Begoña Castiella el 07 ago, 2016 “Hemos venido a ayudar, no a juzgar las decisiones políticas” Hace poco estuve en la isla de Lesbos, visitando el centro de acogida para familias de la Municipalidad, Kara Tepe y otros centros mas pequeños . Pero el lugar donde ahora están retenidos la mayoría de los refugiados y migrantes que llegaron a la isla desde el 20 de Marzo, cuando comenzó a implementarse el acuerdo entre EU y Turquía, están literalmente amontonados en el Centro de Mória, un hotspot del estado griego. Ahí no se deja entrar a los medios de comunicación, sean del pais que sean. Sólo pueden entrar unos pocos voluntarios, la mayoría españolas. El comunicado oficial que recibo a diario de las autoridades griegas me informa de que el día 7 de Agosto en la isla se encuentran 4.095 personas que entraron de forma irregular (es decir por mar desde las costas turcas), siendo la capacidad para acogerlos 3.500 personas. Eso dá una idea de la situación agobiante de toda la isla, pero especialmente del Centro de Mória, a donde son llevados todos nada mas poner el pié en una playa de la isla. Es debido a que la mayoría de las ONGs que ahí ayudaban antes del 20 de Marzo se retiraron, protestando contra la política europea y su acuerdo con Turquía . Desde esta fecha la única ONG que está a diario de 8 de la mañana a 9 de la noche es REMAR SOS, con el generoso apoyo de Mensajeros de la Paz, igual que en el campo de refugiados de Malakasa, a una hora de Atenas. Juan Carlos Gálvez, el responsable para Grecia de REMAR, lo deja claro: ”Hemos venido a ayudar, no a juzgar las decisiones políticas”. Y destaca que aunque han presentado a las autoridades programas con actividades y clases para todos, así como financiar la instalación de wifi, aun no tienen contestación. Moria es un polvorín: no hay nada que hacer y la gente se espera e impacienta entre rejas y piedras, a cuarenta grados a la sombra, haciendo filas para desayunar, comer y cenar. Se registraron altercados violentisimos entre sirios y afganos, con incendios de contenedores de basura, denuncias de agresiones y violaciones. “Están todos desesperados”, comenta Juan Carlos. REMAR ha puesto orden en las comidas, ha instalado varias grandes tiendas para hacer el reparto y alambradas para permitir que haya colas ordenadas y no avalanchas, dando prioridad a mujeres y niños. Todo esto que parece elemental es muy difícil de realizar con grandes grupos de personas provenientes de países asiáticos y africanos, con mentalidades muy distintas. REMAR también aporta suplementos a la modestisima comida del Ejército, añadiendo zumos, fruta y un plato más, en estos días cocinado por Pilar de Gálvez. Sus voluntarios, la mayoría jóvenes y españoles, pero todos muy atentos, velan por que haya un reparto justo y son cariñosos con los niños. Se nota el severo desgaste psicológico de todos los residentes y el aburrimiento de los niños, que no tienen mucho que hacer. Los chicos, sobre todo, se dedican a tirar pedradas (el equivalente a jugar a las canicas en algunos países del Oriente Medio) con gran puntería, creándose auténticas batallas campales. La policía griega intenta intervenir lo menos posible y los voluntarios de REMAR poner paz en todo momento, durante las horas que se les permite pertenecer en el campamento. Todo ello bajo mas de cuarenta grados a la sombra, que es poca. Ahora también ayudan en el vecino campamento para las familias, el de KARA TEPE, que lleva la municipalidad de Mitilini: nada menos que 1700 menús diarios. Y atención a los niños, que muchos llevan meses, algunos hasta años, sin pisar una escuela. foto de REMAR (los medios no tienen permiso para acceder a este hotspot) Juan Carlos opina que ” las demás ONGs acabarán volviendo poco a poco”. Además de SOS REMAR están ahora otras pocas que acompañan algo a quienes están en el campamento con atención social y reparto de ropa (la gente llegó sin nada, sólo con lo puesto). Mória está ahora limpio y se han separado a los menores no acompañados, detrás de una serie de alambradas, así como a quienes tienen un comportamiento agresivo o delictivo que estan en un tipo de prisión en otra zona del campamento . Para que no haya incendios provocados y reyertas, para evitar intentos de violaciones. Esto es lo que hay ahora mismo. InternacionalOtros temas Tags ayudaisla de LesbosJuan Carlos GalvezMensajeros de la Paz.refugiadosREMAR Comentarios Begoña Castiella el 07 ago, 2016