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Blogs Pido la palabra por Paloma Cervilla

El Gobierno aprieta los dientes

Paloma Cervilla el

(Crónica política de la semana más difícil de Mariano Rajoy)

Desde que Mariano Rajoy fue investido presidente del Gobierno, en diciembre de 2011, la semana que ahora termina ha sido una de las más difíciles a las que ha tenido que enfrentarse. La gestión del “caso Bankia” y sus consecuencias en la credibilidad de España han disparado la prima de riesgo hasta niveles desconocidos, sembrando la alarma y el pánico en la sociedad española. La confesión de una fuente gubernamental, al afirmar que “esto es horrible, no sabes lo que es”, es el mejor ejemplo de la situación de tensión que se vive dentro del Gobierno.

Estos son algunos de lo episodios que han marcado la actualidad de la semana:

Lunes. Salta la alarma, la prima de riesgo se dispara a 513. Rajoy decide hablar.

A las once de la mañana del lunes se reunía en la calle Génova de Madrid, sede del PP, el Comité Ejecutivo, con la presencia del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. A esa hora, la prima de riesgo comenzaba a desbocarse. Los temores del Ejecutivo empiezan a cumplirse. El sábado, el nuevo presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, había anunciado las necesidades de capital que necesitaba la entidad para sanearse, 19.000 millones adicionales más que hay que sumar a los 4.465 que el Estado ya ha comprometido, a través del FROB. En total, 23.465 millones.

Desde el Palacio de la Moncloa, sede de la presidencia del Gobierno, ya se contaba con que el lunes, cuando abriera la bolsa, los mercados castigarían esta mala noticia para el sistema financiero español.

El PP, como hace habitualmente, no informa de la hora de la comparecencia de la secretaria general, María Dolores de Cospedal, para dar cuenta de la reunión, hasta aproximadamente hora y media antes de que se produzca. Los periodistas esperamos el sms. A las 11.14 nos llega el primer mensaje  y solo se dice que “el PP informará en rueda de prensa, a las 13.00 horas, de la reunión del Comité Ejecutivo”. Raro, raro. Y empiezan las especulaciones. ¿Porqué no dicen qué será Cospedal la que informe? ¿Bajará Carlos Floriano, vicesecretario de Organización? ¿Será Rajoy? No, dicen algunos, él comparecería en todo caso en Moncloa. Yo no lo tenía tan claro, él es así, le gustan los golpes de efectos, y desconcertar a todos.

Nuevo mensaje a las 12.17: “Rueda de prensa de Mariano Rajoy a las 13.00 horas en la sede del PP” . La sorpresa fue mayúscula. El presidente había decidido sobre la marcha que daría su primera rueda de prensa como presidente del Gobierno en la sede de su partido, ante las incertidumbres y el desconcierto que se habían desatado en la sociedad española. Siempre ha dicho que para él, el partido lo es todo y, en los peores momentos, se refugió en él, en vez de en la fría y convencional sala de prensa de Moncloa.

En su comparecencia se mostró sereno, pero no dijo más de lo que ya ha venido diciendo, ni quiso reconocer que Bankia es el centro de todos los males que afectan ahora a España. Sería como reconocer ante el mundo que, en este caso, las cosas no se han hecho especialmente bien, y eso sería mucho peor para España. Trató de tranquilizar a los mercados y repetir que su Gobierno está haciendo todas las reformas que puede, pero que Europa tiene también que echarle una mano a través del Banco Central Europeo.

 Miércoles. Rubalcaba le tiende la mano en el Congreso. Soraya se va a EE.UU.

Continúa el brutal ataque de los mercados a España. El Banco Central no atiende la petición de Rajoy de ayudar a España y el presidente asiste a la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados, en el que le espera un cara a cara con el secretario general del PSOE. Inesperadamente para los medios de comunicación, aunque yo creo que entre ellos ya estaba más que consensuado, Rajoy encuentra en Alfredo Pérez Rubalcaba un aliado en su particular calvario. Por una vez, no hay cruce de acusaciones, Rubalcaba le ofrece diálogo para salir de esta situación, oficializando así públicamente el contenido de la reunión que el viernes anterior habían mantenido. Rajoy sale satisfecho, encuentra un respiro entre tanto acoso. A su salida del hemiciclo, y antes de entrar en el coche que le llevará a la Moncloa, los periodistas que nos encontrábamos en ese momento en el patio del Congreso le preguntamos: “Presidente ¿cuánto tiempo puede aguantar España con una prima tan alta? Deja al periodista hablar, cuando ha terminado su pregunta, esboza una sonrisa y, educadamente, contesta : “Buenos días”, entra en el coche y se va.

Rajoy optó por no hablar y dejar la respuesta en manos del ministro de Economía, Luis de Guindos, que horas después convocaba una rueda de prensa en la Cámara Baja y reconoce que España no puede aguantar durante mucho tiempo una prima de riesgo tan alta. Además, anuncia que se esa misma tarde viajará a Alemania para entrevistarse con el ministro de Economía. Un viaje relámpago con mucha carga política.

Ese mismo día, se anuncia otro viaje, el de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, a Estado Unidos para entrevistarse con la presidenta del Fondo Monetario Internacional y el secretario de Estado del Tesoro. Aunque muchos lo interpretaron como una visita de urgencia ante la grave situación de España, no era así. El desplazamiento se llevaba preparando desde hacía muchos meses, el martes, un día antes de que se anunciara, yo ya sabía de este viaje, aunque nadie quería confirmar si era cierto o no. Quizás si el martes se hubiera confirmado, el miércoles, cuando se hizo oficial, no se hubiera interpretado como se interpretó. La verdad es que desde la vicepresidencia del Gobierno se comunicó cuando todas las citas de la agenda estaban cerradas.

El objetivo del viaje de la vicepresidenta era asistir a las reuniones del Club Bilderberg, un selecto cónclave al que se invitan a los líderes mundiales. Aprovechó este viaje para reunirse con el FMI y la Secretaría de Estado del Tesoro e incluso no pudo cerrar otras reuniones, como con la secretaria de Estado, Hillary Clinton, por problemas de agenda.

Jueves. El consenso con el PSOE salta por los aires. Rubalcaba, arrugado ante Chacón

A Rajoy también le falló esta semana su principio de acuerdo con Rubalcaba. El secretario general del PSOE, que había pactado con Rajoy el apoyo a su reforma financiera en la votación que tuvo lugar el jueves en el Pleno del Congreso, no pudo mantener su palabra dada, ante la presión del sector liderado por Carmen Chacón, que le exigió mano dura frente al PP. La primera señal ya la emitió el miércoles, cuando el PSOE pidió una comisión de investigación sobre Bankia, a pesar de que Rubalcaba era partidario de demorar esta decisión. El jueves, la crisis interna del PSOE se manifestó en toda su amplitud cuando, a la hora de votar la reforma financiera, Rubalcaba solo consiguió una abstención de su grupo, frente al no que le pedían los chaconistas. A él, dicen, le hubiera gustado aprobarla y lanzar así un mensaje de unidad ante Europa. El PP no salía de su asombro ante la desconcertante actitud que mantenían los socialistas en la negociación. Al final, decidieron darle oxígeno a Rubalcaba, y le dejaron que fuera él el que anunciara la abstención de su grupo, en una rueda de prensa en el Congreso. Un gesto del PP para salvarle la cara ante su partido.  

 

A pesar de esta difícil semana, el Gobierno de Rajoy ha decidido apretar los dientes, cerrar filas, por encima de los roces internos, que los hay y muy duros, y conjurarse entre todos con la confianza de que lo que están haciendo dará sus frutos. Que la reforma laboral que la ministra Fátima Bañez ha tejido con tanto esmero traerá empleo, aunque hay que esperar; que la reforma financiera, aunque nos cueste mucho dinero, terminará creando un sistema financiero saneado; que los ajustes en Sanidad y Educación darán paso a un Estado del bienestar asentado sobre unas bases reales más ajustadas a nuestra capacidad económica y no sobre un gratis total que nos ha conducido al desastre. Cuando las cosas vayan mejor, dicen, ese bienestar se notará de una forma más rápida. Pero mientras llega, hay que sufrir.   

   

 

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Paloma Cervilla el

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