En 1936, dos pasteleros abrieron en Milán Sant Ambroeus, no muy lejos del Teatro de La Scala. Se trataba del nombre del santo patrón, Saint Ambrogio, pronunciado al estilo milanés.
Ahora, presentes ya en Nueva York con varios restaurantes – y en Palm Beach- , se han convertido en un clásico de la Gran Manzana, a donde llegaron en los años 80.