Es cierto que hay estudios de Sam Lloyd más complejos, pero entre los mates básicos, cuando la partida se aproxima a su final y apenas quedan unas pocas piezas sobre el tablero, el más difícil es el que se da con alfil y caballo contra el rey desnudo del contrario. Se han dado caos, sobre todo en situaciones de apuro de tiempo, en los que reputados grandes maestros eran incapaces de atinar con la fórmula correcta.
La colaboración entre las piezas es aquí esencial y se requiere del monarca una participación muy superior a la habitual. El alfil y el caballo, por sí solos, solo serían capaces de dar unos cuantos jaques, pero nunca el mate. En su contra juega la regla de las 50 jugadas. Si transcurren sin que se produzca ninguna captura o movimiento de peón (lo cual no va a ocurrir en este caso, como es obvio), la partida se declara tablas.
En México, Yago Gallach y yo conocimos a un maestro que aseguraba haber desarrollado un método distinto, fácil de enseñar, con el que hasta los niños daban dicho mate sin pestañear. Por desgracia, el jugador mexicano buscaba dinero a cambio de sus secretos y nunca llegué a conocer su sistema.
En internet hay muchos sitios y vídeos con los que aprender a dar este mate. Personalmente, me parece bastante pedagógico el de Deletang o «los tres triángulos», pero nada como ver en acción a Alexander Grischuk, quien lo ejecuta contra Sergey Karjakin en un torneo de rápidas con una facilidad pasmosa, en menos de un minuto. La velocidad es realmente impresionante, para cualquiera que haya probado a dar el mate incluso contra un principiante.
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