Las elecciones de ayer solo tienen una lectura: varapalo a la polÃtica y al bipartidismo. Más a unos que a otros, pero en definitiva un duro castigo del que PP y PSOE tienen que tomar buena nota.
El Partido Popular salva los muebles, aunque ni mucho menos era lo que se esperaba. Pero su victoria por la mÃnima le permite a Mariano Rajoy sacar pecho ante Angela Merkel en Europa, al fin y al cabo son los únicos partidos que gobiernan en sus paÃses que han ganado las elecciones. Frente al descalabro de Hollande en Francia, Mariano Rajoy se sostiene como un pilar de la Unión Europa. Al fin y al cabo lo que importa es ganar y ahora puede sacar tajada en la negociación de puestos claves en Europa.
La pérdida de dos millones y medio de votos y ocho escaños tiene que hacer pensar al PP de que hay mucho que cambiar en la relación con sus votantes. Los que le votaron en 2011 y decidieron no hacerlo el domingo se han ido sobre todo a la abstención y a Ciudadanos. Es un voto en parte recuperable, pero hay que lanzar un mensaje de cambio y decir que se  “ha tomado nota”. MarÃa Dolores de Cospedal es de las pocas que se salva al sacar nueve puntos al PSOE en Castilla-La Mancha, junto con Alberto Núñez Feijóo en Galicia, y llama la atención el descalabro en AndalucÃa, donde el error en la forma de abordar la sucesión de Javier Arenas se está pagando caro en las urnas. Preocupante es la situación en Madrid y Valencia.
Peor lo tiene el PSOE. El peor resultado de la historia le aboca a una crisis interna y a una profunda catarsis en su liderazgo. Si en el PP el voto perdiddo es recuperable en parte, en el PSOE es mucho más difÃcil porque ha encontrado acomodo en “Podemos”. Rubalcaba ya no es la solución, si alguna vez lo fue, para sacar al socialismo del pozo en el que se encuentra.Â
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