Nicola Lococo ha tenido la osadía, con el editor Yago Gallach como cómplice, de perpetrar un libro de ajedrez con el título y el ‘praefatio’ en latín, este último traducido en las páginas finales. ‘Sententiae in ludum latrunculorum’ es una recopilación de frases de diversos maestros y autores, incluidos los dos citados, que se lee en un suspiro y cuesta menos que una copa.
‘Sententiae…’, editado por El peón espía, es un libro desmitificador, muy crítico con los tramposos y cargado de ironía. El profesor Lococo ya ha visitado este blog con obras anteriores, como ‘Aprende a hacer trampas al ajedrez’, ‘El libro de los mates’ y ‘La lógica de las aperturas contada con sencillez’.
No todas las sentencias que recopila Lococo van a misa y alguna hay que se escapa de la corrección académica, como cuando dice que ‘No hay libro bueno de ajedrez para niños’. La frase, sin embargo, se puede compartir si el lector va más allá de lo evidente. Él lo hace constantemente. Lococo también desliza entre sus páginas una sutil pero firme línea editorial, que con frecuencia nada contra la corriente, como cuando se muestra partidario de que todo el mundo pruebe el ajedrez, pero como asignatura obligatoria, no lo ve «ni en la cárcel».
Si el autor nos lo permite, compartimos también algunas de sus citas, muchas de ellas profundas, divertidas y capaces de hacernos reflexionar, lo que en algunos casos tiene verdadero mérito:
–La mitad de la partida se juega en el tablero. La otra mitad, en la cabeza.
–Aprendemos de las derrotas. Pero enseñar, lo que es enseñar, enseñamos las victorias.
–Los malos no deben jugar buenas aperturas.
–Dejé de jugar al ajedrez cuando mi nivel fue lo suficientemente alto para apreciar lo malo que era.
–El ajedrez desarrolla la inteligencia, pero no la crea.
–El ahogado es un zugzwang con final feliz.
Y terminamos con un refrán inventado, que los principiantes deberían recordar y aplicar: «El mate del pastor, si no te lo dan, mejor». Justo ese es el origen de muchas de las máximas inventadas o reunidas por el autor: grabar a fuego en la memoria de sus discípulos enseñanzas que con palabras más rimbombantes serían más difíciles de retener.
Ajedrez