Maria C. Orellana el 26 ago, 2015 Poner a los compañeros apelativos jocosos por su carácter o su aspecto no es polÃticamente correcto, es injusto y a veces incluso cruel. No los uséis nunca, no es profesional. Aunque algunos son tan ocurrentes… Tuve una vez un jefe al que todos conocÃan por  Calamardo. El parecido de este hombre con el personaje de Bob Esponja era increÃble, no sólo por su aspecto fÃsico, calvo, delgado, con aspecto triste, sino hasta en el carácter serio,  insensible  y sarcástico. Clavado. Y un compañero al que llamábamos el casi-guapo, porque reunÃa todas las caracterÃsticas para ser un adonis, ojos claros, pelo rubio y ensortijado, buen tipo, pero… le faltaba algo esencial, no sé qué, no llegaba a guapo, se quedaba en casi-guapo. Ningún otro calificativo podÃa definir mejor su aspecto. Otros muchos personajes han tomado vida en mi oficina: Don Pimpón, el Señor Burns, Zipi y Zape, Billy el niño… Pero el mejor mote era el de una chica a la que hace años en la empresa en la que trabajaba, todos llamaban la Pokémon, de rara que era. Una mañana frente a la máquina del café y hablando de todo un poco con unos compañeros, comenté que el dÃa anterior habÃa venido a despedirse a mi departamento la Pokémon. – ¿La Pokémon? – Sà hombre, esa chica tan friki del departamento de formación. Se va de la empresa, creo que ha encontrado un puestazo, y mejor pagado. – ¿Te refieres a Rosa? Estamos saliendo desde hace seis meses. No sabÃa que la llamaban asÃ, se lo diré. No; mejor no se lo digo, no creo que le haga gracia. Total, ya no va a trabajar aquÃ. – Esto… pues si estáis saliendo y vais en serio, es mejor cada uno en su empresa ¿no? Asà no ponéis todos los huevos en la misma cesta. Ya me contarás qué tal le va. Bueno os dejo, que tengo una reunión y ya voy tarde… Vaya cortazo. Aquel dÃa me prometà no usar más motes. Nunca. SÃgueme en twitter @mariac_orellana mundo laboralsociedad Comentarios Maria C. Orellana el 26 ago, 2015