Emilio de Miguel Calabia el 12 ago, 2022 (Rey asirio haciendo una de las cosas que se le daban mejor: guerrear) Los asirios a menudo destruían las ciudades enemigas. En los comienzos del imperio sembraban sal sobre la ciudad destruida y prohibían su reconstrucción. Más adelante, comenzarán a reconstruir las ciudades devastadas. Curiosamente, a efectos de propaganda, los asirios insistían más en la fase destructiva que en la constructiva. Un ejemplo que trae Liverani es un texto de Sargón: “Conquisté Kammanu por completo, pulvericé Melid, su ciudad real, como un vaso de barro, consideré a todos sus habitantes como un rebaño de ovejas… Reconstruí de nuevo Tel-Garimmu, la repoblé con gente capturada por mí…” Da la sensación de que le fascina más referir la destrucción de Melid que la reconstrucción de Tel-Garimmu. Otros motivos propagandísticos imperiales clásicos son el de la superioridad del imperio sobre los pueblos conquistados, que casi hace que incorporarlos al imperio sea un imperativo moral. Las exposiciones coloniales que mencioné antes tenían varios objetivos: mostrar la grandeza del imperio; interesar a los ciudadanos en la construcción imperial y en los esfuerzos que requería, acercándoles a una forma descafeinada de la colonia; mostrar el contraste entre los nativos atrasados (era práctica común recrear los poblados nativos resaltando todo aquello que pusiese de relieve su exotismo, su diferencia y su atraso) y las obras del colonizador para poner en valor y hacer progresar el país (mostrar ingenios industriales que se había llevado a la colonia y productos producidos allí). Asiria se presenta como un orden imperial legítimo frente a los pueblos de su periferia, que a menudo son descritos como atrasados y poco civilizados. Cuando estos pueblos osan rebelarse, son derrotados, porque Asur condena su rebelión, y el castigo que debe aplicárseles ha de ser ejemplar. Podemos comparar ese planteamiento con la reacción de España ante las rebeliones de Tupac Amaru en Perú y de Tupac Katari en Bolivia. Dadas sus ambiciones universalistas, es muy habitual que los imperios traten de asimilar culturalmente a las poblaciones que incorporan. Uno de los modelos más desarrollados fue el de la China Ming, sobre todo en el sur del país. Comenzaban estableciendo acuerdos con los jefes locales, los cuales, con el transcurso del tiempo, pasaban de ser líderes hereditarios a gobernadores aprobados por los Ming. El proceso iba acompañado de una fuerte irradiación de la prestigiosa cultural china y de la inmigración de campesinos han. Al final del proceso de asimilación, era muy normal que los indígenas se hubieran sinificado y aculturado en gran medida y que, además, se hubiesen convertido en una minoría en su propia tierra. En las inscripciones asirias se repite a menudo la expresión “como asirios”, para señalar que un pueblo ha perdido su independencia y ha sido asimilado legal y políticamente a los asirios. El proceso solía ir acompañado de su deportación en masa a otra provincia del imperio. Un ejemplo de cómo funcionaba el proceso lo tenemos en la siguiente inscripción: “Gentes de las cuatro regiones (del mundo) de lengua extraña, de expresiones intraducibles, habitantes de montañas y llanuras, todos ellos alimentados por la luz divina (…) que yo había deportado por orden de Asur, mi señor (…) sometí a un mando unificado y los hice habitar allí. Les designé como vigilantes y supervisores a asirios, competentes en todo tipo de actividad, para enseñarles a comportarse y en el temor de dios y del rey”. O sea, que el proceso implica: 1) Deportación; 2) Designación de capataces asirios para asegurarse de que sean productivos y de que hagan las cosas a la manera asiria; 3) Enseñarles a que se consideren súbditos del imperio, principalmente por el miedo (el concepto de “poder blando” les habría resultado ajeno a los asirios, que no entendían otro lenguaje que el de la fuerza militar). Mientras que la concesión de la ciudadanía romana otorgaba derechos y, por tanto, era muy cotizada por los conquistados, convertirte en asirio implicaba pagar tributos al rey asirio y estar sometido a la leva militar y a los trabajos forzados para el Estado. Muchos imperios han tenido políticas de deportaciones o transferencias territoriales por diversos motivos. Los romanos fundaban colonias de veteranos en las provincias como forma de romanización y de control. La URSS de Stalin, durante la II Guerra Mundial, desplazó hacia el este a etnias de las que no se fiaba como los alemanes del Volga o los tártaros de Crimea. Los ingleses promovieron la emigración de tamiles hacia Malasia y Singapur para utilizarlos como mano de obra barata y preferible a los elementos indígenas, por cuanto, estando fuera de su país, eran más fácilmente controlables. Los asirios fueron el imperio de la Antigüedad que hizo un mayor uso de las deportaciones. Al comienzo del imperio, las deportaciones tenían una motivación política y militar. Se traslada a la capital a miembros de las élites de los países conquistados y a hombres jóvenes que pudieran servir como tropas auxiliares en los ejércitos asirios. Los seres humanos no eran más que esa parte del botín que andaba a dos patas y hablaba. Más adelante se introdujeron las deportaciones masivas, que buscaban destruir la unidad étnico-política del país conquistado. Una peculiaridad de los asirios eran las deportaciones cruzadas: traslado a la población conquistada a una de mis provincias y muevo a los habitantes de esa provincia al país que acabo de vaciar de sus pobladores. Una ventaja de este sistema es que la provincia recién conquistada puede seguir siendo productiva, solo que ahora con otros pobladores. Un ejemplo de la eficacia de las prácticas asirias lo tenemos comparando la suerte de los deportados por los asirios del reino de Israel y los deportados posteriormente de Judá por el imperio neobabilonio. Los primeros desaparecieron de la Historia, sin duda asimilados por el imperio asirio. Los segundos fueron capaces de mantener sus tradiciones en el exilio y acabarían regresando a su patria décadas después. Una diferencia entre los asirios y otros imperios, como el romano, el de la China Ming o los imperios coloniales europeos, es que que los asirios no enviaban a su gente a instalarse en las tierras recién conquistadas para fundar colonias. Los motivos eran dos: 1) En aquella época lo que sobraba era la tierra, no la mano de obra; 2) La dureza del aplastamiento de los reinos conquistados y las deportaciones, hacían que no resultase interesante la fundación de colonias al estilo romano. Historia Tags AsiriosDeportaciónMarco Liverani Comentarios Emilio de Miguel Calabia el 12 ago, 2022