Pues ya nos hemos enterado de lo que nos espera en el Senado, si al final sale adelante la propuesta de los senadores nacionalistas para que en la Cámara Alta se utilicen las lenguas cooficiales: vasco, gallego, catalán y valenciano, en la actividad de la Cámara. Quién nos lo ha hecho saber hoy ha sido el presidente de la Generalitat, José Montilla, que ha venido a reunirse con el presidente del Senado, Javier Rojo, para no se sabe qué, y la rueda de prensa posterior la ha dado, primero en catalán, y, después, en castellano, aunque eso sí, previa pregunta si era necesario. Un despropósito. Menos mal que al presidente del Senado no se le ocurrió comparecer junto a Montilla, bueno, y sin él tampoco, ya que declinó salir a hablar con los medios de comunicación, consciente de que no había nada que decir frente al desafío lanzado por el presidente catalán para renovar un Tribunal Constitucional que no le gusta, utilizando como arriete el Senado.
Montilla podía haber tenido la deferencia de no adelantarse a los acontecimientos y hablar en castellano, que lo entendemos todos y, después, si quiere, traducir al catalán, pero no hacernos perder el tiempo a las siete de la tarde, cuando la maquinaria de los periódicos se encuentra a pleno rendimiento, y los periodistas no estamos para experimentos lingüísticos. La próxima vez, espero no olvidar el pinganillo.
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