
(Emblema  de la DEA)
En julio de 1989 las autoridades norteamericanas enviaron a Angelo Saladino a dirigir la pequeña oficina de la DEA en Yangón. La oficina estaba incardinada dentro de la Embajada y, por razones polÃticas, Saladino tenÃa prohibido relacionarse con las autoridades birmanas, lo que suponÃa una curiosa manera de contribuir a su eficacia o, más bien, a su falta de eficacia.
En agosto de 1988 habÃa habido unas protestas masivas en favor de la democracia y en contra de la junta militar que fueron salvajemente reprimidas. La cifra de muertos se cifra entre 3.000 y 10.000. De la noche a la mañana Birmania se convirtió en el coco de la diplomacia norteamericana. Darle capones a Birmania resultaba fácil. Era un paÃs aislado. No tenÃa armas nucleares, ni era un suministrador importante de petróleo. Aquà EEUU se podÃa permitir ondear sus principios democráticos, a diferencia de lo que sucedÃa con otros paÃses. La CIA y el Departamento de Estado estaban en la misma longitud de onda: aislar a la junta era crucial.
Saladino contaba con una analista de inteligencia de origen vietnamita, Bian. En el sistema de la DEA los agentes son los reyes y los analistas de inteligencia, ciudadanos de segunda. Su trabajo básicamente consiste en cribar conversaciones captadas en busca de pistas y en escribir informes, muchos informes. Prácticamente no hacen trabajo de campo.
Saw Lu aprovechaba para reunirse con Saladino y Bian cuando iba a Yangón por otros asuntos. Las reuniones tenÃan lugar en un piso franco y los participantes se aseguraban de que nadie les hubiese seguido. La información que proporcionaba Saw Lu era de primera calidad. Al cabo de cierto tiempo la Embajada empezó a sospechar. Lo habitual en otros paÃses es que las estimaciones sobre la producción de droga de la DEA y de la CIA estuviesen alineadas. En Birmania, no. Era la diferencia entre hacer estimaciones desde el aire o hacerlas sobre la base de un informante que estaba sobre el terreno.
Una cosa que me ha extrañado es que el libro habla del entonces jefe de inteligencia Khin Nyunt como el verdadero poder. Es cierto que Khin Nyunt era bastante poderoso en los años 90, pero la prueba de que no era el número 1 que afirma Winn es que en 2004 cayó en desgracia y se vio sometido a arresto domiciliario.
Como quiera que fuera, la junta militar estaba desesperada por acercarse a EEUU. La junta militar birmana siempre ha sido un poco paranoica y después del bombardeo a Libia en 1986 y de la invasión de Panamá de 1989, se esperaba cualquier cosa. La junta entendió que debÃa ofrecer una imagen moderada. La mejor opción parecÃa la de contribuir a la guerra contra las drogas de EEUU. Asà pues la junta comenzó a tratar discretamente con Saladino.
Saladino consiguió que la DEA le apoyase y le enviaron a un segundo agente Bruce Stubbs. Pronto Bian se vio arrinconada. El trabajo de campo, el trabajo divertido, ahora lo hacÃan Stubbs y Saladino. Ella quedó relegada a su papel de analista.
Los contactos de Saladino y Stubbs con la junta militar birmana se convirtieron en una cuestión de Estado. Comenzaron a circular rumores en Washington de que la DEA mantenÃa conversaciones estrechas con un régimen al que el Departamento de Estado querÃa aislar. El Departamento de Estado encargó al Encargado de Negocios de la Embajada, Pancho Huddle, que frenase a los agentes de la DEA. La CIA, por su parte, querÃa ser quien mantuviese los contactos con la junta militar en lugar de la DEA.
Huddle frenó la expansión de la oficina de la DEA y la limitó a tres personas. Saladino optó por que la tercera persona fuese otro agente. A Bian le indicaron la puerta de salida. Se olvidó de que si hay algo más peligroso que una mujer despechada, es una mujer despechada vietnamita.
De regreso a EEUU a un puesto aburrido, Bian se fijó como objetivo destruir a Saladino. Le acusó de quedarse con el dinero que debÃa ir a los informantes y de inventarse informantes ficticios. Sus superiores le creyeron. Un investigador de la DEA viajó a Rangún. La única manera de evitar una posible condena a prisión era mostrar que Saw Lu de verdad existÃa. Saw Lu no quiso dejar a Saladino en la estacada y acudió a Rangún. Ambos habÃan violado todos los protocolos de seguridad dirigidos a proteger a Saw Lu.
Su gesto de nobleza le costó caro a Saw Lu. La junta se dio cuenta de que estaba en tratos con los norteamericanos y comenzó a espiarle. Para su desgracia le interceptaron un informe en el que describÃa la vinculación con el narcotráfico de los oficiales birmanos en la frontera. Detuvieron a Saw Lu y le sometieron a torturas.
Que la DEA hubiera estado en contacto con un informante de la junta, habrÃa bastado para que los militares expulsasen a la DEA del paÃs. Pero la junta se decÃa que lo único que les podÃa congraciar con EEUU era colaborar en la guerra contra la droga. La Embajada se lo ponÃa más difÃcil a la DEA que la propia junta. Se oponÃa a su acercamiento a los militares birmanos. Allà los únicos que podÃan decidir sobre las relaciones con la junta birmana eran los diplomáticos.
Irónicamente quien salvó la vida a Saw Lu y consiguió su liberación fue Lai, el mismo que habÃa intentado matarlo muchos años antes. Lai amenazó con incendiar las montañas wa si Saw Lu no era liberado. Fue liberado. Lai le nombró Ministro de AAEE del Estado wa. Junto con él y con Bao, Saw Lu era ahora uno de los tres lÃderes máximos del Estado wa.
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