La ciudad belga de Brujas tiene una población de 120.000 habitantes y 27 museos. En Madrid hay 44 museos, pero siguiendo la misma proporción y teniendo en cuenta que en la capital española somos 3,1 millones de ciudadanos, tendríamos que tener 697 museos.
Puente de San Bonifacio sobre el canal Dijver.
Baste este ejemplo para darnos una idea del nivel cultural de esta ciudad, llamada la Perla de Flandes. Edificios medievales de piedra muy bien reconstruidos, casas renacentistas de ladrillo excelentemente conservadas, y sobre todo sus canales, que le han valido el, para mí poco afortunado, título de “la Venecia el Norte”.
Incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en el 2000, su encantador casco histórico está parcialmente cerrado a los coches. Una ciudad ni grande ni pequeña, a la medida del hombre, en la que tras una fachada del siglo XV se puede encontrar una sala de exposiciones de vanguardia, una boutique de últimísima moda, o una tienda de bombones que quita el sentido.
Una de las formas de ver Brujas en su salsa es recorriendo alguno de sus canales en barca. Desde un punto de vista a ras de agua los edificios tienen otra perspectiva, los puentes aparecen de forma inigualable.
Hospital de San Juan.
Y entre todos esos edificios encantadores el Sint-Janshospitaal (Hospital de San Juan) destaca por méritos propios. Situado junto a la Iglesia de Nuestra Señora, albergó alguno de los nosocomios más antiguos de Europa. Fundado a mediados del siglo XII, fue sede de distintos hospitales hasta 1977. Hoy es un magnífico museo.
“Las bodas místicas de Santa Catalina”, tríptico de Hans Memling.
En su exposición permanente se exhiben muebles, objetos de farmacia, instrumentos médicos antiguos, relicarios, archivos y obras de arte entre las que destacan seis tablas del primitivo artista flamenco Hans Memling, en especial el imponente tríptico “Las bodas místicas de Santa Catalina”.
Arqueta de Santa Úrsula, anónimo.
La Contrarreforma fue la respuesta de la Iglesia Católica a la reforma protestante de Martín Lutero del siglo XVI. España jugó un papel importante en este movimiento religioso que tuvo su reflejo en el arte y se volcó en la lucha en las provincias de los Países Bajos contra el calvinismo. Brujas y Luxemburgo formaron parte de esos Países Bajos durante el Siglo de Oro español.
Una de las salas de la exposición.
La exposición de los Maestros del Barroco Español agrupa por primera vez en la ciudad de Brujas unas 20 obras (esculturas y pinturas) de estos grandes artistas procedentes de diferentes museos. Organizada por Musea Brugge en colaboración con el Museo Nacional de Historia del Arte Luxemburgués, la muestra estará abierta hasta el próximo 6 de octubre.
CUATRO PIEZAS SOBRESALIENTES
Ecce Homo y Dolorosa
Autor: Pedro de Mena (1628-1688)
Madera, parcialmente dorada y polícroma, cristal.
49 x 41,5 x 18 cm (Ecce Homo)
49 x 37,5 x 22 cm (Dolorosa)
Son dos de las varias esculturas que De Mena hizo sobre este tema, en origen concebidas como pareja y destinados a un espacio no muy grande, posiblemente una capilla. Una pareja similar la podemos ver en el Museo de Santa Clara de Gandía, Valencia.
Marcado hiperrealismo, rasgos alargados, ropas muy trabajadas.
Inmaculada Concepción
Autor: Pedro de Mena (1628-1688)
Madera policromada parcialmente dorada.
83,5 x 41 x 25,5 cm.
Se aprecian influencias de Alonso de Mena y Escalante (su padre) y sobre todo de Alonso Cano. Esta estatua de madera parece una perfecta traslación tridimensional de la Virgen pintada por Cano en 1665, que se exhibe a su lado.
La negación de San Pedro
Autor: Francisco Collantes (1599-1656)
Óleo sobre lienzo
142,6 x 101,4 cm
Algunos autores creen que, por la expresión del rostro del Padre de la Iglesia, debería titularse El arrepentimiento de San Pedro.
Collantes fue discípulo del pintor florentino afincando en Madrid Vincenzo Carducci y su obra refleja una clara influencia de la pintura flamenca e italiana con muchas similitudes con la de José de Ribera El Españoleto (1591-1652).
San Francisco de Asís
Autor: Pedro de Mena (1628-1688)
Madera policromada
86 x 38 x 32 cm
Estatua que representa al santo de pie meditando con la mirada en un crucifijo que sostiene con su mano izquierda. Muy interesante es el realismo de su hábito, que parece de tela cuando toda la imagen es de madera.
MÁS INFORMACIÓN: Turismo de Flandes
FOTOS: PILAR ARCOS
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