Los franceses fueron artífices de la moda en el siglo XIV cuando, tras la aparición de la burguesía, la sofisticada aristocracia se puso en alerta y comenzó una carrera sin fin para diferenciarse de los advenedizos: se crearon emblemas, escudos e iniciales. Se usaron telas nuevas, colores imposibles y todo tipo de treta cambiante para que los “nuevos ricos” no “captaran” a tiempo los codigos secretos de pertenencia a la élite. No ha cambiado mucho la historia.
Las suelas rojas han sido motivo de juicio en Francia durante 18 meses, en un caso en el que Christian Louboutin y Saint Laurent se han disputado el derecho a usar este color en sus suelas y tacones. Al final, Louboutin ha salido victorioso. La misma disputa entre Louboutin y Zara, acabó a favor de don Amancio, porque el tribunal decidió que era imposible confundir el escarpín de suela roja de 49 euros de Zara, con la obra de arte de más de 700 euros del maestro Louboutin. Pero… ¿tiene realmente derecho Christian Louboutin a usar en exclusiva una identificación que ya Luís XIV en su día puso de moda?
Luís XIV, el Rey Sol, era un hombre valiente, bajito, anchote y ligón. Comenzó su reinado con solo 4 años. Se veía a sí mismo como el centro del mundo y probablemente lo era. Se lucía en cameos permanentemente: en los cuadros de Versalles, en las esculturas de dioses y héroes e incluso en el papel de astro solar en una obra de teatro. Decidió autodenominarse Rey Sol.
Presumido él, se hacía enormes pelucas para aumentar de estatura y cubrir su calva, se vestía con ropa espectacular y usaba tacones más altos de lo normal. En la época, para distinguir al campesino del noble, se idearon los tacones claros, que mostraban si el “usuario” había tenido que mancharse con las labores del campo. Los tacones rojos que usaba Luís XIV eran una señal suprema de señorío.
Louis XIV reinó durante 72 años, ganando guerras y fastidiando a españoles y holandeses, entre pelucas, tacones y lunares falsos. Su corte de nobles – al copiarle en todo – gastaba la intemerata, mermaba su poder económico y se distraía, evitándose así posibles revueltas como La Fronda. Las amantes de Louis XIV se convirtieron en verdaderos iconos de la moda, imitadas y veneradas. Con tanto francés usando tacones rojos ya entonces, ¿A qué viene cederle la propiedad intelectual a Louboutin? ¿No le corresponderían los derechos más bien – y en todo caso- a los descendientes de Luís XIV? Y por vía directa de los Capeto -a través de Felipe de Anjou – al Rey Don Juan Carlos?
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