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Blesa, otro de los hombres de Aznar

Blesa, otro de los hombres de Aznar
Marisa Gallero el

 

Miguel Blesa fue otro de los hombres de Aznar que sabía demasiado. Desde los inicios del Partido Popular, que nació del Congreso de la Refundación, fue consciente de cómo se financiaba el Partido Popular, en los tiempos que Manuel Fraga hacía campaña para la Xunta de Galicia, meses antes de que estallara el caso Naseiro y muchos años antes de que arrancara Gürtel.

Así lo ratifico Luis Bárcenas ante el juez Pablo Ruz en la Audiencia Nacional. «Las donaciones las recibían el presidente y el secretario general, que se las entregaban al tesorero, que además gestionaba con empresarios aportaciones para el PP. A esos efectos se constituyeron tres sociedades: Ibérica de Firmes, Videosoluciones y Ediciones Conosur, para facturar a las empresas que aportasen donativos».

Cuando Naseiro da de bruces en los calabozos en la Semana Santa de 1990 por el caso de financiación irregular, el despacho de Blesa fue quien se hizo cargo de la liquidación de las tres sociedades que se habían utilizado como tapaderas. «Cuando Naseiro dejó de ser el tesorero del partido, se me dio automáticamente la instrucción de liquidar las sociedades. Se pasó la documentación que había al despacho de Miguel Blesa para que le diera una solución, y se materializó en la notaría de Félix Pastor. Los balances y las cuentas de resultados que se aportaron en el correspondiente impreso de declaración a Hacienda no guardaban concordancia con nada real. Las sociedades tampoco tuvieron mucha actividad y los pagos se hicieron en efectivo».

Amigo de José María Aznar desde 1978, cuando accedieron a las dos plazas vacantes de inspectores de Hacienda de Logroño. En sus Memorias, Aznar relata la anécdota de cómo se jugaron a cara o cruz qué piso sería para cada uno: «Nos pusimos a buscar casa y muy pronto encontramos dos pisos en el mismo edificio en el centro de la ciudad, en la calle de San Antón, esquina con Gran Vía. Uno tenía mejores vistas que el otro. Como Miguel Blesa y su mujer, María José Portela, también estaban buscando piso, decidimos tirar una moneda al aire para ver quién se quedaba el mejor. Tuvimos más suerte nosotros». En 1996, a instancias de Partido Popular, con Aznar de presidente del Gobierno, se le propuso para la presidencia del Consejo de Administración de Caja Madrid y se aprobó su nombramiento.

Blesa tenía en la mirilla judicial varios frentes abiertos por su etapa como presidente de Caja Madrid entre 1996 y 2010. La condena de seis años de prisión por las tarjetas black recurrida ante el Tribunal Supremo, el juicio por delitos de malversación de caudales públicos de la entidad integrada en Bankia en la Audiencia Nacional, además de la pieza separada por las preferentes. Y otra en Plaza Castilla junto a Ildefonso Sánchez Barcoj por un delito de administración desleal derivado de los sobresueldos irregulares.

A Soto del Real fue por otra causa actualmente sobreseída. El juez Elpidio José Silva, recusado, lo envió a prisión por supuestas irregularidades en la compra del City National Bank de Florida. Blesa ocultó que fraccionaba la compra para saltarse los controles internos de su empresa, aunque el consejo no detectó que faltara el dinero. Los 100 millones seguían en Bankia.

Esos días que pasó entre rejas, Blesa que tenía planeado casarse, no se puso el esmoquin, sino el chándal. Unos amigos íntimos de Aznar le ayudaron a pagar los 2,5 millones de euros de la fianza. Y consiguió que antes condenaran al juez que instruía su caso a 17 años de inhabilitación por prevaricación, por hacer una «causa general» contra él.

Sus secretos y silencios, más allá de lo descubierto en los 8.777 correos electrónicos que envió, se han ido con él.

 

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