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Deshazte de tus complejos: no pienses tanto

Maria C. Orellana el

 

En un reciente encuentro con mujeres directivas la responsable de RRHH de una importante empresa, con una intachable trayectoria profesional y numerosos logros a sus espaldas, me confesó que ocasionalmente todavía le asaltaba el complejo de impostora.

Más allá de la baja autoestima, muchas mujeres sufren este síndrome (que fue descrito en 1978 por las Psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes), convencidas de que en realidad no son inteligentes y de que han engañado a sus empleadores, compañeros o subordinados, pues su éxito ha sido solo cuestión de suerte y no de sus méritos o buen hacer. Las mujeres aquejadas de este síndrome huyen de cualquier entorno competitivo y a menudo dan un paso atrás en su carrera profesional o incluso abandonan su empleo. O bien, convencidas de su “falsedad”, trabajan más y más para evitar ser “desenmascaradas”.

Y en la rueda de los complejos femeninos, este sobreesfuerzo laboral les puede conducir a sufrir otros, como el complejo de Calimero: “con todo lo que yo trabajo mientras los demás no cumplen”, lo que produce frustración y desgaste, con el consiguiente riesgo de abandono del trabajo.

O el muy frecuente complejo de culpabilidad de las madres entregadas a la actividad profesional que sufren porque creen que no están atendiendo debidamente a sus hijos, lo conducirá necesariamente a que éstos se conviertan a la larga en delincuentes o drogadictos, o simplemente ninis. E incapaces de poner freno a su angustia, organizar de forma diferente su trabajo, o asumir con naturalidad que el poco tiempo que dediquen a sus hijos será de calidad y amor, de nuevo… toca retirada.

¿Son estos complejos fruto de que las mujeres pensamos demasiado? Posiblemente.

A veces me gustaría poner la mente en blanco, ver el fútbol con una cerveza en la mano sin reparar en otra cosa que no sea el balón, los jugadores y la portería, y no darle mil vueltas a cada detalle de la vida. Pero entonces habría nacido hombre.

Nota al pie: para rebajar la seriedad de mi post, recomiendo revisitar el divertido video de Mark Gungor “Historia de dos cerebros” sobre las diferencias entre hombres y mujeres en la forma de pensar y de afrontar los problemas.

 

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Maria C. Orellana el

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