Todo son malas noticias en Grecia. Me voy diez días a Madrid y al volver, no solo la economía y la política económica del gobierno están en todos los titulares. Hoy sábado un grupo de mas de treinta anarquistas con la cara tapada lanzaron bombas molotov esta mañana a la comisaría de la zona de Exárjia, en el centro de Atenas. Prendieron fuego también a varios coches y motocicletas de la policía, causando tres heridos que se encontraban comprando en el mercado de verduras y fruta de la zona. Los heridos sufrieron quemaduras y fueron ingresados en el hospital.
Este ataque a una comisaría está relacionado con el clima de violencia y tensión que existe en los últimos meses en el centro de la capital , inundado por inmigrantes (la mayoría ilegales) y grupos de anarquistas que se enfrentan a diario con grupos extremadamente agresivos de extrema derecha relacionados con el partido Jrisí Avgí, Amanecer dorado ( no representado en el parlamento ) y con la policía.
El asesinato de un inocente empleado griego de una compañía farmacéutica de 44 años que llevaba de madrugada a su mujer a la maternidad para dar a luz este martes ha sido el último detonante para los nuevos actos de violencia en el centro de Atenas.
El señor Manolis Kandaris, que vemos en esta foto, 
salió de su casa para dirigirse al parking de la calle Iulianú y recoger a su mujer que iba a dar a luz a su segunda hija. Llevaba una maletita con camisones y una cámara de video. Tres inmigrantes ilegales le amenazaron en la esquina de las calles Tres de Septiembre con Ipiru , para que les entregara la cámara, el se negó y acabó muerto en la calzada desangrado por tres puñaladas. Su mujer y su suegra, que se inquietaron por el retraso, salieron a la calle y se lo encontraron ya fallecido y en el hospital al que fué trasladado se certificó su defunción. La mujer dió a luz poco después a su segunda niña. El gobierno , todos los partidos y autoridades han condenado este asesinato y el lunes que viene el Consejo de Ministros tratará la situación del centro de la capital, ahora un guetto de inmigrantes sin futuro y de drogadictos, mezclados con grupos anarquistas y de extrema derecha, una mezcla explosiva. En la foto, el lugar dónde cayó desangrado Manolis. 
