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Blogs Bukubuku por Emilio de Miguel Calabia

Un político de otra pasta, ¿o no? (1)

Emilio de Miguel Calabia el

(Imran Khan de jugador de cricket, profesión que proporciona menos sinsabores que la política)

El descrédito de la política y los políticos es tal que una buena parte del electorado está dispuesta a votar a líderes que se presentan como cualquier cosa menos un político al uso. Así, una parte del atractivo de Donald Trump es que se presenta como multimillonario exitoso y no como político. Otro tanto sucede con Javier Milei que antes de entrar en política era visto primordialmente como un economista y comunicador. Un tercer ejemplo, esta vez de Pakistán, es el del famoso jugador de criquet convertido en Primer Ministro (hoy ex-Primer Ministro), Imran Jan.

En 1996, tal vez pensando en capitalizar su fama como jugador de criquet, Imran creó el partido Tehreek-e-Insaf, (PTI) o Partido por la Justicia en urdu. La ideología del PTI es semejante a la de muchos nuevos partidos que quieren desmarcarse de los partidos políticos tradicionales, a los que acusan de egoísmo y corrupción y de no haber logrado los ideales del fundador de la nación, Mohamed Ali Jinnah. El PTI pone el acento en cuestiones como la educación, la sanidad, el bienestar social entendido desde un punto de vista islámico y el desarrollo económico y estima que todas esas cuestiones están interconectadas y que afrontarlas es clave para transformar la sociedad pakistaní “en un Estado igualitario, moderno, del bienestar democrático e islámico que mantenga los derechos fundamentales del pueblo en el que todos los ciudadanos, con independencia del género, la casta, el credo o la religión puedan vivir en paz, armonía y felicidad.” El PTI se presentó como el partido que defendía los intereses de la gente ordinaria, con especial atención a los jóvenes (en 1996 los menores de 30 representaban el 30% de la población; hoy son el 64%) y a las clases medias.

Sus resultados en las primeras elecciones a las que se presentó, las de 1997, fueron decepcionantes. Con sólo el 2% de los votos emitidos, no consiguió un solo escaño. Sus votantes estuvieron concentrados en dos provincias: Punjab y Jaiber Pajtunjua. En cambio, en la industrial Karachi sólo consiguió 911 de los 59.078 votos emitidos. ¿A qué se debió esta derrota? Posiblemente a que tuvo poco tiempo para darse a conocer y crearse una imagen frente al Partido Popular de Pakistán (PPP) de Benazir Bhutto y la Liga Musulmana de Pakistán-Nawaz (PML-N) de Nawaz Sharif, que venían dominando la vida política desde el regreso de la democracia en 1988.

El 12 de octubre de 1999 el general Pervez Musharraf dio un golpe de estado, justificándolo con las serias acusaciones de corrupción contra el Primer Ministro Sharif. Con independencia de esas acusaciones, lo cierto es que Sharif y Musharraf no se hablaban. Imran Jan inicialmente apoyó el golpe y vio en Musharraf al hombre que podría terminar con la tradicional fragmentación de la política pakistaní, devolver el país a la democracia y acabar con la corrupción. Es posible también que Imran viera una oportunidad para que el PTI, sin escándalos de corrupción, se convirtiera en una tercera fuerza.

Imran, al igual que otros, terminaría desencantado con Musharraf. En las elecciones de 2002 el terreno de juego estuvo netamente desequilibrado en favor del PML-Q, que apoyaba a Musharraf y que consiguió 105 de los 342 escaños en juego. En esas elecciones por primera vez el PTI entró en el Parlamento, aunque eso sí, con un solitario escaño, el de Imran por Mianwalli.

Para 2007 a Musharraf la cabeza le olía a pólvora. EEUU ya no veía en él al gran aliado en la lucha contra el Terror, sino a un hombre turbio y con más dobleces que la concha de un galápago al que había que presionar para que se comprometiese sinceramente en la lucha contra el yihadismo. Con su decisión de cesar al presidente del Tribunal Supremo, Iftijar Chaudhry, por cargos algo frívolos en marzo de 2007, le salió el tiro por la culata. La indignación popular fue inmensa y todos los partidos políticos se pusieron en su contra.

El 6 de octubre hubo elecciones presidenciales en las que Musharraf arrasó. No obstante, el Tribunal Supremo estaba debatiendo en esos momentos si un miembro del Ejército (Musharraf era en esos momentos Jefe de la Junta de Jefes de Estado Mayor y presidente) era elegible en unas elecciones presidenciales. Musharraf optó por la huida hacia delante. El 3 de noviembre declaró el estado de emergencia. La Constitución quedó suspendida y varios de los magistrados del Tribunal Supremo fueron cesados. La excusa esgrimida fue la lucha contra el terrorismo. El estado de emergencia se extendió hasta el 15 de diciembre.

El 18 de febrero de 2008 tuvieron lugar las elecciones legislativas. Las ganó el PPP con 116 escaños, seguido del PML (N) con 88. El PML(Q) que apoyaba a Musharraf se hundió y perdió casi la mitad de sus escaños: de 105 escaños que tenía, se quedó en 54. El PTI boicoteó las elecciones como protesta por el cese de Iftijar Chaudhry, por no fiarse de un proceso electoral organizado bajo la égida de Musharraf y por el disgusto ante el acuerdo que éste había alcanzado con el PPP y el PML(N), partidos a los que Imran acusaba de todas las corruptelas del pasado.

El PPP y el PML(N) formaron un gobierno de coalición, pero lo único que les unía era el deseo de echar a Musharraf. El 8 de marzo firmaron el Acuerdo de Bhurban, cuyo objetivo principal era la restauración de los magistrados cesados en sus puestos. Al final era muy poco lo que cimentaba la coalición de gobierno. El 13 de mayo el PML(N) la abandonó.

Todos esos tejemanejes que recordaban a los que desembocaron en el golpe de estado de 1997 acabaron provocando hastío en la población y ésa fue la ocasión para el surgimiento del PTI. En el otoño de 2011 organizó manifestaciones multitudinarias en Islamabad y Karachi. Entre otros, atrajo a muchos jóvenes. De pronto el PTI resultaba atractivo y no pocos políticos a la vieja usanza de todo el espectro político se pasaron al mismo.

 

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