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Cara y cruz de la Copa del Rey

Maira Álvarez el
Estrecho pasillo donde se agolparon jugadores, técnicos, árbitros, fotógrafos, miembros de seguridad y de protocolo

 

A estas alturas de la película, todos hemos oído hasta el hartazgo mil circunstancias que han opacado el verdadero sentido de la Copa del Rey. Como ya sabréis, esteladas, pitos, himnos, independentistas catalanes, amenazas de no acudir a los palcos, etc etc se han “colado” entre las noticias de lo que debería ser, en esencia, un evento deportivo. Así que no voy a ser una más de las que os aburra con más de lo mismo.

Simplemente, quiero resaltar dos aspectos a nivel de protocolo deportivo, que para eso es lo mío. Una muy buena, y otra que sigue sin gustarme.

 

DOBLE PASILLO

Ver el doble pasillo que hicieron los jugadores del Barcelona y del Sevilla me parece uno de los gestos deportivos más bonitos que hemos visto en los últimos tiempos.

La tradición marca que cuando un equipo se proclama campeón, al siguiente partido que juega, el rival le debe rendir tributo. Y el de ayer en el Calderón era el primer partido de ambos clubes: el del Barça después de ganar la Liga española y el del equipo andaluz tras granar la Europa League en Basilea.

En un principio, la Federación Española de Fútbol barajó razones logísticas, organizativas y de protocolo para negar la realización del doble pasillo, me alegra ver que cambiaron de idea.

Con las gradas del estadio del Atlético de Madrid a reventar, los once titulares elegidos para jugar la final se alinearon en dos filas sobre el césped al salir de los vestuarios. Acto seguido, ambos capitanes pasaron juntos por el doble pasillo ante la ovación de todo el campo. Unidos. Sin fisuras. Magnífico momento.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EL PALCO PRESIDENCIAL

Sus Majestades los Reyes presenciaron el partido acompañados por el presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont; la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz; el presidente de la Comunidad Autónoma de Extremadura, Guillermo Fernández Vara; la delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid, Concepción Dancausa; la delegada del Gobierno en la Comunidad Autónoma de Cataluña, María De Los Llanos De Luna; el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz; la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena; la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau; el alcalde de Sevilla, Juan Espadas; el presidente del Consejo Superior de Deportes, Miguel Cardenal; el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar; el vicepresidente de la Real Federación Española de Fútbol, José Luis Astiazarán; el presidente del Fútbol Club Barcelona Josep María Bartomeu; el presidente del Sevilla Fútbol Club, José Castro; el presidente del Club Atlético de Madrid, S.A.D., Enrique Cerezo, entre otras personalidades.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(Por su comportamiento, para que luego digan, la protagonista de la noche fue la ya famosa “mujer de rosa”, Ana María Bollaín, esposa del Presidente de la Real Federación Española de Fútbol,  Ángel María Villar).

Como veis, un palco presidencial inmenso; demasiado. Politizado en extremo. Aunque el anfitrión era Ángel Villar (presidente de la RFEF) cedió a Sus Majestades los Reyes el puesto de honor.

Sigue sin gustarme la manera de entregar el trofeo, con los jugadores subiendo hasta el palco, entre aficionados, cuerpo de seguridad  y demás dispositivos.

Como podéis ver en esta foto, en la que SM el Rey Felipe VI acaba de entregar el trofeo a Iniesta, capitán del Barcelona, no hay un espacio mínimo de seguridad. Es más, las cintas que cuelgan de la copa seguramente le dieron al monarca en la cara. ¿Y si Iniesta en ese momento de emoción hubiese perdido el equilibrio, o echado la copa un poco más de la cuenta para atrás?

 

 

 

 

Tampoco me parece correcto que los jugadores hayan subido al palco con sus hijos. Y que conste, que como esposa de deportista, esto es algo que yo lo he vivido también en primera persona y no lo digo por los niños, ni por lo bonito del gesto. Lo digo por situaciones como lo que sucedió a Gerard Piqué, que al tener a sus dos hijos, uno en cada brazo, no pudo ni recoger el trofeo ni estrechar la mano a ninguna de las autoridades.

El gesto de Su Majestad el Rey dando la copita a Milan mientras Su Majestad la Reina hacía un mimo a Sasha puede parecer muy entrañable, pero las críticas no se han hecho esperar. Han acusado al jugador de ir con sus hijos para no tener que estrechar la mano al monarca. Dada la simpatía que le tengo al blaugrana, estoy segura que no ha sido su intención, pero el gesto ya ha sido criticado por la maledicencia de la gente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mirad esta fotografía ¡qué caos! ¿No se podría entregar el premio en el campo, como sucede en otras modalidades deportivas? ¿No sería todo más cómodo, seguro e incluso visualmente más brillante?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Espero vuestros comentarios.

Protocolo Deportivo

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