¿Cómo reacciona un pijo de manual a la perdida de su entorno social? ¿Cómo sobrevive el hijo de un ministro del PP acusado de corrupción cuando todos le abandonan? ¿Qué siente al convertirse en un apestado? Bosco, sin principios, un auténtico gilipollas, le echa cara. Cuando salta la noticia de la detención de su padre y llega al chalé familiar en una urbanización de lujo, donde están haciéndoles un escrache, no duda en coger una pancarta y gritar más fuerte que nadie: «¡Chorizo! ¡Asesino!».
Selfie es un retrato descarnado e hilarante de la actualidad polÃtica en clave de sátira realizado como un falso documental durante las pasadas elecciones generales. VÃctor GarcÃa León da en la clave al unir en una pinza al PP y a Podemos, mostrando las contradicciones tanto a la derecha como a la izquierda, esa que «no consigue ni reventar el Gobierno». Más que el camino del samurai que emprende el protagonista cuando lo pierde todo, son las andanzas de un pijo pepero, de Majadahonda a Lavapiés, que se redime convertido en el lazarillo de una podemita ciega, hasta engancharse a ella, tanto por sexo como por supervivencia.
Cuando te quieres dar cuenta, te has dejado arrastrar por esa cámara indiscreta que lo graba todo, sin pudor, provocando escenas de vergüenza ajena. Te haces adicto a los pasos de Bosco, que se mueve con igual soltura en un mitÃn del Partido Popular como coreando «¡Sà se puede!» en Vistalegre, recordándome la anécdota que me contó el sobrino de Manuel Fraga. Durante el mÃtico 15-M fue hasta su centro neurálgico para ver cuál era el ambiente reivindicativo que se respiraba en la Puerta del Sol, cuando todavÃa era senador del PP. Terminó subido en el escenario con un altavoz, animando a los allà congregados contra la vieja clase polÃtica a la que él pertenecÃa.
La pelÃcula que ganó en Málaga el Premio de la CrÃtica es absolutamente creÃble, a pesar de algún que otro detalle irreal. Aunque te embarguen, no se llevan los muebles, y puedes vivir en tu casa. O inverosÃmil con los tiempos de la Justicia, salvando que un juez puede dictar prisión provisional por riesgo de fuga o destrucción de pruebas, desde que salta un caso de corrupción hasta que se juzga y hay una condena, pasan los años y los años.
Selfie es puro humor negro, que provoca carcajadas de incredulidad.
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