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Blogs Bukubuku por Emilio de Miguel Calabia

El Indo-pacífico. Lo que hay detrás del nombre (1)

Emilio de Miguel Calabia el

Una de las novedades geopolíticas de los últimos años ha sido la aparición del término Indo-pacífico. Puede parecer a primera vista un palabro para estrategas de salón un poco snobs, pero yo creo que es un palabro que ha venido a quedarse y por eso es bueno que descifremos lo que hay detrás del mismo.

En “La venganza de la geografía” Robert Kaplan advierte que la geografía no cambia. Lo que cambia es la manera en la que la concebimos. Y yo añadiría que las maneras de concebir la geografía nunca son neutras.

Tras la II Guerra Mundial aún se hablaba de Asia y el concepto se detenía en la frontera del Asia Central soviética y al sur de Indonesia; Australia y Nueva Zelanda quedaban fuera. En los años 60 comenzó a utilizarse la expresión Asia-pacífico, que subrayaba varias cosas: 1) La importancia del Pacífico para Asia; 2) La clara pertenencia de Australia y Nueva Zelanda a la región; 3) La implicación de EEUU en Asia, aunque el concepto en sí no fuera tan lejos como para incluir también la costa pacífica del continente americano. Lo que se desdibujó con el concepto fue el Sur de Asia, cuyas riberas no dan al Pacífico. Ello no debió de parecer demasiado importante, toda vez que donde se estaba dirimiendo la rivalidad entre EEUU y la URSS/China (luego reconvertida en rivalidad EEUU/China contra la URSS y mucho más recientemente en rivalidad EEUU contra China/Rusia; para que digan que la geopolítica no tiene su gracia) era en Asia Oriental y el Sudeste Asiático.

El concepto pervivió una vez que la guerra caliente en la región pasó a templada. Para muchas empresas, sobre todo norteamericanas, que operaban en la región, resultaba un concepto útil. Su utilidad geopolítica quedó de manifiesto a finales de los ochenta, cuando el Primer Ministro malasio, el anti-occidental Mahathir, propuso la creación del Grupo Económico de Asia Oriental, que básicamente habría estado compuesto por los diez países de ASEAN, China, Japón y Corea del Sur. Inmediatamente, viendo que se quedaba fuera, reaccionó el Primer Ministro australiano Bob Hawke con la sugerencia de la creación de la Cooperación Económica de Asia-Pacífico (APEC). Desde entonces el concepto se quedó y en todos los Ministerios de Asuntos Exteriores la Dirección General para Asia cambió su nombre por la Dirección General para Asia-pacífico.

El término “Indo-pacífico” arranca de un discurso que dio en 2007 el Primer Ministro japonés, Shinzo Abe, ante el Congreso indio, con el título “Confluencia de los dos mares”. Los puntos más destacados del discurso fueron: 1) La conectividad política y económica entre los océanos Pacífico e Índico, entre los que habría una circulación libre de personas, bienes, capital y conocimiento; 2) La cooperación estrecha entre las democracias de la región; 3) La defensa de normas universales que rijan el comportamiento de los Estados.

Es el tipo de discursos bonitos que quedan muy bien en los foros internacionales y que a los quince días ya se han olvidado. Pero en esta ocasión no fue así. Shinzo Abe había tocado nervio. En un contexto marcado por el auge de una China no democrática y de conflicto en los mares del Sur de China y del Este de China, la idea de un orden indo-pacífico democrático y basado en reglas tenía su aquél.

Poco después el Primer Ministro indio Mahmohan Singh visitó Tokyo y allí ambos líderes decidieron invitar a países afines a unirse a su iniciativa. Respondieron afirmativamente Australia y EEUU. Había nacido el Quad (“Iniciativa cuadrilateral”), que tenía un componente de defensa muy fuerte. No obstante, el Quad zozobró pronto. En septiembre de 2007 el padre de la criatura, Shinzo Abe, dimitió por motivos de salud; Australia se vio presionada por China y, además, subió al poder un nuevo Primer Ministro, Kevin Ruud, que era pro-chino; India también perdió interés, ante el temor de enemistarse con China y el Quad pasó a dormir el sueño de los justos.

Aunque el Quad se hubiese esfumado, estaban ocurriendo cosas en Asia que hacían que el Indo-pacífico fuera un concepto interesante. La primera fue la Iniciativa de la Franja y de la Ruta que China lanzó en 2013. La Iniciativa, que buscaba mejorar la conectividad de Eurasia y conectar de manera más eficiente sus extremos occidental y oriental, tenía dos componentes: el terrestre y el marítimo. El componente marítimo se conocía también como la estrategia del collar de perlas, por la que China buscaba crear toda una serie de puertos y bases navales en el Índico que le permitiesen controlar las rutas por las que circulan buena parte de sus importaciones, especialmente las energéticas. Entre éstas bases estaban los puertos de Kyaukpyu en Birmania, Hambantota en Sri Lanka, Gwadar en Pakistán y la base naval que China tiene en Yibuti. La segunda fue la reactivación de la Asociación de la Cuenca del Océano Índico (IORA, según sus siglas en inglés). La reactivación fue el producto de las presidencias consecutivas de la India (2011-13), Australia (2013-15) e Indonesia (2015-17). No es casual que estos tres países hubiesen decidido redinamizar una Asociación que languidecía; eran los tres países que podían ganar más de IORA: la India, porque ocupa una posición central en el Océano Índico; Australia e Indonesia porque su posición a caballo entre los Océanos Pacífico e Índico les permite beneficiarse de cualquier planteamiento que realce el papel del Océano Índico y su conexión con el Pacífico.

No es de extrañar que durante estos años posteriores al fracaso del Quad, varios países comenzaran a incorporar gradualmente el concepto de Indo-pacífico en su planificación estratégica. Australia ya lo empleó en su Libro Blanco “Australia en el Siglo Asiático” de 2012, aunque de manera tentativa y un tanto vaga: “Algunos observadores han propuesto una nueva concepción Indo-pacífica de la región asiática. Bajo tal concepción, el Océano Pacífico occidental y el Océano Índico vendrían a ser considerados como un único arco estratégico. Esta concepción está siendo empujada por el incremento de la interacción económica entre el sur, el noreste y el sureste de Asia y la importancia de las rutas de abastecimiento energético que van de Oriente Medio a Asia.” El Libro Blanco de la Defensa de 2013 ya le dedicó un capítulo entero y señaló dos de los principales hechos que le otorgaban una importancia geopolítica clave: el ascenso de China y la eventual emergencia de la India como una potencia global.

La Estrategia de Seguridad Marítima India de 2015 también recogió el concepto y habló de un mundo cuyo eje había pasado de ser Euro-atlántico a ser Indo-pacífico. La Estrategia, por cierto, incorpora un mapa muy útil sobre los cuellos de botella en el Indo-pacífico; para los interesados, son: el Canal de Mozambique, Bab-el Mandeb, el Canal de Suez, los estrechos de Malaca y Singapur, el estrecho de Sunda, el estrecho de Lombok y los estrechos de Ombai y Wetar.

EEUU comenzó a utilizar el término regularmente a partir de 2013, en el marco de la reorientación de su política exterior hacia Asia, aunque con una cierta vaguedad en cuanto a su extensión geográfica. Un alto cargo del Departamento de Estado lo definió en 2014 como “el vasto arco litoral que se estira de Sudáfrica a Australia”. Para la Secretaria de Estado Clinton tres años antes iba del Subcontinente indio a las costas de las Américas. Mucho más tarde, en 2017, el entonces Secretario de Estado Rex Tillerson estiraría el concepto aún más: una región “que va de la costa occidental de EEUU a la costa oriental de África”. Para trabajar en el mismo Departamento, ya se podían poner un poco de acuerdo.

 

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