Desde su escaño en el Senado, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, levanta la mano y le pide tiempo al presidente de la Cámara Alta, Javier Rojo. Pero éste ya había dado la palabra a otro senador para que siguiera la sesión de control al Gobierno. En ese momento, Zapatero había dejado salir vivo al portavoz del Grupo Parlamentario Popular, Pío García Escudero, en el rifirrafe que mantienen todos los meses. Había perdido la partida, ya que no pudo cerrar el debate que, en muchas ocasiones, puede ser garantía de éxito.
Quizás es que la pregunta que le planteó el portavoz popular sobre la eficacia de las medidas del Gobierno para luchar contra el paro era bastante comprometida para Zapatero. El balance es prácticamente nulo porque el empleo no deja de subir en este país. El presidente echó manó de los dos fondos que ha puesto en marcha, de 8.000 y 5.000 millones de euros, respectivamente, desgranó un rosario de medidas y dejó pasar los siete minutos reglamentarios, o quizás pensó que el presidente Rojo le iba a salvar y le iba a conceder el minuto de oro. No fue así y García Escudero, con su oratoria ágil y contundente, lo acorraló y le recordó que la solución a la crisis no se puede fiar a la suerte, ni a la improvisación, porque el tiempo, como sucedió el martes en el Senado, juega ya en su contra.
Pido la palabra
por
Paloma Cervilla
A Zapatero se le acaba el tiempo
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