Emilio de Miguel Calabia el 27 nov, 2024 De los tres reyes europeos que perdieron la cabeza en la Edad Moderna, María Estuardo es la más trágica (los otros dos, para quienes sientan curiosidad, fueron Carlos I de Inglaterra y Luís XVI de Francia). El arte se lo ha reconocido. Friedrich Schiller escribió la tragedia “María Estuardo: una tragedia”, que se centra en los últimos días de la reina, mientras aguarda que la ejecuten por haber tramado el asesinato de Isabel I de Inglaterra. Gaetano Donizetti escribió sobre ella la ópera “María Estuardo” (que figura esta temporada en la cartelera del Teatro Real), que refiere los últimos años de vida de la reina y se centra en su antagonismo con Isabel I. En los años 70 del pasado siglo Thea Musgrave compuso la ópera “María, reina de los escoceses” que trata de los años que van desde el regreso de María a Escocia en 1561 hasta su huida en 1568. La historia de María Estuardo tiene, efectivamente, aires de tragedia. Una mujer muy hermosa, inteligente, carismática, culta y de buen corazón, que termina en el cadalso por una combinación de mala suerte y malas decisiones. María heredó el Trono de Escocia cuando sólo tenía seis días de vida. Cuando tenía seis años, la comprometieron con el delfín de Francia, Francisco, y la enviaron a ese país para que se formase. Allí pasaría los siguientes trece años de su vida. Fue sin duda el período más feliz de su existencia. Lo malo es que tanta felicidad no la formó adecuadamente para la vida de intrigas y luchas por el poder que fue la suya. María se acostumbró a depender de terceros y a buscar su consejo. Lo malo es que no siempre supo elegir bien a sus consejeros; en general puede decirse que no era buena juzgando a los demás y que no distinguía bien las palabras sinceras de los pronunciamientos hechos por compromiso y que no se piensa respetar. Siendo consciente de su encanto, se basó demasiado en él, olvidándose de que la política muchas veces implica conspiraciones y traiciones, donde el encanto sirve de poco. Muy emotiva, le costaba esconder sus sentimientos y se veía fácilmente afectada por los acontecimientos. La formación de su prima y archienemiga Isabel I de Inglaterra no puedo haber sido más diferente. Isabel tenía dos años cuando su madre, Ana Bolena, fue ejecutada. Durante sus primeros años fue tratada como una niña ilegítima y vivió apartada de la Corte. Su suerte cambió gracias a la última esposa de Enrique VIII, Katherine Parr, que ocasionó la reconciliación entre Enrique y sus hijas María e Isabel. Katherine fue una presencia maternal en su vida, pero moriría cinco años más tarde dando a luz. Ya antes de la muerte de Katherine, Isabel con sólo 14 años había sufrido el acoso sexual del marido de Katherine, Thomas Seymour, y éste se redobló a la muerte de Katherine. En 1553 su hermana María subió al Trono y la situación de Isabel se volvió todavía más precaria. María deseaba que Inglaterra volviera a la fe católica y llevó a cabo una política de persecución de los protestantes. Habiéndose mantenido Isabel protestante, representaba un banderín de enganche muy interesante para cualquier conspiración protestante contra María. En 1554 su probable implicación en la rebelión de Thomas Wyatt ocasionó su arresto y encarcelamiento en la Torre de Londres, de la que muchos miembros de la familia real salieron para ser ejecutados. En la Torre fue muy bien tratada, pero probablemente se preguntase de tanto en tanto si su suerte no cambiaría. Con todos los sucesos que he descrito, no extrañará si digo que Isabel I era una persona desconfiada y acostumbrada a esconder sus pensamientos. Comparada con ella y con su educación regalada en la Corte francesa, María Estuardo era una palomita. En abril de 1558 María se casó con el Delfín de Francia. Aunque el enlace había tenido su origen en la política y él era dos años mas joven, María llegó a enamorarse profundamente de su marido Francisco. Francisco II subió al Trono el 10 de julio de 1559. Murió el 5 de diciembre de 1560 como resultado de una infección en el oído, que es una manera muy poco glamurosa de morir. Primer golpe de la fortuna a María Estuardo, que hasta entonces no había conocido dramas verdaderos en su vida. María regresó a Escocia en 1561. La Escocia a la que regresó y a la que apenas conocía, era un país en conflicto a causa de la Reforma protestante iniciada unos años antes. Existían un partido pro-francés y otro pro-inglés y protestante. Los segundos habían derrotado a los primeros poco antes del regreso de María y no parece que hicieran palmas con las orejas ante la perspectiva de tener una reina católica. María que tenía su parte de olfato político adoptó una postura tolerante y pragmática y dijo que no se inmiscuiría en la situación religiosa de Escocia. Otro acierto de María es que buscó buenos asesores, empezando por su hermanastro ilegítimo Jacobo Estuardo, Conde de Moray. Tal vez la gran pregunta sea si María no hubiera debido tratar de apoyar al partido católico, con el que le hubiera resultado más fácil colaborar por la coincidencia de opiniones religiosas. Algún historiador ha sugerido que no lo hizo porque ya tenía la vista puesta en el Trono de Inglaterra. En julio de 1565 cometió el grave error a partir del cual ya todo iría cuesta abajo. Se casó con su primo, el hermoso Enrique Estuardo, conde de Darnley. Darnley era un hombre débil y violento, con más ambición que inteligencia. Desde muy pronto las cosas se torcieron entre ambos, cuando Darnley insistió en ser nombrado co-soberano y no simplemente rey consorte. Para más inri, la boda suscitó la preocupación y la cólera de Isabel I. Consideraba que Darnley, criado en Inglaterra, era un súbdito suyo y le ofendió que no le hubiera pedido permiso para casarse. En realidad lo que más preocupaba a Isabel es que tanto María como Darnley eran nietos de Margarita Tudor, la hermana de Enrique VIII y si tuvieran un hijo sería un firme pretendiente al Trono inglés. Los acontecimientos que llevaron al exilio de María Estuardo tuvieron mucho de telenovela. El pistoletazo de salida fue el asesinato de su amigo, secretario y tal vez amante David Rizzio. Las circunstancias del asesinato fueron especialmente dramáticas. María, que estaba embarazada de seis meses, estaba cenando con Rizzio. Una banda de hombres armados irrumpió en la estancia. María intentó proteger a Rizzio; parece que alguno de los asaltantes llegó a ponerle una pistola en su vientre embarazado. Se llevaron a Rizzio a otra estancia y allí le asestaron 57 puñaladas, que ya son ganas de querer cargarse a alguien. Lo más probable es que Darnley estuviera detrás del asesinato. Los motivos fueron seguramente dos: los celos y la influencia política que Rizzio ejercía sobre la reina. Al año siguiente fue el turno de Darnley de decirle adiós a las intrigas políticas por toda la eternidad. En febrero de 1567 una explosión destruyó la casa de Darnley y éste fue encontrado aparentemente estrangulado en un jardín próximo. Nunca se supo a ciencia cierta quién o quiénes estuvieron detrás del asesinato. El sospechoso principal era James Hepburn, conde de Bothwell, quien fue absuelto dos meses después. María, con esa torpeza y pobre control de los tiempos que la caracterizaban, no se le ocurrió más que casarse con Bothwell, de quien ya se venía sospechando que era su amante, a los tres meses de la muerte de su esposo. Para más inri, Bothwell se divorció de su mujer apenas doce días antes de la boda. Me quedaré corto si digo que el matrimonio fue muy impopular. Bothwell aportó al matrimonio una nómina muy larga de enemigos. Éstos se confederaron y esgrimiendo como excusa su disgusto con el matrimonio con Bothwell, se rebelaron y se hicieron con el control de Edimburgo. Bothwell y María se enfrentaron a las tropas de los rebeldes en Carberry Hill el 15 de junio de 1567. Es posible que si en ese momento María hubiese renunciado a Bothwell, la situación hubiese podido reconducirse. Antes de comenzar el combate, ambas partes negociaron y en ese ínterim, las tropas de Bothwell y María comenzaron a desertar. Bothwell negoció que le dejaran escapar y dejó a María en la estacada. María quedó en manos de los barones rebeldes. Fue encarcelada en el castillo de Loch Leven y allí la forzaron a abdicar en su hijo Jacobo. María aún tenía apoyos en Escocia y alguien más hábil lo habría utilizado mejor. María se escapó de su encierro, reunió un pequeño ejército y se enfrentó a los rebeldes en Langside el 13 de mayo de 1568. María desplegó 6.000 soldados frente a los 4.000 de los rebeldes. Lo tenía todo para ganar la batalla, salvo la incompetencia de su general. Perdió la batalla y entonces tuvo otra de sus maravillosas ocurrencias: buscar el amparo de su prima Isabel en Inglaterra y pedirle que le ayudase a recuperar el Trono escocés. No sé cómo se tomaría Isabel que su prima, que aspiraba al Trono inglés, apareciese de pronto en las costas inglesas. Bien no es la palabra. María se pasaría los siguientes 19 años de su vida encarcelada y se convirtió en un banderín de enganche para todos los católicos que querían deshacerse de Isabel I. María se dejó querer por los conspiradores con su torpeza y falta de visión políticas habituales. En condiciones normales la mera presencia de María en Inglaterra ya era incómoda. Lo que la hizo insostenible fue su implicación en la conspiración de Babington, que pretendía asesinar a Isabel I. Juzgada y condenada a la pena capital, María Estuardo tuvo mala suerte hasta en sus últimos momentos, durante los cuales, por cierto, mostró una gran dignidad. Hicieron falta tres hachazos para cortarle bien la cabeza. El primero cayó sobre la parte trasera de la cabeza, en lugar del cuello. El segundo le golpeó el cuello, pero no separó la cabeza del resto del cuerpo. Fue el tercero el que finalizó la operación. Cuando el verdugo cogió la cabeza para mostrarla al público, como era costumbre, se encontró agarrando una peluca. El verdadero pelo de María, después de años de estrés y cautiverio, era corto y gris. Lo único que le salió realmente bien en vida fue que su hijo Jacobo acabaría subiendo al Trono inglés como Jacobo I de Inglaterra. Historia Tags Batalla de Carberry HillBatalla de LangsideConspiración de BabingtonDavid RizzioEnrique Estuardo Conde de DarnleyEscociaFrancisco II de FranciaIsabel I de InglaterraJacobo Estuardo Conde de MorayJames Hepburn Conde de BothwellKatherine ParrMaría EstuardoMaría Tudor Comentarios Emilio de Miguel Calabia el 27 nov, 2024