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Blogs Crónicas de un nómada por Francisco López-Seivane

Nunca fue tan fácil viajar a Sri Lanka

Nunca fue tan fácil viajar a Sri Lanka
Francisco López-Seivane el

Tras el atentado perpetrado el pasado mes de abril por un rebaño de niñatos fanatizados que causó casi trecientos muertos y más de quinientos heridos, sumiendo a Sri Lanka en el caos, la angustia y el dolor, numerosos touroperadores de todo el mundo cancelaron de inmediato sus viajes al país. Sobre todo, los japoneses, que no entendían en su día por qué nadie quería viajar a su país tras el desastre de Fukushima y ahora son ellos los más reticentes a viajar a Sri Lanka. Por esa cobarde regla de tres nadie podría viajar a Inglaterra ni a Francia ni a España ni a Bélgica, ni a Alemania…, todos ellos países también castigados por el terrorismo. Es en esos momentos cuando uno debe apoyar a un país que ha sido castigado tan duramente aunque solo sea con su presencia. No hacerlo es regalar una victoria a los terroristas.

Yo tenía intención de viajar a Sri Lanka con un grupo de amigos cuando se produjo el atentado y no me arredró lo más mínimo la paranoia que se desató en todo el mundo. Escribí una carta a todos ellos manifestándoles mi decisión de no cancelar el viaje y la mayoría decidieron secundarme. Puedo garantizar que nunca fue tan fácil entrar en un país. Ni siquiera nos pidieron el visado. Una amable azafata nos acompañó a través de todas las formalidades como si fuéramos una comitiva de alto rango y en un periquete ya estábamos de camino al hotel en Negombo, precisamente la ciudad más castigada por las bombas junto a Colombo. En el hotel Jetwing Beach, un cinco estrellas situado sobre una playa infinita de arenas doradas, nos acogieron como huéspedes de honor y nos agasajaron con una cena inolvidable.

Vista panorámica de la playa de Negombo, hoy completamente vacía pero normalmente frecuentada por turistas de todo el mundo/ Foto: F. López-Seivane con Fujifilm T20

Al día siguiente visitamos a primera hora un Orfanato de Elefantes que, en su día, fue una obra de gran sensibilidad, donde se recogían crías que habían perdido a sus padres y, con el tiempo, se ha convertido en un asilo donde también se acumulan ejemplares viejos que no pueden valerse por si mismos. En la actualidad es una atracción turística con todos los inconvenientes que eso acarrea, especialmente a la hora del baño, cuando los elefantes se solazan en las aguas del río y las cámaras no cesan de inmortalizar el momento. Hay tanta gente en primera línea que lograr una instantánea se antoja una misión imposible. Enseguida me llamó la atención una terraza ajardinada, aguas abajo, donde la mayoría de los elefantes elegía bañarse. Me pareció un enclave ideal para las fotografías del baño y decidí explorar las callejuelas paralelas al río. Mi curiosidad dio con el hotel  Elephant Bay, cuyo jardín era el lugar que  me había llamado la atención y desde donde pude contemplar y fotografiar sin agobios el baño de los proboscídeos. Recuérdenlo si van alguna vez por allí.

Turistas dando de comer a un joven elefante huérfano, una imagen muy frecuente en el Orfanato/ Foto: F. López-Seivane con Fujifilm T20
Es la hora del baño en el Orfanato de Elefantes de Sri Lanka/ Foto: F. López-Seivane con Fujifilm T20

Los paisajes de Sri Lanka son tan verdes y fascinantes que viajar por sus carreteras es en si mismo una atracción. Tres son las zonas que los visitantes suelen frecuentar. El llamado Triangulo Cultural, que se encuentra en el centro del país y reúne los principales monumentos históricos, que no son pocos ni irrelevantes. Luego está, más al sur, la zona montañosa moteada de campos de té y lugares tan importantes como Kandy, donde se halla el templo budista más venerado del país. Allí se custodia como reliquia un diente de Buda y todos los veranos se celebra La Perahera, un semana de procesiones y rituales sin parangón, que muchos comparan a la Semana Santa de Sevilla. Cualquier día de estos se lo cuento con detalle.

Fabuloso paisaje en el macizo central, moteado de campos de té/ Foto: F. López-Seivane con Fujifilm T20
Ruinas de la ciudad de Polonnaruwa/ Foto: F. López-Seivane con Fujifilm T20
Otro rincón de las ruinas de Polonnaruwa/ Foto: F. López-Seivane con Fujifilm T20
Sancta Sanctorum del templo budista de Kandy/ Foto: F. López-Seivane con Fujifilm T20
Estancia superior del Templo del Diente de Buda en Kandy/ Foto: F. López-Seivane con Fujifilm T20
Finalmente, vista exterior del fabuloso Templo de Kandy/ Foto: F. López-Seivane con Fujifilm T20

Luego está el sur, donde se suceden las playas y se hallan los más importantes centros de Ayurveda del país, un tema que habrá que tratar también con despacio en otro momento. Permítanme que deje aquí, por ahora, el relato de mi viaje por Sri Lanka. Muy pronto volveré para contar con detalle los fabulosos atractivos de ese maravilloso país. Mientras, si les tienta visitarlo por su cuenta no lo duden ni un instante. Nunca fue tan fácil.

Para dimes y diretes: seivane@seivane.net

Escucha aquí mis Crónicas de un nómada en Radio5 (RNE)

 

 

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