No soy tan ingenuo como para creer que los partidos políticos no intentan, tan pronto como pueden, controlar los medios de comunicación y, especialmente, Radio Televisión Española (RTVE). Cosa que hacen no solo por ser una de las cadenas que cuentan con una notable audiencia, sino también porque viene en el paquete de la presidencia del Gobierno de España. Pero en esto, como en otras muchas cosas, no todos los partidos actúan del mismo modo.
En efecto, hay partidos que, por talante, por complejo por falta de coraje, o por un poco de todo esto a la vez, actúan lentamente a la hora de cambiar la orientación política de los informativos, así como las personas que los presentan. Tales formaciones políticas suelen aterrizar suavemente y muchas veces se contentan con modificar ligeramente las líneas editoriales y siempre, como se dice vulgarmente, sin hacer demasiada sangre. Esta conducta, propia sobre todo de los partidos de la derecha o del centro, más que extremar la propaganda a su favor, trata de contrarrestar la información tendenciosa que suelen difundir los medios que mantienen descaradamente posiciones de izquierda.
Hay otros partidos que tienen bastante menos pudor y, como si tuvieran una gran urgencia en hacer partícipe a la ciudadanía de su “buena nueva”, nada más llegar al poder remueven los puntos que consideran claves para tener asegurado el control de la televisión pública. Quiere decirse que, a diferencia de los partidos de derecha y de centro, los cambios son ostensibles, pero no masivos. Hay, sobre todo, una variación en la línea informativa, de las personas encargadas de elaborarla y de los presentadores clave, pero sin que afectar a los puestos que no consideran muy relevantes.
Finalmente, hay partidos y formaciones, que tienen una visión mesiánica de la vida, que tratan de imponer por encima de todo su doctrina totalitaria, a los que no les importe lo más mínimo el respeto a la libertad ajena, que asaltan la casa de todos, como es la televisión pública, para convertirla, no en la casa del pueblo, sino en la casa de los suyos: en la de los aquellos que tienen una visión sectaria, dictatorial y única de la vida pública, contraria a la libertad.
Esta última línea es la que acaba de tomar al asalto RTVE y en la que una administradora única provisional, la vetusta Rosa María Mateo, poniéndose al servicio de Unidos Podemos, ha arrasado con la libertad de la que disfrutábamos hasta la llegada al poder del PSOE de Sánchez gracias a los votos de esa coalición. ¡Ah! Eso sí ¡todo se ha hecho en nombre de la urgente regeneración democrática! Que por lo que se ve ahora no era de la democracia parlamentaria, sino de la “democracia popular”. ¿Les suena?
Ante tan grave y grotesco atropello, unos profesionales de RTVE se han vistos obligados a hacer público un manifiesto en el que se afirman, entre otras cosas, que:
“La designación de una Administradora Provisional Única por decreto apelando a una presunta “pérdida de independencia y al final del mandato anterior” ha facilitado una cascada de ceses y nombramientos en departamentos estratégicos que ronda el centenar, y que son claramente contradictorios con la vocación de provisionalidad con la que se ha justificado política, mediática y socialmente tan radical cambio. Máxime si tenemos en cuenta que en dicho periodo interino no está representada una RTVE de todos y se ignora la proporcionalidad en su concepción y origen”. “Una Administradora Única –prosigue el manifiesto- que ignora su provisionalidad y que ha acometido unos cambios de tal profundidad que son de dudosa higiene democrática y plantea numerosos inconvenientes de recorrido jurídico”.
“En consecuencia, este MANIFIESTO POR LA LIBERTAD EN RTVE se abre al apoyo de quienes dentro y fuera de RTVE creen en la necesidad de una auténtica radiotelevisión pública libre, independiente y plural, más allá del partidismo y de la ideología o de las denuncias de parte por supuesta “manipulación o malas prácticas”. Y concluye: “al mismo tiempo invitamos a que se denuncien los casos de “represalia” que están circulando en los ámbitos profesional y personal con la finalidad única de hacer puramente democrática dicha renovación de RTVE en defensa de la verdad, de la libertad y demás derechos de los ciudadanos garantizados en la Constitución de 1978”.
Yo en lo que suponga mi insignificancia de ciudadano del montón me sumo a ese manifiesto y hago uso del privilegio de que puedo hacer oír mi voz en este blog para gritar muy claro y muy alto ¡VIVAN LAS LIBERTADES CONSTITUCIONALES DE EXPRESION Y DE COMUNICACIÓN!
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