Arde Lavapiés, arden las redes. «A la masa dormida todo le parece una Bastilla», escribÃa Elias Canetti. Y Lavapiés dormÃa el sueño de una utopÃa incumplida hasta que la muerte de Mame Mbaye le despertó. Sueños convertidos en pesadillas. Sueños rotos que buscan la mÃnima mecha para incendiarse. Igual que los tuits que se propagan sin contención. «La masa que prende fuego se cree irresistible». Y eso pensaron los radicales que prendieron el barrio que lleva décadas lleno de okupas y de ancianas. Mucho antes de que la inmigración hiciera acto de presencia. Lo sé porque vivà ocho años en las entrañas de Lavapiés. Cuando empezaba tÃmidamente a aparecer los primeros bares y tiendas marroquÃes. Con señoras mayores vÃctimas de la soledad que malvivÃan mucho antes de que se proclamara la crisis. En tiempos que nadie se manifestaba por ellas. TodavÃa recuerdo la dignidad de Ana. Viuda. Con una mÃnima pensión. Con su cocina chiquita sin nada que cocinar.
Pero esto va de la instrumentalización de un suceso. Se puede señalar al Partido Popular de aprovecharse de la vulnerabilidad de las vÃctimas para que no se derogue la prisión permanente revisable en el Congreso, pero no a Podemos de utilizar la muerte del mantero senegalés cuando al calor de los disturbios ha registrado una proposición de ley para despenalizar la venta ambulante. Vuelta al doble rasero.
Porque una cosa es qué le ocurrió realmente a Mame Mbaye y lo qué sucedió después. No hay ninguna prueba de que Mbaye muriera durante una persecución policial. ¿Y si hubiera ocurrido por ello? ¿Es una excusa para destrozar el barrio? ¿Para lanzar sillas a los antidisturbios que protegÃan a los municipales a los que querÃan linchar? ¿Y quemar contenedores? ¿Acaso los que vivimos por el centro no hemos sido testigos en más de una ocasión de la huida de manteros por calles adyacentes a la Puerta del Sol? ¿O no lo sabÃan los que antes de llegar a la alcaldÃa del cambio convirtieron el kilómetro cero en el pulsómetro de la indignación? Llevan casi tres años en el poder para no enterarse.
Las imágenes emitidas en Al Rojo Vivo demuestran que los agentes de la PolicÃa Local actuaron de una forma ejemplar tal como contó ABC: «Lo único que intentamos fue salvar la vida al chico». Tres policÃas locales con la supervisión de un cuarto intentaron reanimar una y otra vez a Mbaye tras caer desplomado al sufrir un infarto de miocardio. Nada que ver con el comunicado de la Asociación de Inmigrantes Senegales que afirmaron que «su compañero intentó ayudarle ante el desfallecimiento, pero la policÃa se lo impidió, excusándose con esperar al Samur. La ayuda era posible, pero aún asà las fuerzas del Estado decidieron esperar, propiciando su muerte». Mentira como demuestran las imágenes. Era una excusa para gritar: «¡Fuera PolicÃa de nuestros barrios!». Espero que nadie les oiga.
También cargan contra los medios que acusaron el sábado 17 de marzo de manipular a Podemos porque dieron en sus páginas webs una información sin contrastar el jueves 15 de marzo. En un primer momento se contó que un mantero habÃa sufrido un infarto tras una persecución policial desde la Plaza Mayor según fuentes de la Jefatura Superior de PolicÃa de Madrid. SÃ. Pero al dÃa siguiente un destacado simpatizante de Podemos como Juan Carlos Monedero hacÃa campaña en medio del barrio rodeado de senegaleses diciendo que «nadie debiera morir por intentar ganarse la vida. Desde Lavapiés. Que no enfrenten a pobres contra pobres». ¿Eso no es manipular una información? ¿O que tiene que ver la muerte de Mbaye con «el sistema capitalista» y la «xenofobia institucional» que apuntaba la concejal de Ahora Madrid Rommy Arce? ¿Todo fue por «ser negro, pobre y sin papeles»?
A Lavapiés le hace falta limpieza, un plan de ayuda a la integración para los inmigrantes, más seguridad en sus calles y menos soflamas.
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