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Blogs A la sombra de la Acrópolis por Begoña Castiella

La vida escondida de Maria Callas

Se revela en un nuevo libro su vida como mujer, su terrible y maltratadora familia, su aborto espontáneo y la violencia de Onassis

Begoña Castiella el

A principios de junio se publicará un nuevo libro sobre la cantante María Callas, escrito por la autora británica Lindsy Spence. “Crear una Diva: la vida escondida de Maria Callas”, un titulo con juego de palabras (Cast a Diva) sobre el aria de la opera Norma de Bellini que tanta fama le dio. El libro muestra, según comenta la autora a ABC, que María Callas fue única y ”como Callas tenía poder, pero como María estaba atada a sus circunstancias”.

Su vida estuvo limitada por las leyes italianas y griegas de la época: su familia cercana la maltrató y la insultaba con frecuencia, sobre todo su madre Evanguelia, conocida como Litsa, y su hermana Jackie, que la llamaba gorda y fea a diario y luego le pedían constantemente dinero hasta su muerte. Su padre también era violento y aprovechado: tras divorciarse de su madre, las abandonó a su suerte cuando la madre y las dos hijas se establecieron en Atenas mientras que él se quedó en Nueva York. Llegó a pedirle dinero a finales de su vida a su hija María, afirmando estar muriendo de cáncer en un hospital de caridad, algo que era falso.

Cuando la Callas se casó pasó a “pertener” legalmente a su marido Battista Meneghini, que también la maltrataba emocionalmente al tiempo que era su manager y administraba todas sus ganancias y de hecho controlaba su vida durante años. No se pudo divorciar de él en Italia y siempre la chantajeaba cuando ella le abandonó y quiso un divorcio americano. El peor en esta lista dramática fue Aristóteles Onassis, que aunque la quiso de una forma pasional no se quiso casar con ella y la ordenó abortar cuando se quedó embarazada (de él, claro) a principios de 1960. “María como persona era muy cariñosa, dulce y dedicada a los hombres de su vida, a los que amó más de lo que ellos la amaban. Tenía mucho que dar, pero se aprovecharon de ello”, afirma Spence. Pero María tenía  también fuerza y coraje en su vida propia y no solo en el escenario, por lo que  siguió adelante con el embarazo, aunque debido a un virus enfermó y abortó espontáneamente a los cuatro meses.

Esto y otros detalles más íntimos de la Callas la autora los encontró en una serie de archivos hasta ahora nunca estudiados, empezando por el de Leo Lerman, el escritor y conocido director de revistas norteamericano que fue gran amigo y confidente de María y de otras muchas personalidades empezando por Marlene Dietritch, Margot Fonteyn y Woody Allen. Sus cartas, reflejando una amistad de 25 años, estaban depositadas en la Universidad de Standford. En varias se ve reflejada la pasión de la Callas por Onassis, ante el cual era muy sumisa, y como sufrió violencia no sólo verbal sino física de él, ya que el armador, siguiendo el machismo mediterráneo de la época, nunca escondió lo que hacía.”El que quiere mucho, pega mucho”, afirmaba entonces. Llegó hasta abusar de ella usando ambos un sedativo hipnótico muy popular y legal en los años sesenta, conocido como Mandrax (metacualona). Una relación que según la autora mostraba” una adicción mutua, una situación muy tóxica”. Aunque cuando ya Onassis estaba casado con Jackie Kennedy, el armador quiso volver a tener una relación física con ella y la diva se negó: era lo suficientemente fuerte para resistirse, aunque mantuvieron un trato en la distancia. Durante los últimos meses de Onassis, ya gravemente enfermo, ella le siguió reconfortando por teléfono. Porque su hija Cristina no la dejaba acercarse a su padre, ya que la consideraba la causa del divorcio de Onassis con su madre, la guapa Tina Livanos. Pero cuando Onassis viajó a Paris y acabó ingresado en el Hospital Americano de Neuilly, dónde falleció, lo hizo agarrado a una mantita roja de cachemira de Hermès, regalo de la Callas.

La autora también estudió las cartas de Callas a Meneghini, que la arruinó en vida, muchas de ellas sin publicar hasta ahora. Meneghini y su madre lucharon como fieras al fallecer la Callas a los 53 años en Paris en 1977 por lo que dejó. Finalmente llegaron a un acuerdo para repartirse todo por la mitad. Y Lindsy Spence también tuvo acceso a la correspondencia con Elvira Hidalgo, su profesora española de canto con la que hablaba en italiano, que tanto la enseñó, la quiso y la apoyó, así como las enviadas a su padrino el Dr. Leonidas Lantzounis y a otros familiares. Millones de personas la admiraron, tuvo muchos amigos que la adoraron y apoyaron, pero su familia y sus amores la hicieron sufrir.

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