No entiendo la estrategia de la dirección nacional del PP de intentar llegar a un pacto con Esperanza Aguirre para que deje la dirección del PP de Madrid, a cambio de aceptar la candidatura a la Alcaldía de la capital. Conociendo a la “lideresa”, hacerle semejante propuesta era adentrarse en un terreno pantanoso que, como ha sucedido, ha terminado por ensuciar de chapapote a todos los que han participado en esta operación.
Aguirre, como era de esperar, no iba a aceptar esa propuesta humillante, antes de la celebración de las elecciones municipales. ¿Alguien se la imagina cediendo su poder a cambio de una Alcaldía que no sabe si va a conseguir? Yo, no, y no entiendo en que cabeza cabe semejante posibilidad. Lo suyo es esperar a ver qué pasa y luego decidir, como va a hacer Esperanza,.
En estos días no para de jugar al despite. A decir lo mismo y lo contrario. Y mientras pasa el tiempo se atrinchera más y más en su feudo, porque una cosa es lo que se dice hoy y otra muy distinta lo que sucederá después del 22 de marzo.
Aguirre no va a entregar la Corona de Madrid tan facilmente y más inteligente hubiera sido por parte de la dirección no desvelar sus cartas antes de tiempo. Si gana la Alcaldía, a lo mejor ella misma hubiera cedido la presidencia del PP sin tener que humillarse. Si pierde, ya no tendrá fuerza para hacer valer su posición.
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