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Blogs Pido la palabra por Paloma Cervilla

Éxito policial en el asedio al Congreso

Paloma Cervilla el

 

 

Podrán decir lo que quieran sobre la actuación policial del pasado martes para intentar evitar el asalto al Congreso de los Diputados y seguro que algunos los creerán, pero a los que no nos pueden engañar es a los que estuvimos en la primera fila viendo, en vivo y en directo, la violencia, eso sí, de los manifestantes que insultaban y amenazaban a los agentes.

 

 

No es verdad que la Policía fuera agresiva y diera el primer paso para intervenir. No es verdad que los manifestantes eran pacíficos ciudadanos que solo protestaban. No es verdad que los que estaban en la concentración eran indignados con los recortes del Gobierno.

 

La gente que de verdad protesta sale a la calle, muestra pacíficamente su malestar, como es lógico, y evita una actitud violenta, porque sabe que pierden la razón.

 

Yo ví como tiraban botellas a los agentes, como los pateaban en el suelo y como los provocaban.

 

A poco más de cinco mil manifestantes no se le puede otorgar la representación de los ciudadanos indignados que hay en este país. No se les puede dar el protagonismo que no tienen, porque no se representan más que a sí mismos. Frente a ellos hay millones de ciudadanos que hace nueves meses han acudido a votar, que creen en el sistema, aunque piensen que todo es mejorable.

 

Pero lo peor del día de ayer para mí no fue la actitud violenta de los antisistemas que se concentraban ante el Congreso, sino la actitud del secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, que mientras la Policía intentaba evitar el asalto al Parlamento, se reunía con los periodistas, con el ruidodo de fondo de la carga policial, y no era capaz de entonar un mea culpa por haber formado parte de un Gobierno que nos ha traído hasta aquí.

 

Minutos antes, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que burló a los manifestantes y desafío la presión plantándose en el Congreso para cumplir con sus obligaciones de diputada, recordaba que su obligación es proteger la inviolabilidad del Congreso, que es donde reside la la soberanía popular. Y la Policía lo hizo muy bien, pese a quien le pese.

España
Paloma Cervilla el

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