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Blogs Bukubuku por Emilio de Miguel Calabia

La invención del Sudeste Asiático

Emilio de Miguel Calabia el

No deja de sorprenderme la poca importancia que se le da uno de los principales escenarios geopolíticos donde se está dirimiendo la rivalidad entre China y EEUU: el Sudeste Asiático.

Creo que la razón principal es un error de percepción que se remonta al siglo XVI, cuando los europeos llegaron a la región por primera vez. Aunque conscientes de la riqueza de la región, su importancia comercial para los europeos siempre quedó empequeñecida por los mercados gigantescos de la India y de China. Así, para España, el principal valor de su colonia filipina era que servía de intermediaria entre China y el Imperio español en América. Para los portugueses, y luego para los holandeses, uno de los grandes atractivos de Malaca era que controlaba los Estrechos del mismo nombre, por donde pasaban las rutas comerciales que conectaban China con el Océano Índico.

Ese ensombrecimiento de la región por India y China se vería agravado por la invención a comienzos del siglo XIX del término Indochina, que daba a entender que la región no era más que el resultado de la combinación de elementos civilizatorios indios y chinos y negaba a sus habitantes toda agencia e identidad propias.

Por otra parte, los europeos tuvieron dificultad para concebir el Sudeste Asiático como una unidad. En la India, tenían el imperio mogol, que controlaba una buena parte del subcontinente. En China, primero estuvo la Dinastía Ming y luego la Dinastía Qing. En contraposición, el Sudeste Asiático se veía como una macedonia de reinos diversos: sultanatos marineros musulmanes en la península malaya, en Sumatra y Java, reinos budistas en Tailandia, Camboya, Laos y Myanmar, un reino de inspiración confuciana en el norte del actual Vietnam, barangays tribales oscilando entre el paganismo y el Islam incipiente en la isla de Luzón… Y esta sensación de fragmentación fue aún aumentada por la historia colonial subsiguiente: Vietnam, Camboya y Laos, colonias francesas; Filipinas, primero colonia española y luego estadounidense; Indonesia, holandesa; Myanmar, Malasia y Brunei, inglesas; Tailandia, independiente. Imposible extraer una imagen de unidad, aunque fuera solo cultural.

Hizo falta la II Guerra Mundial para que surgiese el término “Sudeste Asiático” y se le diese a la región una cohesión conceptual. En 1943, los Aliados crearon el Mando combinado del Sudeste Asiático. Inicialmente comprendía fuerzas destacadas en la India, China y Ceylán y su zona de operaciones abarcaba la India, Birmania, Ceylán, Malasia y Sumatra; posteriormente se le añadieron Tailandia, el resto de las Indias Orientales holandesas y la parte sur de la Indochina francesa. Lo que ayudó a consolidar el concepto y a percibir crecientemente la unidad de la región fue la situación de la posguerra. Los movimientos nacionalistas estimulados por la ocupación japonesa agitaron buena parte de la región en un intento de sacudirse el yugo del colonialismo europeo. Asimismo, las fuerzas del Mando del Sudeste Asiático tuvieron que ocuparse de tareas como la repatriación de los internados y de los prisioneros de guerra. La interrelación de los acontecimientos en el teatro de operaciones se hizo evidente.

Se ha dicho que el concepto de Sudeste Asiático que surgió en ese momento era una invención geográfica y se ha cuestionado la delineación que hizo de la región. En cuanto a lo primero, cabría decir que si la “invención geográfica” ha sobrevivido durante casi 80 años es que respondía a una realidad subyacente y a un espacio vacío que estaba pidiendo a gritos que se le cohesionase intelectualmente.

A diferencia de algunos críticos, yo creo que el espacio delimitado bajo el concepto de Sudeste Asiático está muy bien escogido. Resulta lógico que Sri Lanka y Bangladesh quedasen fuera del mismo; cultural y políticamente pertenecen al sur de Asia. En el caso de Sri Lanka los contactos religiosos con Myanmar y Tailandia no bastan para borrar la realidad de que es un país del sur de Asia. En cuanto a Birmania, aunque entre 1885 y 1937 hubiese formado parte del Raj británico, históricamente su orientación principal fue hacia el este, hacia lo que hoy denominamos la ASEAN continental. Filipinas, por la peculiaridad de su catolicismo único en la zona y por no haber recibido la influencia de la civilización india, habría entrado en la región a capón. En mi opinión, Filipinas pertenece plenamente al Sudeste Asiático: ha recibido la influencia de China, su parte sur está integrada en parte en el mundo del islam insular y, a pesar de 300 años de colonización española y 40 de colonización norteamericana, las raíces malayas siguen siendo evidentes. Otra crítica que se hace a la delineación del Sureste Asiático es la de por qué no incluye a Papúa Nueva Guinea, cuando sí que incluye a la parte occidental de la isla, bajo soberanía indonesia. Aquí creo los críticos aciertan y se equivocan al mismo tiempo. Realmente el concepto de Sudeste Asiático debería detenerse ante las costas de Nueva Guinea. La provincia indonesia de Irian Jaya (parte occidental de Nueva Guinea) pertenece más bien al Pacífico y al mundo melanesio.

La Guerra Fría, que en el Sudeste Asiático fue bastante caliente, mostró que tenía todo el sentido ver la región como un todo. Entre 1945 y 1970 hubo insurrecciones comunistas de mayor o menor calado en todos los países de la región, salvo en Brunei. La caída de Saigón en 1975 demostró que la teoría del dominó de Eisenhower no había estado tan desencaminada. La conquista comunista de Vietnam del Sur fue acompañada de la llegada de los comunistas al poder en Laos y Camboya, mientras que en Tailandia la inestabilidad política y la existencia de una insurgencia comunista en el norte y noreste del país, hacía que algunos se preguntasen si no sería la siguiente pieza en caer.

En 1967, bajo el impulso de EEUU, Filipinas, Indonesia, Malasia, Singapur y Tailandia crearon ASEAN, la Asociación de Estados del Sudeste Asiático. La Declaración de Bangkok de 8 de agosto de 1967, que creó la Asociación, fue la primera vez en que las naciones de la región definieron la existencia del Sudeste Asiático como una entidad geopolítica con una identidad propia y proclamaron su pertenencia a la misma. De la Declaración llama la atención que, a pesar de la guerra de Vietnam y la lucha con el comunismo, los Estados firmantes dejaron abierta la puerta para que los otros Estados de la región pudieran ingresar en la Asociación, siempre que compartieran sus objetivos. Es decir, que para 1967 los Estados de la región ya tenían claro cuál era el espacio geográfico incluido en el concepto de Sudeste Asiático. Otra cosa que llama la atención es que, entre los objetivos de la Asociación (art. 2.6), se hable de la “promoción de los estudios sobre el Sudeste Asiático”. Dado que el resto de los objetivos se refieren a la cooperación técnica y económica, cabe ver en el art. 2.6 un reconocimiento implícito de que el concepto de Sudeste Asiático no estaba lo suficientemente cuajado y que hacían falta más trabajos para que el concepto adquiriese entidad propia.

Los Acuerdos de Paz de París de 1973 que pusieron fin a la intervención norteamericana en Vietnam, representaron más allá de todo el maquillaje que se les quiso dar el reconocimiento de que EEUU había perdido la guerra. Vietnam del Norte aprovechó la crisis ocasionada por el Watergate y la dimisión de Robert Nixon para dar el golpe de gracia a Vietnam del Sur. Posteriormente con un Laos infeudado al Partido Comunista de Vietnam y la invasión de Camboya en 1978, el comunismo parecía estar triunfando en la región. Una de las dudas que muchos tenían era si ASEAN sobreviviría a la retirada de EEUU.

No sólo sobrevivió, sino que la crisis creada por la invasión vietnamita de Camboya, la convirtió en un actor internacional de pleno derecho. ASEAN mostró su capacidad para influir sobre los acontecimientos y navegar entre las grandes potencias. La experiencia adquirida en esos años haría que, una vez concluido el conflicto camboyano a plena satisfacción de ASEAN, ésta comenzase a construir una arquitectura regional que le permitiese: 1) Mantener un papel director en la geopolítica regional; 2) Encauzar las rivalidades de las grandes potencias en la región, fomentando el diálogo y los consensos en los foros y estructuras que empezó a crear desde comienzos de los 90.

La gran consagración de ASEAN tendría lugar en 1999, cuando el ingreso de Camboya en la misma, redondeó el ámbito geográfico que sus fundadores habían querido que tuviera y confirmó, por si aún quedaban dudas, que ASEAN existía.

 

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