¿Cuántas cosas tienes como adornos, papeles, ropa, recuerdos, accesorios de todo tipo, que te sobran, que no necesitas, que no utilizas, pero que no te desprendes de ellos? Son cientos. No lo hacemos por muchos motivos. Por nostalgia… «¡Qué pena, si es que me recuerda ese viaje que hice con mi pareja por…!». Por exceso de optimismo… «El año que viene seguro que habré bajado de peso y me meteré estos vaqueros en mi cuerpo serrano». Por vagancia… «Uf, hay tantos papeles que tirar y ordenar que no sé ni por dónde empezar, ya si eso, mañana me pongo». Por si acaso… «¿Y si un día los niños quieren volver a usar la chocolatera que lleva tres años arrinconada en la cocina?». Por si viene la suegra… «¿Cómo voy a regalar los candelabros que me regaló mi suegra en la boda? Son horrorosos, pero ¿y si me pregunta con ellos?». Porque me da pena… «¡Con lo bonitos que tengo los apuntes de la Universidad! Guardo todas las asignaturas de los cinco años de carrera».
Hay armarios que llevan años sin abrirse y, por lo tanto, lo que hay dentro, lleva años sin necesitarse. Hay adornos que no nos gustan en casa, los vemos y nos generan rechazo. Hay utensilios, electrodomésticos, que hacen bulto y que no utilizamos. Hay ropa que llevamos años sin utilizar porque se ha pasado de moda, porque ya no nos sienta bien o porque hemos cambiado de talla. Hay de todo, pero no nos sirve para nada.
Tenemos comprobado que ordenar, pero, sobre todo, deshacernos de lo que no utilizamos y de lo que no nos gusta, nos hace sentir muchísimo mejor. Es un proceso completamente liberador, purificador… hasta catártico. Así que hoy lunes… empiezo a tirar.
Te facilito varios consejos para poder deshacerte de cosas.
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Ponte el objetivo de tirar una cosa al día. No te lo tomes como un objetivo extenuante como limpiar armarios en el fin de semana. No. Solo deshacerte de un objeto diario. Incluso puedes plantearte esta tarea durante un mes. Si después del mes te sigue atrayendo la actividad, puedes continuarla. Yo suelo hacerlo con bastante frecuencia. Un día regalo la chocolatera, otro día una camisa que no me gusta pero que me da pena porque no me costó barata, otro día tiro papeles…Pero cada día tiro algo.
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Para hacerlo más atractivo, piensa en un hashtag y comparte en redes tu triunfo, es decir, aquello de lo que te deshaces. Cuelga la foto, escribe el hashtag y anima a otras personas a unirse a tu reto. #unacosamenos #simisuegrasupiera
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En cuanto a la ropa, puedes utilizar la siguiente técnica para decidir de qué deshacerte. Aquellas prendas que llevas más de tres años sin utilizar esperando que algún año te vuelvan a caber o que cambie la moda y se pongan a la última, regálalas. Haz sitio en tu armario. Es muy deprimente ver el armario lleno de ropa que no te pones. Es mejor verlo medio vacío con aquello que te chifla, que ver una fila de camisas y saber que ninguna te favorece o te gusta.
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No tires, revende, dona o regala. Puede que tú te encapricharas de esa batidora que licua fruta y verdura pero que después de una semana te cansaras de ella. Sí, acepta que fue un capricho. No pasa nada. Pero seguramente hay alguien a quien le encantaría tenerla y sacarle más partido.
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Disfruta y refuérzate con cada triunfo. Si por ejemplo te has deshecho de un elemento decorativo, mira ahora la mesa sin los candelabros, observa el espacio maravilloso que dejan. O pon en su lugar otros que realmente disfrutes. Dedica unos minutos a apreciar el cambio que deja tu decisión de deshacerte de algo.
Si coges la costumbre de deshacerte de lo que sobra y no necesitas, verás cómo en muy poco tiempo tendrás una casa más espaciosa, mejor decorada, más ordenada y tú te sentirás mejor.
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