El Allianz Arena se ve desde la carretera como un símbolo del diseño más innovador en una de las ciudades más alemanas (en el sentido de lo clásico y tradicional) de Alemania. Dicen que es uno de los campos más bellos del mundo. Puede ser. Ya se sabe que, en fútbol, el corazón puede más que la arquitectura. En cualquier caso, el estadio debe formar parte de cualquier ruta por Múnich, ciudad que seguramente ganará viajeros españoles en los próximos años atraídos por el imán del fútbol.
El estadio tiene muchas peculiaridades, pero desde el punto de vista del visitante quizá la más llamativa es su capacidad para mudar la piel. Es rojo, blanco o azul, según el momento. Blanco si juega la selección alemana, rojo si es el turno del Bayern de Múnich, y azul cuando el equipo de casa es el TSV 1860 München, un equipo de la segunda división alemana. La iluminación obra el milagro y deja claro a muchos kilómetros de distancia quién mueve el balón, de quién es el campo esa noche.
Este vídeo que les dejo como aperitivo del Bayern-Barcelona muestra foto a foto el trabajo de construcción del estadio, a partir de 2002. El diseño de la obra corresponde a Herzog & De Meuron, dos arquitectos suizos de enorme prestigio. Su estudio está en Basilea, una ciudad bellísima aunque poco conocida en España. Costó 341 millones de euros.
En el Allianz Arena, inaugurado en 2005, caben hoy 71.000 personas, tras una reciente ampliación. Por supuesto, para los turistas hay visitas guiadas -salvo los días de partido-, y un museo, bautizado como mundo Bayern, más de 3.000 metros cuadrados de exposición para zambullirse en sus éxitos deportivos. También tiene una animada página en Facebook.
Múnich es una ciudad en la que se respira dinero, sobre todo en calles como Ludwigstrasse, Maximilianstrasse o Kaufinger Strasse. No es tan moderna y divertida como Hamburgo o Berlín, ni su noche es tan larga. Sin embargo, un paseo por Marienplatz o una enorme jarra de cerveza en una terraza del parque Englischer Garten o en la famosa Hofbräuhaus siempre resultarán inolvidables, quizá tanto como unas semifinales de la Copa de Europa.
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