«Me los voy a follar a todos», repetía Don Vito a sus más cercanos antes de empezar su confesión en el juicio del caso Gürtel. En esa expresión que tanto le gusta usar, se le olvido señalar que también se iba a joder él mismo.
Él que alardea de una «memoria privilegiada», en una sola mañana tiro por tierra su relato novelado, sacando su verdadero yo cuando respondió a las preguntas de su letrado, Juan Carlos Navarro. «¿Esas son las de Bárcenas?», repetía crispado, mostrándose impaciente por volver a la carga contra el extesorero del Partido Popular. «Cuando se encuentra seguro, se cree que es el rey del mambo. Le puede la soberbia y se lía», me cuenta uno de los acusados presente en la sala.
Todo en Correa es pura contradicción. Se despidió el viernes asegurando que contestaría a la acusación popular de los socialistas valencianos, para decir ahora que su abogado le recomienda que no lo haga. Si tuviera que declarar otro día más, podría contar una tercera versión de los hechos, matizarlos o enredarlos. «Correa cambia de opinión cada cinco minutos. Es impredecible», asegura un conocido.
Le ha llamado la atención el presidente de la sala, Ángel Hurtado; ha descalificado a Navarro –otro hubiera dejado su defensa–; se auto preguntaba, y daba explicaciones de temas que ni se habían planteado durante la vista. «Estaba cabreado después de ver los programas del fin de semana», me comentan.
Su objetivo: guardar la manta para liársela en la cabeza. Así recordó que no ha sido «amigo del señor Aznar nunca. Yo trabajaba para él, me miraba, me sonreía y punto». Ha matizado que tenía una «buena relación con Agag», pero que tampoco ha sido «íntimo de Paco Cascos». Aunque explicó que coincidió en un viaje de negocios con sus respectivas parejas en Turquía.
Si quería atenuar algún año de los 125 que le piden como condena, no será porque su estrategia haya sido la más acertada. Ha corroborado iniciales y negado otras. Le ha quitado importancia a las grabaciones de Peñas por la mañana, para luego reconocerlas por la tarde. Ha cargado contra Bárcenas, pero le ha descargado de los delitos de «Luis el cabrón». Sin aportar pruebas ni señalar adjudicaciones ni obras ni fechas de esas comisiones cobradas al 3%.
«Aquí hay muchos que tienen más importancia y ya no están en la causa, como Plácido Vázquez, secretario de organización en UCD, pasando por secretarios de Estado, directores generales… Lo que sí te puedo asegurar es que no ha tenido negocios con Cascos. Si alguien se hubiera atrevido a pedirle una comisión, lo saca por la ventana del despacho».
Desde que relató la falta de «química» con Mariano Rajoy, junto a las palabras de Ángel Hurtado de que «aquí no estamos para enjuiciar al Partido Popular», por mucho que Correa tuviera una «tarjeta especial y no pasaba por el escáner, entrando directamente por el parking, como los miembros de la Ejecutiva del PP», el caso Gürtel en sus primeras sesiones le quita un peso de encima a Génova 13.
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