La historia de un minuto de Premiata Forneria Marconi
Hubo un tiempo en el que, en Italia, el rock llegó a una altura estratosférica. Premiata Forneria Marconi ha sido la banda más célebre del rock progresivo italiano y la única que obtuvo un cierto éxito a nivel internacional, sobre todo en los EEUU, a raíz de su actuación compartiendo cartel en el festival de Reading con Genesis y Magma, unido al apoyo del bajista de Emerson, Lake and Palmer Greg Lake y, sobre todo, después de que Pete Sinfield, geniecillo poeta y músico asociado a King Crimson y Roxy Music decidiera traducir al inglés las letras de los italianos.
Premiata Forneria Marconi (PFM) supieron combinar el pop con la improvisación jazzística y las composiciones de actitud sinfónica en un cóctel que no era en sí necesariamente novedoso en aquellos finales de los años sesenta. Pero PFM añadían a su peculiar estilo una pizca de regusto por lo melódico de sabor típicamente mediterráneo que los alejaba de sus compañeros de viaje de las islas británicas dotando a sus canciones de una gran originalidad.
El primer embrión de los futuros PFM se forma en los años sesenta, en pleno período beat, con uno de los conjuntos que mejor sonaban de aquella eclosión de bandas que imitaban a los británicos, como I Corvi, The Planets, The Rokes, I Dik Dik, I Profeti y tantos otros. Se llamaban I Quelli, formación en la que se alternan Antonio “Teo” Teocoli y Pino Favarolo, cantante y guitarrista, junto al batería Franz Di Ciocco y el bajista Giorgio “Fico” Piazza. Enseguida se les unen Flavio Premoli y dos guitarras más: Alberto Radius y Franco Mussida.
Los directos del grupo y su cuidada puesta en escena hicieron que I Quelli destacaran en el panorama beat italiano donde pronto comienzan a publicar numerosos 45 rpm para el sello Ricordi. Se trata en su mayor parte de versiones al italiano de canciones de artistas extranjeros, práctica ésta muy común no solo en Italia sino prácticamente en todas las grandes naciones europeas, ya fueran los Tages en Suecia o los Brincos en España. Así “La bambolina che fa no no no” y “La ragazza ta-ta-ta”, ambas de Michel Polnareff; “Per vivere insieme”, versión del “Happy Together” de los Turtles; “Tornare bambino”, que no era sino el “Hole on my Shoe” de los Traffic; “Questa città senza te” (Tremeloes) y “Lacrime e pioggia” (Aphrodite´s Child).
Hay que señalar también en este periodo las importantes colaboraciones en estudio con Mina, Battisti, Celentano y, sobre todo, Fabrizio De André (el encuentro volvería a repetirse con el famoso Fabrizio De André In Concerto, arrangiamenti PFM grabado en vivo en Florencia y Bolonia en 1979).
La historia de la banda podría haber terminado ahí, como tantas otras bandas que afloraron en los años sesenta, tras la salida del grupo de Teocoli y Alberto Radius. Pero en 1969 aparece una figura de una endiablada creatividad llamado Mauro Pagani que pondrá patas arriba el futuro del grupo. Pagani, que había formado parte del grupo I Dalton, tocaba instrumentos clásicos, como el violín, la flauta y el ottavino, y en colaboración con Mussida emprende un drástico cambio de género: del beat, cuyos últimos coletazos ya se vaticinaban en las grabaciones finales de los Beatles, se pasa el testigo ahora al rock progresivo de matriz británica, capitaneado por King Crimson, Yes o Jethro Tull. Frente a las canciones breves y directas se impone ahora la suite larga donde cabe la improvisación. Comienzan a ensayar duramente en jornadas de más de ocho horas. Di Ciocco por su parte entra durante unos pocos meses a formar parte del grupo Equipe 84, con el cual participa en el Festival de San Remo.
Hasta que a finales de 1970 Franco Mussida, Flavio Premoli, Franz Di Ciocco y Giogio Piazza dan vida oficialmente a Premiata Forneria Marconi (PFM), nombre sacado de una pastelería de Brescia situada cerca del estudio donde recababan para hacer los ensayos. Los cuatro deciden dejar el sello Ricordi y es Lucio Battisti quien los acoge en su discográfica la Numero Uno. PFM comienzan a dar conciertos por Italia siguiendo la estela de bandas como Procol Harum, Deep Purple o Black Widow.
Inspirada en King Crimson, la PFM registra la composición que se convertirá en su más celebrado caballo de batalla: “Impressioni di settembre”, una sugestiva balada con un texto escrito por Mogol (auténtico artífice de mucho de lo que se compuso y publicó en Italia en aquellos años y copropietario con Battisti de Numero Uno), donde el grupo incorpora de manera novedosa en su país el uso del moog.
Los acordes son simples, marcados por la guitarra acústica, que delinea una atmósfera delicada, ligeramente trágica, con estrofas de gran expresividad. La poesía de las palabras de Mogol no hace sino acentuar la épica melodía, que se convierte en uno de los grandes hallazgos del rock italiano de todos los tiempos.
“Impressioni di settembre” eleva a éxito internacional Storia di un minuto, primer álbum de PFM, publicado en el primer mes de 1972. Las siete canciones, escritas todas por el tándem Mussida-Pagani, están construidas sobre estructuras típicamente progresivas en las que prevalece el aspecto de la composición clásica. Un progresivo barroco, a veces medieval, que puede recordar ligeramente a los Genesis de “Nursery Crime”, pero como se ha indicado con una impronta especial derivada de la influencia mediterránea.
Las variaciones de tiempo son numerosas, así como los pasajes que combinan el rock duro con formas más clásicas, donde destaca la flauta a lo Ian Anderson de Pagani. Es de hecho este instrumento, junto con el violín, el ottavino y el clavicénbalo, los que otorgarán un carácter más clásico al rock progresivo de PFM donde se combina el moog y el mellotrón en las manos de Premoli. En “La carrozza di Hans”, una balada que se encadena a un solo de guitarra que recuerda al Robert Fripp del “21 Century Schizoid Man” de King Crimson, puede escucharse una brillante improvisación al violín de Pagani. Esta canción fue incluida como cara B del single “Impressioni di settembre”. La improbable Storia di un minuto se cierra con “Grazie Davvero”, uno de los episodios más experimentales del disco donde flirtean la guitarra acústica y el sonido del mellotrón.
Storia di un minuto se convirtió en una de las obras maestras del rock italiano y fue el álbum que puso en órbita a PFM como punta de lanza de un rico movimiento de creciente prestigio como es el rock progresivo italiano donde se hallaban bandas magníficas como el Banco del Mutuo Soccorso (BMS), le Orme, gli Osanna, gli Area o los primeros y nunca bien ponderados New Trolls. Los orígenes de un movimiento que floreció por un tiempo breve, algo así como la historia de un minuto, hasta que la irrupción de la música disco y la new wave dieran paso a una nueva era.
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