Algunas de las estatuas más importantes de Madrid son de mujeres, muchas, diosas de la mitología, otras, las más recientes, responden a personajes importantes de nuestra historia. El género femenino está incluso en el propio escudo de la capital, pues dicen los historiadores que es una osa y no un oso ya que el animal heráldico representa la constelación de la Osa Mayor. Pero no nos llevemos a engaño, aunque posiblemente las esculturas más icónicas de la capital son femeninas, estas solo representan un 4% del total. Hoy hacemos un repaso por la historia de cuatro de las esculturas más valoradas.
La estatua de la libertad madrileña
La más famosa, sin lugar a dudas, es la estatua de la Libertad de Nueva York. Pero en Madrid tenemos una propia que es incluso anterior a la de Barthodi. Hay quien se atreve a decir que el escultor francés se inspiró en la obra castiza. La nuestra, de dimensiones nada comparables -mide dos metros de altura- se encuentra en el claustro del Panteón de Hombres Ilustres de la Basílica de Atocha.
El escultor Ponciano Ponzano se encargó de cincelar el bloque de mármol blanco de Carrara que acabó convertido en nuestra estatua de la Libertad. Esto ocurrió en 1853, es decir, 26 años antes que la gigante de acero de Nueva York. Son muchos los ojos que encuentran cierta inspiración de Barthodi en la obra de Ponzano, sobre todo en la corona de la estatua.
La Cibeles
Es la más fotografiada de todas y, sin lugar a dudas, la más icónica. La estatua de la diosa Cibeles es tan famosa que tiene hasta una hermana gemela en Ciudad de México. Dice la leyenda que custodia la cámara acorazada del banco de España y que, en caso de robo, dejaría caer el agua para impedirlo. La realidad es que esta estatua, como tantas obras, fue concebida por Carlos III.
Es un conjunto escultórico erigido por Francisco Gutiérrez, Roberto Michel, Miguel Ximénez y Ventura Rodríguez. Los cuatro se encargaron de dar forma al mármol de Montesclaros y la piedra de Redueña. Su céntrica ubicación la han convertido en una de las postales más importantes de Madrid a nivel mundial, entre otras razones por su vinculación al Real Madrid. La diosa Cibeles representa la fertilidad y la naturaleza.
La Diana Cazadora
Si la Cibeles tiene una réplica en Ciudad de México, otra importante escultura de ese lugar ha sido a su vez calcada en Madrid. Me refiero a la Diana Cazadora. Esta famosísima escultura representa a la deidad griega Artemisa, diosa de la caza o los nacimientos. Se ha convertido en uno de los iconos más significativos de la ciudad más grande de Norteamérica.
En 2017, la versión escultórica de la maestra Natividad Sánchez llegó a los tejados de la Gran Vía. Esta obra de 900 kilos, es la primera estatua hecha por una mujer que llega a la Gran Vía. Levanta su arco sobre el número 31 y apunta con su flecha a la estatua del Fénix que hay al otro lado de la calle. Fue un encargo de los dueños mexicanos de este edificio, siendo en la actualidad un hotel. Querían un símbolo patrio en su nueva propiedad y ahí lo tienen, pocos años después, convertido en todo un símbolo de la capital española.
La Victoria alada
Pero la Diana no es la única escultura femenina que hay en la Gran Vía. Mucho antes, en 1977, se posó sobre la cúpula más famosa de Madrid la Victoria alada. Esta escultura corona uno de los edificios más fotografiados de la capital, el de Metrópolis, en la división de Alcalá y Gran Vía.
La Victoria alada representa la libertad y el triunfo. Es una obra del escultor madrileño Federico Collaut-Valera. Está esculpida en bronce y vino a sustituir a una obra anterior que representaba a Ganímedes y el Fénix. El cambio se produjo tras la adquisición del edificio histórico por el Grupo Metrópolis. La diosa griega Niké (Victoria) se invocaba en guerras para ganar. Los combatientes, al finalizar los enfrentamientos gritaban el nombre de esta diosa, razón por la que hoy damos a la palabra victoria el sentido que tiene.
La dama del Manzanares
Los viajeros que llegan en tren a Atocha o a Méndez Álvaro son recibidos por la dama del Manzanares que descansa con su famosa pamela sobre el cerro de La Atalaya. Está en el Parque Lineal del Manzanares, diseñado por el prestigioso arquitecto Ricardo Bofil para acompañar las riberas del río. La escultura, una de las más características y grandes de Madrid es del valenciano Manolo Valdés quien, con mucho talento, dio forma a este rostro femenino de 13 metros que, relajado, mira a los lejos su ciudad, Madrid.