ABC
| Registro
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizABC
Blogs Tareas pendientes por Maria C. Orellana

Otras formas de protesta son posibles

Otras formas de protesta son posibles
Maria C. Orellana el

 

Me ha sobrecogido la brutal agresión de una jauría de taxistas a un conductor VTC que ejercía su legítima actividad en Barcelona, destrozándole el coche y provocando en el hombre una crisis de ansiedad que podía haber tenido fatal resultado.

Sin tanta violencia, también Sevilla ha estado esta semana tomada por las protestas: reiteradas jornadas de paros en el metro en la franja de 6 a 9 (cuando más daño hacen a los trabajadores que no tienen medio de transporte alternativo), los médicos de cabecera convocados por el sindicato, las asociaciones feministas que protestan contra el cambio de gobierno… incluso un hombre quemó 28 contenedores como protesta después de que el ayuntamiento de Castilleja de la Cuesta le cesara como gorrilla por su actitud amedrentadora hacia los conductores.

A esta lista se unen las recurrentes huelgas y manifestaciones por todo el país de pilotos y tripulantes de vuelo, controladores aéreos, conductores de tren, personal de limpieza, jueces, indepes…

No sé cuánta efectividad tendrán estas reivindicaciones, engorrosas cuando no violentas; lo que sí es seguro es el enorme trastorno que repercute en los ciudadanos y el considerable gasto en las arcas públicas (el dinero de todos, que no el de nadie). Y yo me digo ¿pero no hay otra manera de llamar la atención que fastidiar a los trabajadores, asaltar la calle, quemar contenedores y neumáticos, cortar el tráfico, destruir la propiedad pública o privada?

Sugiero otras formas de protesta que no hostiguen al ciudadano sino bien al contrario, que ayuden a la sociedad. Y no hablo de la huelga “a la japonesa”, mito que al parecer jamás existió. Estaba pensando en la realización masiva de actividades altruistas que llamen la atención, convoquen a la prensa y extiendan a la sociedad y los poderes públicos el mensaje deseado: limpiar una playa o la ribera de un río, plantar de árboles un terreno baldío, repartir comida entre gente necesitada…

Es una utopía ¿o no?

 

mundo laboralsociedad

Tags

Maria C. Orellana el

Entradas más recientes