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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

La juventud: ausencia de pasado

José Manuel Otero Lastres el

Si tuviera que decir cómo vemos nuestra edad, afirmaría que, mientras los jóvenes piensan poco en la que tienen, los que hemos cumplido muchos años valoramos, tal vez excesivamente, la juventud. De las dos aseveraciones que acabo de sentar me voy a detener brevemente en esta última y preguntarme si está justificado considerar la juventud como la mejor etapa de la vida.

Es verdad que entre la senectud y la juventud hay una diferencia esencial: teóricamente los jóvenes tienen la vida por delante en tanto que los longevos se encaminan hacia el final. Lo cual significa que aquéllos tienen muy poco pasado y les espera un largo futuro y éstos lo contrario: llevan la mochila de la vida cargada de pasado y experiencia y muy menguada de porvenir. Es decir, que lo que les falta a unos les sobra a los otros.

No creo que tenga sentido plantear cuál de las dos etapas de la vida es mejor, pero sí detenernos durante unos instantes en las consecuencias que se derivan de las indicadas circunstancias, principalmente para la juventud.

Si el pasado es tanto el tiempo transcurrido como las cosas que sucedieron en él, los jóvenes tienen muy poco tramo vivido con el que contrastar los nuevos acontecimientos que se les presentan. Por eso, a la hora de tomar cualquier decisión se basan más en juicios de intuición que en juicios de experiencia. No pueden comparar el presente ni el inmediato futuro con el bagaje de lo ya experimentado, sino que tienen que guiarse por percepciones en las que juega más el pronóstico de lo que sucederá que el resultado de lo verdaderamente sucedido.

Por eso, la añoranza que se tiene de la juventud se debe no tanto a la completitud del espíritu que poseemos en esa etapa cuanto a que está todavía muy lejano el horizonte por donde declinará nuestra vida. Y entre la ausencia de pasado y lo mucho que teóricamente queda por vivir, preferimos el hipotético “exceso” de vida que la abundancia real de “pasado”.

Pero que nadie se confunda: la ausencia de pasado más que ventaja es un inconveniente. Tal vez por esta razón podría admitirse que la mejor etapa del ser humano es su “adultez”, a pesar de que sea la juventud la que goce de  mejor imagen.

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José Manuel Otero Lastres el

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