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Blogs Música para la NASA. por Álvaro Alonso

Emilio Elegante: «Necesito tener la sensación de que las canciones me sacuden por dentro»

Emilio Elegante: «Necesito tener la sensación de que las canciones me sacuden por dentro»
Álvaro Alonso el

Solo unos meses después de la publicación por Chelsea, la editorial de Alex (Cooper, Los Flechazos) de la biografía de Emilio López, ¡Ponte ya a bailar! Mis años de revuelta mod con Los Elegantes, Emilio vuelve tomar un avión desde Miami, donde desde hace veinte años tiene fijada su residencia para presentar en directo el single que edita Subterfuge Records con dos nuevas canciones en Rock-Ola el próximo sábado 5 de mayo.

Ahora sacas un disco con Los Disparos. ¿Cómo? Pero sobre todo, ¿por qué?

Mira, yo llevaba muchos años desaparecido de la música. Muchos años viviendo en Miami. Entonces en Facebook, hace como dos años y pico, leí que un grupo llamado Los Disparos hacían una versión muy potente de Los Elegantes, el “Dispararé”. Me gustó, me encantó, y se hacían similitudes entre Los Disparos y la primera época de Los Elegantes. Entonces Felipe contactó conmigo, descubrimos tener muchas afinidades, entre ellas el ser los dos legionarios del Atleti. Total, que en uno de los viajes a España quedé con él, me regaló un single y yo le regalé un poster de Eddie & The Hot Rots y Los Elegantes en Murcia. Era una de mis bandas favoritas de entonces y estar con ellos, te puedes imaginar. Y bueno, quedó ahí todo muy bien. Regreso a EEUU y meses después recibo un email en el que decía: ¿Te animas a continuar? Y veo una estrofa, una melodía y una letra. Joder, entonces cogí mi acústica, de las rarísimas veces que cogía mi acústica, y la canción me salió de un tirón, con hasta puente y todo; y se la envié. Era la canción “Dos minutos y un segundo”. Se puede decir que piqué el anzuelo, imprudentemente. Me salió todo con tal facilidad, que era increíble, porque yo no había vuelto a componer hacía veinte años, no quería saber nada de vuelta a la música. Pero de repente comenzaron a venir melodías a zumbarme en la cabeza. Grabé en el celular “Pájaros en la cabeza”, otra especie de neurosis, como “Soy un Charlatán”, y se la envié. De pronto las montó en el local, me las envió y yo dije: “Pero tío, esto está muy bien, y es verdad que recuerda a Los Elegantes en las dos canciones”. Esto quedó ahí, hasta que entré en contacto con Carlos Galán, de Subterfuge, que las escuchó y dijo: “Oye, Emilio, las quiero”. A lo que dije: “Adelante, son tuyas”. Y coincidió que teníamos con Alex la presentación del libro “Ponte Ya A Bailar” que escribí sobre Los Elegantes en el Rock-Ola y Carlos nos dijo: “meteros a grabar ya”, y entonces fuimos al estudio de Astrayo Astray por Tirso de Molina, grabamos en unas horas y él hizo la producción, la mezcla. A todo esto, había conocido a un chico que tocaba el ukelele, le invité a tocar y dijo que encantado, que era muy fan de Los Elegantes.  Esto fue en octubre. Y ahora, no sé si sabes que la central que fabrica vinilo, la única que hay, está en Checoslovaquia, es la única que hay, tiene unas colas inmensas. Es increíble, pero se fueron destruyendo todas las impresoras de vinilo y solo aguantó esta. Nadie se acordó de Azorín, cuando decía que “vivir es ver volver”. Y efectivamente volvió el vinilo porque la gente quiere las cosas ciertas. Yo siempre he pensado que una canción no existe hasta que no está en vinilo. Podrá sonar en todas las plataformas, pero hasta que no tengo el contacto físico con el vinilo es como si no existiera. Será superstición, pero en esa superstición me he creado y la sigo manteniendo. Es fascinante, ¿Cómo es posible que todas las compañías destruyeron el vinilo, excepto este checo, que se hizo de oro?

Este sábado 5 de mayo presentas el disco en Rock-Ola.

Obviamente vamos a tocar las dos canciones del single, “Dos minutos y un segundo” y “Pájaros en la cabeza”, va a ser un concierto breve pero con unas nueve canciones, de Los Elegantes y otro tema nuevo que a lo mejor lo tocamos. Y entonces me gustaría hacer un relato breve de lo que las canciones han significado para mí. Es mi vuelta a los orígenes, después de 25 años, no solo tocar solamente, sino hacerle sentir a la gente.

¿Cuando fue vuestra cota de ventas más alta?

Entre el segundo y el tercer disco. Las ventas fueron siempre irregulares, lo más que llegamos a vender fueron 20.000. A mí que me gusta leer poesía, cuando veo que un poeta que vende 2.000 ya es un éxito, un disco de 20.000 no es que sea un éxito, es que me parece asombroso. Incluso la mitad. Publicar ya es un gran milagro. Yo lo veo como un privilegio inmenso. Y más viviendo ahora en Miami, volver a grabar es un reencuentro con gente que te conoce y otra que no te conoce, pero aunque suene cursi son canciones que han formado parte de su vida.

Si tuvieras una bola de cristal, ¿Cómo te ves? Darle continuidad a tu proyecto con los Disparos, volver de pleno a la música… Lo digo por la complicación de que tu vives en Miami.

Pues mira, y sin bola de cristal, te digo: yo tengo muy claro lo que quiero hacer. Me voy marcando propósitos a la vida cuando algo despierta mi interés, me apasiona y me entusiasma y supone para mí pues una forma de aprender, de saber, de reencontrarme con las cosas que amo. Y ahora, con el libro y con el single lo estoy viviendo como algo que puede ser de largo recorrido. De hecho, cuando me pregunto a mí mismo, ¿qué quieres hacer”, me contesto: “Continuar”. Entonces, esta vuelta a mis orígenes pero con canciones nuevas, no solo una rememoración nostálgica, que además no existe en mi caso o al menos si algo existe de nostalgia está muy atemperada por la cabeza. Yo como periodista me he acostumbrado a vivir el momento, siempre, fijarme en el momento efímero, que transcurre. Entonces, a mí me gustaría a esto darle continuidad. De hecho, llevo casi dos años componiendo canciones.

¿Tienes entonces más canciones nuevas? Porque antes decías que la acústica la tenías arrinconada.

Sí, no la tocaba, porque me faltaba un proyecto claro. Sin un proyecto, lo que hago normalmente es ocupar mi tiempo leyendo, con los amigos, viajando o escribiendo generalmente sobre las “breaking news”, sobre las cosas que suceden. Fue abrir las compuertas de la creatividad con la canción con Felipe y comenzar a componer. Me di cuenta de que seguía teniendo facilidad para encontrar melodías que me vienen a la cabeza. Entonces terminé estas dos canciones y una tercera, que aún no hemos grabado. Me empezaron a zumbar en la cabeza melodías y salió una, luego otra y otra y otra hasta 15 o 16 canciones. Con letra y todo. Entonces, ya están ahí. Aquí las tengo, grabadas en el móvil con la acústica. Como sé lo poco disciplinado que soy, tengo que aprovechar los momentos en los que estoy concentrado y no me perturba nada. Tenía el esqueleto de una canción, metía las letras, hacía los cambios quizá con la acústica, hasta que me empezaba a venir otra y otra hasta que decía “para, que se te va a olvidar la anterior, al final se te van a olvidar todas”. Ahora este es un proceso en marcha, hay en todo esto un componente de pura satisfacción, de placer, un poco como al principio, solo que me he dado cuenta de que no he perdido entusiasmo. No ha sido por rutina, sino que de verdad que tiraban de mi muchísimo, muy fuerte.

Imagino que empezará a ser menos inusual algo que en América es lo más normal del mundo. Willie Nelson, con 82 años acaba de sacar un disco impresionante. Y el público lo aplaude. Aquí en España da la impresión de que tenemos la cosa de que el rock ha de ser algo juvenil. Tal vez nos falta trayectoria. Estaban los conjuntos de los sesenta…

Sí pero duraron muy poquito

…y luego llegaron los de la nueva ola o la Movida, algunos se murieron pero otros aún siguen ahí. Quiero decir que todavía hay un cierto prejuicio a que alguien se encuentre a partir de cierta edad con fuerzas, con energías, con ganas.

Es que esa es la clave, que tengas energías, fuerzas y ganas, cosas que contar, cosas que decir y melodías que crear. Mi generación fue muy castigada, por muertes, por abusos, tú lo sabes, bueno. Entonces, haber sobrevivido a eso ya puedes darte con un canto en los dientes, ya es un éxito. Y haberlo hecho además con energía, con entusiasmo, con ganas de hacer cosas ya es la releche. Ahí están los Secretos y luego hay bandas que se vuelven a reunir, pero yo las reunificaciones, si no hay creatividad no me interesan demasiado. Tienen que aportar cosas de interés, que te sacudan por dentro. Ese es mi barómetro para saber si algo es bueno: “necesito tener esa sensación de que las canciones me sacuden por dentro”. Tanto con mis canciones como con las de otros. Es mi fórmula para medir. Y lo que dices en EEUU es muy corriente, la edad te diría que es casi irrelevante. A la gente que le gusta la música, una canción te sacude o no, y te da igual que quien la cante tenga sesenta que setenta o el ejemplo que pones de Willie Nelson. Es cierto que hay grupos que nacieron a finales de los setenta en España que han mantenido una cierta continuidad, pero la mayoría lo normal es que hicieran dos, tres discos y desaparecieran.

Es ineludible la pregunta: ¿Porqué con los Disparos y no con Los Elegantes, que es la banda que crea el mito?

Bueno, pues… ehm… Si tú objetivas la situación mía de cómo surgen las nuevas canciones, primero: no surgen como yo componía en una primera época con Juanma, o con el pianista, Emilio Galiacho, y solo. Como surgen estas canciones es que empiezo a componer no por iniciativa mía, sino porque piqué el anzuelo de Felipe Correa. Yo tenía, te tengo que reconocer y esto te lo digo a ti, una pesadilla recurrente siempre: la pesadilla, con mil variantes tortuosas es que yo salía del hotel, iba al lugar del escenario, y no sabía donde era. O estaba en el escenario sin cuerdas en la guitarra. O sea, que fue un final para mí dolido, traumático, cómo acabaron Los Elegantes. Pues desde que me metí en esto y me puse a escribir el libro, las pesadillas desaparecieron. Mi salida de la música fue algo brutal, dentro de mí eso no estaba bien encajado. Ahora, te digo, si Juanma hubiera querido restablecer puentes, estas dos canciones las podría haber compuesto con él. Le habría dicho que sí y habría intentado continuar. Pero ese puente está totalmente dinamitado ya y es muy difícil. De hecho no nos hemos vuelto a ver ni hablar. Estas canciones surgieron con Felipe, las grabé con Los Disparos y con ellos he continuado, lógicamente. Con franqueza, hacía muchísimos años que no mantenía contacto con Los Elegantes, solo con el bajista, con José Luis, porque al batería, Charlie, lo vi en la presentación del libro veintitantos años después. Y Juanma, lo mismo, Juanma fue el que en cierta medida dinamitó a la banda, cuando abandonó a los Elegantes porque sentía que se coartaba su creatividad. Me pareció extraño pero pensé que haría sus cosas aparte pero que se mantendría la banda. Pero no, dejó la banda y los demás, en un acto de estupidez suprema, en una reunión que me citaron me dijeron: “Oye, Emilio, que sin Juanma no podemos seguir con los Elegantes porque sería una traición, es uno de los fundadores del grupo. Entonces, no tiene sentido seguir”. En fin, les respondí que si es así como lo pensáis, mi idea era haber seguido con otro guitarra porque además teníamos actuaciones y yo me lo pasaba superbien. Subirte a un escenario y ver cómo te trataba la gente, era un inmenso regalo. Pero aquello terminó y al poco tiempo yo me fui a EEUU. Ha habido muchos intentos de reunirnos, de reagruparnos. También es cierto que de haberme quedado en Madrid hubiera habido posibilidades de encontrarnos, pero al estar fuera durante tantísimo tiempo, lo hace mucho más complicado. Alguien tiene que dar ese paso y yo no he sido el que lo ha dado. Y no creo que lo de, sinceramente.

¿Te has planteado volver a España?

(Suspiro) Sí, si me lo he planteado, primero son muchos años fuera y aun estando muy contento, satisfecho y haciendo un trabajo que me entusiasma, como corresponsal de la agencia EFE, si tengo un proyecto que me llena como el de la música y lo pudiera hacer compatible, pues lo haría. También para dar un impulso fuerte a lo que nos traemos entre manos. Si se dan las condiciones y entro a fondo, no de manera adjetiva, en el proyecto de canciones, pues sí que lo haría.

Pues es una buena noticia.

Ahora que me lo has dicho me lo he planteado muy rápidamente. Sí.

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