación experimental del axioma goethiano de que los colores son productos mixtos de luz y oscuridad y las franjas cromáticas reconocibles a través del prisma, que dividen claramente el espectro del arcoíris, proceden en realidad de los límites: los bordes más oscuros en el campo visual ante el fondo claro (…) El método de Goethe muestra una serie de rasgos no tan evidentes como para que cualquiera pudiera estimarlos como científicos: la frescura de la percepción inmediata, el esfuerzo de coleccionar, el rigor del orden, la seguridad soberana en la comparación y la fuerza del pensamiento, pero, sobre todo, una capacidad visual sin par».
«Ante el Goethe científico, el mundo de los colores se despliega como una especie de enciclopedia cromática. Para él, el libro de la naturaleza no está escrito en números, sino en imágenes y figuras, que no están muertas ni mudas, y mucho menos invisibles. La participación en la excursión de Goethe por el mundo de los colores se convierte en aventura en tanto que se comprueba enseguida que este terreno especial que, a primera vista, ofrece fenómenos que son parte de los hechos más evidentes del mundo exterior arroja en la interpretación de su origen y de sus interacciones, de su realidad objetiva y de su profunda legitimidad una de las cuestiones más emocionantes que dan explicación a la naturaleza». Concluye Teller.
En definitiva, una obra (la de Goethe) que sirve para que el ojo que «se forma según los objetos», pueda experimentar y formarse en recoger y procesar la cultura visual a través de los colores. En un mundo como el actual, en el que cada vez salen más y más colores ficticios formados por la mano del hombre, lo que realmente queda y funciona es esa enciclopedia cromática descrita por Goethe. La obra editada por Gustavo Gili, sirve al lector para acercarse al discurso cromático de Goethe, para así poder interpretar cómo puede llegar a funcionar la luz que nos invade a diario. Un texto ambicioso, apasionado y coherente para comprender las reacciones humanas ante el color.
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