F. Pastrano el 14 ene, 2013 Todo está listo para que el 10 y el 12 de febrero próximos tenga lugar el principal espectáculo de los carnavales de Oristano, Cerdeña. Este año la Sartiglia presenta una importante novedad, no en su desarrollo sino en su organización. Según ha manifestado el alcalde, Guido Tendas, del Partido Democrático (centro-izquierda), no habrá ni una sola invitación gratuita para nadie, que en época de crisis todos tienen que arrimar el hombro, ya sean autoridades o políticos. Así que el que quiera ver la carrera desde un asiento de tribuna tendrá que pagar entre 10 y 30 euros, que es el precio normal de las localidades. Eso sí, para los de a pie, por ahora, sigue siendo gratis. Los carnavales de Oristano, con fiestas procedentes del antiguo Reino de Aragón, son los más refinados de Cerdeña. Aquí la reina es la Sartiglia (literalmente Sortija), en la que jinetes engalanados a lomos de caballos profusamente enjaezados tratan de ensartar con su espada una estrella agujerada, espectáculo que recuerda punto por punto a la Ensortilla de la menorquina Ciutadella. Dos gremios locales, el de los campesinos (San Juan) y de los carpinteros (San José), organizan la fiesta que tiene lugar el domingo y el martes de carnaval. El maestro de ceremonias es el componidori, elegido el domingo entre la cofradía de los campesinos y el martes entre la de los carpinteros. Da igual que sea hombre o mujer, ese es el juego de la ambigüedad carnavalesca, una máscara blanca inexpresiva y asexuada lo oculta. Desde hace unos años, el componidori del martes de carnaval ha sido varias veces una mujer. La máscara blanca la identifica como carpintera, si fuera color tierra sería campesina. Todo comienza con el ritual de la vestición que se realiza sobre sa mesitta, una mesa ceremonial adornada con flores en la que las massaieddas (estas sí tienen que ser forzosamente mujeres) le colocan la ropa característica de su gremio. Camisa blanca con lazos rojos para los campesinos y rosas y azules para los carpinteros, chaqueta larga sin mangas para todos, un velo de novia y un sombrero de copa negro. Por turnos, los jinetes (unos 120) se lanzan uno por uno al galope a lo largo de una calle cubierta de arena para la ocasión y tratan de ensartar con su espada una estrella de plata de seis puntas que cuelga de un cordón verde y que en su centro tiene un agujero de dos centímetros de diámetro. No es fácil, pero algunos lo consiguen. Dice la tradición que cuantas más estrellas se enganchen, mejor será la cosecha de ese año. Al menos este año, la recaudación por entradas será superior a la Sartiglias anteriores. Pie de foto: Una amazona al galope trata de ensartar con su espada la estrella agujerada que cuelga de una cuerda.(Foto: Pilar Arcos) Escapadas Comentarios F. Pastrano el 14 ene, 2013